Capitulo once | Esperanza

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Capitulo once.


Cassandra


16 de diciembre, 2016.


—Es imposible—digo por segunda vez.


—Bueno los métodos anticonceptivos suelen fallar...


—Imposible. Adýnato.


—Nada tiene 100% de efectividad, salvo los métodos con intervención quirúrgica—mira la planilla—. Y usted no tiene ninguna.


—Eso no significa...


—Los análisis y la ecografía demuestran claramente todo. Aunque es temprano, no logro entender como presento síntomas...


—No son síntomas de embarazo—digo y el resignado doctor me mira como si fuera estúpida—. No puedo quedar embarazada.


Espero en silencio a que el desconocido doctor deje de verme como estúpida, mientras reconsidero porque no viaje directamente a ver a mi verdadera doctora, en Grecia. Y solo esa respuesta me hace saber porque estoy aquí.


—¿Qué le hace pensar eso?


—De niña tuve un tumor maligno en mis ovarios, fui tratada tarde, por lo que todo se expandió abarcando toda mi, zona reproductiva—intento explicar—. La radiación a la que me sometieron tan joven afecto en parte mi sistema. Cuando todo paso me dieron un 98,99% de imposibilidad—recuerdo el número exacto—. Ni siquiera puedo menstruar adecuadamente sin tomar pastillas que engañen a mi cuerpo—agrego—. La razón por la que vine y pedí los análisis y ecografía, fue porque siempre está la posibilidad de que el cáncer vuelva. Solo eso.


Espero pacientemente a que el doctor digiera toda la información mientras mis ojos recorren todo su consultorio, era uno de los más exclusivos en Londres, la tarifa que tuve que pagar previamente había sido absurdamente alta.


—Mire señorita Spyrou—hace una mala pronunciación de mi apellido, pero no se lo digo—. Hasta que no me dé acceso a su expediente médico, no puedo decirle mucho. Pero usted está generando hormonas de una mujer embarazada. La ecografía muestra todo lo que ya dije. No hay ningún error en todo lo que le dije, puede constatarlo con cualquier otro médico—indica—. Pero si lo va hacer, le aconsejo que se apure, si su cuerpo es incapaz de funcionar adecuadamente, como me dice, es posible que esto traiga consecuencias.


—¿Para mí? O para...


—Para ambos.


* * *


Miro en silencio la noche fría que cae sobre Londres. Aun con mi grueso abrigo mi piel esta fría. Rara vez solía subir a las terrazas de los edificios, pero lo hacía, la soledad, estar tan alto y en paz, me tranquilizaba como nada.

Quiero Negociar |DS#2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora