Capitulo treinta y ocho | Mia

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Capitulo treinta y ocho.




Alessio




16 de mayo, 2017.





Disfruto del suave suspiro que va soltando Cassandra a medida que mis besos van abandonando su rostro y se dirigen a su cuello, noto su piel completamente erizada a medida que mis manos van cobrando confianza para tocarla.






En algún punto creo que ambos abandonamos las inhibiciones lo suficiente para que ella se alce un poco y sus manos recorran mi torso. La suavidad de sus manos me recorre cada tramo de mi pecho, detengo mis besos en su piel y me deleito viendo como sus ojos brillan siguiendo el recorrido que hacen sus manos en mi.





Su mirada poco a poco se torna necesitada y antes de que pueda perderme en como apresa su labio entre sus dientes, noto la descarada introducción de una de sus manos entre mis pantalones. No pierde su tiempo en rodearme y empezar a acariciarme, no tardo nada en responder con entusiasmo, la dejo hacer mientras intento deshacerme de su casi blusa, que en algún momento dejo de su cumplir su función de cubrir.





—Te quiero completamente desnuda—digo cuando cierta parte de mí ya está completamente erecta de tanta atención.


 


Noto la picardía en sus ojos antes de que saque su mano de ahí. La sigo con la mirada mientras abandona la cama, el movimiento del balanceo de sus caderas tiene por completo mi atención, noto que se para a una distancia prudente para darme una gran vista.





Lo primero que desaparece es su blusa, creo que la deja caer en algún lado del cuarto, no estoy seguro, lo único que se es que no dejo de verla. Amaba a una mujer segura y frente a mi tenia a una que sabia muy bien lo que valía y lo que causaba. Me tiene loco el hecho de que sus senos estén apresado en un bonito brasier que no cubre lo suficiente, el balanceo que dan a cada uno de sus movimientos la hace ver completamente sensual.





Sus caderas son acariciadas por la tela de su pantalón antes de que este deje de cubrirla. Las pequeñas braguitas grises acompañan al brasier y al igual que este, solo logra hacerla ver malditamente hermosa.





No me pierdo la sonrisa que me da cuando dejo libre mi erección y me toco mirándola. Sus ojos brillan de deseo viéndome subir y bajar por toda mi extensión, desde donde estoy noto como en sus senos poco a poco se marcan sus pequeños pezones. Noto la gran respiración que toma antes de alzar su barbilla en un gesto a mi dirección, la mirada altiva que me da solo me pone mas duro.





Capto su mensaje y antes de dar algún paso a su dirección me deshago de mis pantaloncillos y boxers juntos. No tenía complejos con mi cuerpo, sabia lo que mostraba, pero mientras me encaminaba a ella y veía como su mirada me devoraba de pies a cabeza, me sentí malditamente un dios.






No pierdo tiempo en palabras antes de apresar su nuca y presionar mi boca a la de ella. Nada en ella es ruda, pero la suavidad con la que seguía mi demanda me encantaba. Recorro tanto como puedo y aun así no es suficiente, al momento en que soy obligado a dejarla soy consciente de lo hermosa que se ve con sus labios completamente rojos y su respiración agitaba, viéndome en completo placer.





Creo que volverá a besarme cuando se me acerca sin embargo noto que va directo a mi oído, su respiración me hace estremecer.






—Dicen que la perdición de un hombre, es una mujer a sus pies, ¿Quieres probar? —la voz baja y cargada de excitación es suficiente para hacer que mi cuerpo reaccione.





Cass se aleja lo suficiente para darme una mirada, sin apartar sus ojos de los míos noto como baja hasta quedar de rodillas frente a mí. Y maldito sea dios por crear una perfección como ella.






La mirada burlona que me da al igual que la pequeña porción de su lengua que sale a humedecer sus labios es mucho para mí. Sus uñas trazan algún recorrido en mis piernas hasta posicionarse sobre mis rodillas. La sensualidad de sus movimientos mientras se alza hasta quedar a la altura de mi erección no se me pasa desapercibida.






Creo que tiemblo cuando repentinamente la punta de su lengua sale a probarme apenas un poco. Una sonrisa adorna su rostro mientras alza sus ojos a mí, Cassandra. Era una maldita bruja que me haría su muñeco, esa promesa en sus ojos era más que clara.






Logro dar una profunda respiración antes de que su boca caiga sobre mi y quede sobre mi punta, la humedad de ella me hace jadear, no pierde el tiempo para jugar con su lengua y chupar.





Intento pensar en mil cosas mientras su boca sigue atacando una y otra vez el mismo lugar, creo que jadeo cuando me suelta de repente, no debo ver mucho notando la humedad en mí y en su boca. No vuelve a mirarme, pero la manera en que una de sus manos deja de sostenerla en mi y se pierde entre sus piernas, me hace temblar.





El próximo asalto me toma desprevenido, un gemido bajo de escapa de mi cuando intentan tomar toda mi extensión dentro de su boca. Me pierdo en la cuarta vez que lo intenta notando la calidez que pronto me da su garganta.





Dios.





Era malditamente buena.





En algún momento noto que mis manos apresaron su nuca y la empuja a mí, unos gemidos ahogados chocan contra mi mientras entro y salgo de la humedad de su boca. Toma todo de mí y me hace jadear, traga, moja y sorbe dándome el mejor placer que puede haber.





