En el jardín, Doloris bajó el cuerpo de Tizne, sorbió sus mocos y puso su mano en la herida.
—¡Niña, por favor, no te vayas, quédate conmigo!
Alejó su mano extrayendo la munición levitándolo, y lo hizo aún lado. Rápido volvió a hacer un poco de presión en la herida mientras que con la otra mano tocó la cabeza de la chica, sus lágrimas tocaron su rostro.
—Tizne —la llamó sollozando, esperando a que responda—, Tizne...
Los huesos se reacomodaron, la carne se multiplicó rellenando los huecos faltantes, y como es de ley para la vida, el aire entró en la chica que no dejó salir su alma. Como recuperándose de un susto, Tizne colocó sus palmas en su propio pecho.
—¡Tizne! —la tomó para abrazarla y besar su cabeza—. ¡Dios mío, estas bien!
—Oh, Dios —dijo sin saber otra manera de expresar lo que ha pasado, pero siendo que se sintió tan sana como nunca, abrazó a Doloris una vez captó su atención—. Señora... ¡Señora, usted me salvo la vida!
—Otra vez —sorbió sus mocos mientras la ladeaba y secaba su mejilla restregándola en el cabello de Tizne.
—...Nunca terminare de pagárselo —la abrazó con mayor fuerza cerrando sus ojos.
—...Y —sollozó cada vez menos—, y como acto de bondad... ay no.
Doloris bajó a Tizne aunque sus manos acomodaron un poco su pelo, iba alejarlas hasta que la chica las tomó sonriente.
—¿Se dirigió a mi como "mi niña"? —dijo para bromear con ella, pero su mirada delató alago.
Doloris, impactada, reprodujo esa misma mirada, pero pronto soltó sus manos de las suyas como si algo en ella fuese mortal.
—Se supone que no debía hacer eso —cambió de tema mientras se ponía de pie.
—¿Qué? ¿Por qué? Ya lo ha hecho antes: salvar personas...
—Pero no curarlas con mi propio poder —vio sus palmas un momento... seguían negras y escamosas, sus garras largas y puntiagudas—. Me lo han prohibido. ¡¿No lo entiendes?!
—... —en realidad no entendía, ¿Qué esperaba ella si nunca le contó aquel secreto tan sagrado? ¿Quién se lo prohibió? Pero sin saberlo ya temía por ella, por la humanidad—. ¿Qué va pasar?
Doloris, como para afirmar su forma o su presencia, tocó su rostro y sus cuernos. Tizne se lo había estado preguntado desde los meteoritos ¿Quién es ella? Y viendo detenidamente sus cuernos recordó que siempre estuvo consiente de que es posible que sea un demonio, aunque eso nunca la aterro, ella podría escuchar una confesión así y ella no cambiaría su modo de verla... Un demonio no ayudaría a un ser humano sin un trato, pero ella tal vez sea un demonio diferente. Tomó su codo (porque su mano estaba ocupada revisando su cabeza).
—¿Hay algo en que pueda ayudarla?
—... ¿Tú?
Doloris se apartó un poco volteando a ver a todos lados. Tizne buscó con la mirada lo que alteraba a su ama, y por no haber encontrado nada se había molestado.
—¿Y ahora qué le pasa?
—Nada —la tomó de los hombros—. Hay que entrar a la mansión... Una semana de cuarentena no nos vendría mal, digo...
—¡Ya, es todo! —sacudió las manos—. ¡¿Me puede decir que está pasando?!
—¡Algún día tecontaré, pero no ahora! —la empujó un poco a la entrada—. Ahora ve, que me da pendiente.
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La fama del dolor
FantasyEl dolor ha encarnado en un monstruo, y quiere ser famosa. Una chica de catorce años es salvada, irónicamente, por el dolor encarnado. Por mandato de Metatrón (arcángel) debe ir a buscar a Doloris para detener sus planes caóticos al rededor del mund...