Pasaron las horas, la enorme luna se encontró encima de ellos iluminando la mansión y su jardín. Doloris como Samael esperaban fijando la vista al cielo mientras Tizne ya había sido advertida de tomar distancia. Ella estaba detrás de uno de los muchos montículos que funcionaban como cerca para el lugar, se sentó pacientemente en el césped mirando la luna como si también debiese recibir a alguien, eso lo hubiera deseado mucho, pero al parecer Metatron iba ser si primera y última visita; casi le dieron ganas de llorar porque sólo fue visitada por demonios, y nadie que le dé un consuelo o una buena noticia. La luna resplandeció un momento, hasta la chica cerró los ojos, y como una orden eterna, ella se propuso no voltear a ver a aquellos ángeles. Se recorrió más al montículo escuchando, pero como todo lo dijeron en voz baja no alcanzo a escuchar con precisión. Escondió su rostro entre sus rodillas porque al parecer ni eso puede recibir de parte de los celestiales... La luna volvió a centellar, y en confianza, ella se asomó: Doloris y Samael hablaron un momento, luego él extendió sus alas para irse volando del lugar. Tizne corrió hasta llegar a lado de su ama.
—¿Qué sucedió?
—Los ángeles no están seguros si debe o no volverse un ángel de nuevo, esperarán un tiempo para decidirlo.
—¿Y a dónde va?
—Donde no pueda oler el incienso —le sonrió, pero Tizne siguió seria, entonces ella tomó asiento en una banca invitándola a sentarse a su lado.
—¿Qué hay de ti?
—Niña... mañana me transformare en un humano —tragó saliva—. Los ángeles me prometieron que mi encarnación será breve, que mi cuerpo fallecerá pronto para volver al cielo donde pertenezco... y...
Doloris empezó a temblar, Tizne abrigó con su cuerpo el brazo derecho de la señora.
—No se asuste, no es tan malo, en esté época y en estas circunstancias no, y menos si yo la cuido.
—Gracias, Tizne, gracias —le regresó el abrazo recargando su mejilla en su nuca—. Nunca terminaré de agradecértelo.
La chica le dio palmadas a su enorme hombro. Su salvación ahora podría ser saldada, pero eso fue lo de menos. Fue un placer ayudarla antes y ahora no es la excepción..., si pudiera la ayudaría eternamente. pero no sería posible. La abrazó con más ganas imaginando como hubiera sido ser, en realidad, la pupila de Véhuia.
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La fama del dolor
FantasíaEl dolor ha encarnado en un monstruo, y quiere ser famosa. Una chica de catorce años es salvada, irónicamente, por el dolor encarnado. Por mandato de Metatrón (arcángel) debe ir a buscar a Doloris para detener sus planes caóticos al rededor del mund...