Me deja hacer y aun perdido entre mi placer, me complace y asombra su aguante, salgo repentinamente de ella haciendo que produzca un sucio sonido soltándome, cuando noto que mi placer está llegando más allá de lo que debería.





La imagen de sus ojos aguados viéndome, mejillas sonrojadas, su pecho subiendo y bajando, su mano metida entre sus piernas, labios entre abiertos y su barbilla goteando algo de saliva a sus senos, era una maldita perdición para mí.





Se veía hermosa.





Y malditamente mía.





—Levanta—ordeno notando mi voz ronca, la ayudo a ponerse de pie y aunque noto su temblor, yo mismo me siento medio desequilibrado al caminar.





No abandono su cuerpo mientras camina directo a la cama, la calidez de mis manos la recorren y la detienen apenas llega al pie del colchón. Tomo sus manos apoyándolas sobre la cama, su trasero queda levantando dándome una bonita imagen. Quito su cabello a un costado y trazo un camino húmedo por toda su espina logrando que tiemble. Mis manos toman el pequeño trozo que cubre su intimidad y lo quita enseguida.





Mis dedos se pierden en la suavidad de su entrepierna completamente lisa, enseguida la calidez de su humedad que los empapa me hace sentir, acaricio su punto débil logrando que gima por lo bajo antes de encontrar su entrada. Dos de mis dedos prueban la calidez de su interior y quiero jadear por lo suave y cálida que se siente.




—Estas malditamente mojada—murmuro moviendo mis dedos dentro suyos.





La única respuesta que tengo son suaves jadeos que suelta mientras entro y salgo de ella. No me pierdo el detalle de sus manos tomando con fuerza la colcha de la cama mientras jadea.






—Quiero probarte. Ábrete para mi Cass—pido casi rogando logrando que separe sus piernas.




Abandono su calidez y tomando sus caderas, su firme trasero se siente suave entre mis manos, me arrodillo detrás de ella separando sus nalgas. La bonita imagen rosada y brillante de humedad que me recibe solo me hace doler sienta parte de mi entrepierna.




Salta de la sorpresa al momento en que mi boca da un suave rose, sin embargo, eso es lo único que hace antes de empezar a gemir una y otra vez, chupo, lamo y bebo de ella tanto como me es posible y aun así no me es suficiente.




Tan suave y dulce.





—Alessio—el susurro ahogado que da entre jadeos no me es suficiente, noto lo cerca que esta y aun así no logro detenerme mientras mis dedos van directo a acariciar su punto débil, mi boca acompañando el movimiento es demasiado para ella, el temblor que recorre sus piernas solo es el aviso antes de que la sienta temblar y gemir alto—. Dios.




Sonrió sintiendo su temblor, limpio y lamo tanto como puedo mientras se recompone y escucho que vuelve a respirar con normalidad. Abandono su calidez y enseguida me pongo de pie. Tomo su cintura mientras se incorpora, lo próximo que tengo es su jadeante rostro viéndome seriamente. No me pierdo el detalle de como su brasier se ha movido dejándome ver uno de sus rosados pezones.





Cassandra apresa mi boca con rapidez, nada en ella es lento o suave, la pasión que su cuerpo inspiraba era todo lo que ella daba. Parecía ser el maldito cielo. Me deja hacer cuando la aparto para recostarla sobre los pies de la cama.





Sus ojos no dejan de verme mientras se acomoda dejando sus piernas colgando, enseguida veo como alza ambas lo suficiente para poder sostenerlas con las manos detrás de sus rodillas.





Vaya, en mi maldita vida hubiera esperado que alguien en su estado se pudiera abrir así para mí.






Me centro su entrepierna notando lo humedad que esta, disfruto de su profunda respiración mientras me centro en acariciar y mimar su punto de placer el tiempo necesario. Quiero reír cuando Cass bufa demandando otro tipo de atención, sin embargo, continuo mi labor hasta que obtengo mis dedos completamente empapados y sus ahogados gemidos.





Me agarro de su cintura mientras roso su entrada humedeciéndome a mí mismo, en ese momento no puedo evitar pensar en lo erótico que se veía el hecho de que su leve abultamiento era por llevar a mi bebe, nuestra hija.






Entro en ella sin muchas pausas al momento en que alza sus caderas, ambos gemimos al mismo tiempo notando lo enterrado que estaba en ella. Salgo y entro un par de veces acostumbrándome a su embriagadora calidez.





Podría hacer esto toda mi vida.





La suavidad de su piel bajo mis manos, su rostro enmascarado de placer y yo mismo dentro de ella, dábamos una gran imagen que nunca borraría de mi mente. Estaba seguro de eso.






Empleo un ritmo que poco a poco aumenta ganándome varios jadeos de su parte, en momento noto como alza un poco sus caderas encontrándose conmigo. Me encargo de acariciar cada tramo posible mientras sigo el vaivén que poco a poco nos tiene sudorosos y cerca.






Cada sonido que escapaba de ella quedaba grabado en mí, Cassandra era la mujer más hermosa que podría haber tenido así. Y era completamente mía.






 
2/2Mente limpia y fresca como lechugas chisquiss jjaja

Quiero Negociar |DS#2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora