Capitulo treinta y siete.
Cassandra
15 de mayo, 2017.
—No me gusta cuando las mujeres andan con rodeos—veo a Alessio negar—. En plan, "tu deberías saber lo que me pasa", pues no, yo no lo se. Adivino no soy y tampoco fui bendecido por una gran intuición. Así que, si alguna vez tienes algún problema o algo, solo dilo.
No puedo evitar sonreír mientras asiento a sus palabras, veo a Alessio escribir lo que dijo en la tercera hoja que llevábamos en estas horas encerrados en su habitación, mientras tomo un bocado de la cena que nos han traído antes de tomar las hojas y pluma que me tiende.
—Me irrita cuando una de las pide hacer algo y lo hacen por obligación, encima de mala gana. No, si no lo quieres hacer, me lo dices y punto. No tengo porque aguantar que me arruinen mis planes, solo porque no quisiste hacerlo desde el minuto uno.
—Entiendo—anoto lo que acabo de decir antes de pasarle nuevamente todo a él, tomo un poco de jugo mientras lo veo pensar—. Trabajo mucho, todo lo que llevo me toma horas de mis días y con el tiempo algunas lo notan tedioso y lo señalan como abandono. No, que no te dedique las veinticuatro horas de mi día, no significa que te descuide. Sino que estas con alguien que tiene la responsabilidad de tener miles de empleados y proyectos.
—No puedo creer que te haya pasado algo así—murmuro asintiendo, lo escucho bufar antes de que plasme su punto, noto la gran lista que estamos haciendo y que poco a poco nos cuesta seguir más—. Tengo muy mala reputación. Yo mañana podría pararme junto a un hombre y ya dirán que te engaño, que soy amante de dicho sujeto, que nos vemos furtivamente y mil cosas más—suspiro—. La presa amarrilla es así, lo entiendo, pero no me gusta que me lo pregunten o me comenten la situación, eso solo significa que dudan de mi—garabateo mi último argumento—. Esto es todo para mí, no tengo otra cosa que agregar—digo pasándole las cosas.
—A mi me quedan dos—me dice antes de darle un sorbo a su copa—. No me considero promiscuo, pero he tenido un número considerable de mujeres, se que eres consiente de eso—agrega—. Pero es molesto cuando ellas aparecen tal arpías y dejan su veneno entre nosotros, porque entonces aparecen las inseguridades, recriminaciones y problemas. Ellas son mi pasado, tu mi presente. Tuve algo con ellas, pero por algo ya no están en mi vida y tu sí. No creo que tengas algún problema de esto, pero quería dejarlo claro, si hacemos esto, debemos tener claro que nada del pasado tiene relevancia.
—Gracias por decirlo.
—Y lo último—me mira fijo—. Eres alguien con quien podría decir que pasare muchos años de mi vida, pero si en algún momento esto no está funcionando para ti, quiero que lo digas, necesito saber que lo harás.
No puedo evitar enternecerme con sus palabras. Oh Alessio, si supieras.
* * *
16 de mayo, 2017.
—Mientes—acuso sin poder dejar de reír.
—Mira—Alessio deja de pote de helado sobre la cama antes de incorporarse y pararse.
Me incorporo abandonando la calidez de las colchas mientras lo veo retirarse su remera, una parte de mi palpita y quiero evitar pensar en eso mientras Alessio gira a mostrarme su trabajada espalda.
—Wow—no salgo de mi asombro viendo su cintura baja, unas letras pequeñas están plasmadas en su piel en algún idioma que no logro reconocer—. Nunca creí que tendría uno—comento.
—Fue una apuesta—dice girándose a verme—. Y era demasiado joven como para no cumplirlo.
—¿Qué dice? —pregunto notando como no toma su remera y vuelve a tirarse a mi lado así.
Mierda.
—Tiene muchos significados, pero el más conocido es "Familia", lo otros ya van como Unión, Lazos y así—explica volviendo a tomar su postre, sigo con el mío—. ¿Tu solo tienes esos? —sigo su mirada a mi brazo.
—En parte—pienso en los demás—. Tengo el nombre de Demitrius en mis costillas y su fecha de cumpleaños, el tiene el mío—sonrió recordándolo—. Lo hicimos cuando éramos adolescentes y fue nuestro oscuro secreto durante años. Tengo una estrella en mi abdomen bajo y un corazón detrás de mi oreja—se lo intento mostrar—. Es el típico, "Escucha a tu corazón" —sonrió—. Pero nada más—me centro en sus bonitos ojos mirándome con profundidad—. ¿Perforaciones? —suelto ganándome que me alce una de sus cejas.
—Ninguna—responde enseguida—. ¿Tu?
—Aros—vuelvo a señalar mis orejas—. Tenia uno en el ombligo, pero lo quité cuando supe lo del embarazado—pienso—. Y supe tener perforados mis...
—¿Pezones? —termina cuando ve que señalo dicha zona.
Asiento y me da una sonrisa mientras toma mi pote vacío y el suyo para dejarlo en la mesilla de luz. Alessio se recuesta a mi lado, mirándome.
—Sufrí miopía y astigmatismo, pero las lentillas llegaron a molestarme así que me sometí a una corrección.
—Por dos años tuve que ir a un especialista para que me ayudara a modular bien.
—Ninguna alergia.
—Conejos—digo la mía—. Tuve uno escondido de niña, al mes lo descubrieron por mis manchas.
Guardamos silencio procesando la información que acabamos de obtener, era una buena forma de conocer de una vez a alguien. La lista repleta de cosas que queríamos evitar entre nosotros descansaba a los pies de la cama, próximamente se guardaría en algún lugar privado.
Despejo mi mente cuando mi mirada se centra en la elevación de mi abdomen. Aunque no era un vientre gigante, amaba mi pequeño abultamiento, poco a poco se hacia sentir más.
—¿Crees que nos siente hablar? —pregunta Alessio viéndome mientras mis manos acarician mi vientre.
—Dicen que sí. Estoy en la etapa donde debería moverse, a veces creo que lo hace, pero no sé, nunca tuve un bebe moviéndose—cuento.
No recibo respuesta y antes de que pueda volver a hablar, Alessio se incorpora sobre la cama, me sorprende sentirme nerviosa mientras se posiciona a la altura de mis piernas. Una mirada de duda cruza sobre su rostro antes de que sus manos aprisionen las mías. Su piel caliente sobre mis manos frías hace una diferencia. Sigo sus movimientos mientras recorre toda la extensión de mi elevación. En algún momento nos detengo para descubrir mi piel y me siento temblar cuando sus manos tocan directamente mi vientre piel a piel.
Una tierna sonrisa adorna su rostro mientras acaricia lentamente el lugar donde albergo a su bebe. Me relajo visiblemente y solo me entretengo viéndolo, Alessio se veía muy tierno así. Me quedo quita cuando lo veo bajar lo suficiente para quedar muy cerca de mi vientre.
—Hola pequeña—un cosquilleo me recorre cuando sus palabras chocan contra mi piel—. Estas creciendo mucho aquí—me emboba el hecho de que su voz se bañe en un gran acento italiano—. Espero te portes bien hasta que se el momento de conocernos.
—Eso suena a que le estas diciendo que luego se porte mal y no queremos eso—señalo divertida.
—Siendo hija de quien eres, no creo que te portes muy bien—tiemblo cuando deja un suave beso en mi vientre.
—Si saca algo de ti ya tendremos problemas—comento—. No eres lo que se dice un ángel.
Mi comentario logra que enseguida tenga que ver a un Alessio arrodillado sobre la cama viéndome desde arriba, el hecho de que su torso esta al descubierto, su cabello levemente despeinado y me vea divertido, ocasiona cosas en mí.
Mierda.
—¿Qué dices? —su pregunta sale mas como un bajo murmullo—. Si soy todo un ángel.
Quiero definitivamente contradecir algo, pero no logro hacerlo puesto que enseguida Alessio acorta nuestra distancia y pone sus labios sobre los míos.
Ay.
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Quiero Negociar |DS#2|
ChickLitDos personas tan diferentes como semejantes, polos opuestos unidos en una sola dirección: Odiarse. ¿Qué puede llegar a suceder? Fiesta, bebidas y una noche apasionada te lo dirán. "Disculpe señor, quiero negociar"