Capitulo cuarenta y cuatro.
Alessio
1 de julio, 2017.
—Deja de vigilar a tu mujer—volteo a darle un ceño fruncido a mi hermano cuando me pide eso.
—No la vigilo—replico y Alessandro sonríe ocultándose detrás de su copa.
—Estará bien, déjala hacer su parte en paz.
Quiero tranquilizarme con lo que me pide, pero aun así no puedo evitar dar furtivas miradas a la entrada. Los dos cuerpos de hermosas mujeres que están en ella es lo mismo que miro una y otra vez.
No deseaba que Cassandra tuviera mas problemas o malos momentos, y aunque muchos de ellos habían dejado de existir, había visto más de uno de los invitados señalarla mientras murmuraban cosas. Nadie nunca dejaría de señalarla. Nadie olvidaría todo lo que hizo.
Y eso me enfurecía, nadie más que Cassandra merecía estar en paz y feliz, y que me partieran veinte rayos si no lograría eso, aunque fuera lo último que hiciera.
—Definitivamente estas muy jodido—veo la sonrisa burlona de Aurellio—. Nunca creí verte tan pendiente de una mujer.
—Entiendo que el—señalo a Alessandro—. Haya sido obligado a venir, pero ¿Tu?
—Yo—se señala—. Estaba en la casa de el—señala a nuestro hermano—. Cuando lo obligaron y no me dio mucho tiempo a huir.
No puedo evitar reír atrayendo varias miradas de quienes nos rodean. No pasa mucho tiempo cuando varios hombres conocidos se nos unen para hablar de diversos negocios, noto como más de uno está muy interesado en mi próximo proyecto, sin embargo, guardo completa discreción al respecto.
—Anda Erick, olvídalo—pide uno irrumpiendo el parloteo de mi compañero—. Alessio no te dejara entrar a ese negocio.
—¿Por qué no?
—Todos saben que ya se cerró ese contrato.
Sonrió a sus palabras.
—¿No hay lugar para nadie más? —la pregunta es lanzada con fingido desinterés, pero enseguida noto como todos prestan atención a mi posible respuesta.
—Por desgracia es cierto, cerré el negocio apenas tuve oportunidad—respondo ganándome varias miradas resignadas.
—Es extraño—murmura uno de ellos—. No eres de los que se apresuran a la hora de los negocios.
—Tenía prisa en esto.
Muchos me lanzan miradas confusas antes de que vean como Aurellio alza su copa, señalando con uno de sus dedos a la entrada.
—Sera padre el próximo mes.
Un coro de "Ah" sigue cuando comprenden la situación.
—¿Te tomaras mucho tiempo? —me encojo de hombros.
—¿Sera una niña, no? —miro al hombre que pregunta, es mayor que yo, no conocido mío.
—Así es—responde Alessandro por mí.
—Espero que a la segunda tengas suerte—alza su copa en mi dirección antes de darle un sorbo, un silencio de extiende luego de sus palabras.
—¿Suerte? —repite Aurellio.
—No tienes hijos aun, pero cuando los tengas comprenderás que tener niñas es solo una inversión que puede salir mal. Aunque bueno, tu mujer no es desagradable a la vista—me aclara y cierro mis manos en puños—. No creo que corras con esa mala suerte. Sin embargo, los hijos heredan, son quienes importan.
Aun cuando se que todos los que me rodean miran al tipo con expresiones de sorpresa, sin apoyar sus palabras, no puedo vitar pensar en como ese mismo pensamiento llevo a Cass a tener la vida que tuvo. Por no ser considerada suficiente, ella tuvo que hacer mil sacrificios y, aun así, parece nunca acabar.
—¿Qué mierda dice? —me sorprende el arrebato de Aurellio cuando se acerca amenazantemente al hombre—. Mi sobrina—recalca tocando al hombre con uno de sus dedos en su pecho—. Sera una maldita buena mujer, no una puta inversión.
El aludido de una mirada de sorpresa a todos, notando que nadie se meterá, porque nadie comparte su mierda de pensamiento.
Miro con aburrimiento la copa en mi mano a medio llenar, mientras escucho el murmullo de fondo de como intentan dejar ir ileso al tipo. Miro mi muñeca notando que apenas fueron dos horas desde que llegue y falta muchísimo para irnos. El hecho de que Cassandra tuviera que recibir a todos, nos hizo tener que venir media hora antes de la apertura.
—...dejarlo ir? Ese tipo tiene algo mal en su maldita cabeza—alzo mis cejas notando la furia de mi hermano, vaya teníamos un tío sobreprotector—. Pensé que saltarías sobre el haciéndole tragar sus malditas palabras—me dice mirándome mientras acomoda su chaqueta.
—No necesito hacer un escandalo para hacerle tragar sus palabras—decreto haciendo notar mi frialdad en las palabras. Mas de uno se remueve incomodo con mis palabras.
Solo basta darles una mirada a mis hermanos para ver sus pequeñas sonrisas, sabían, al igual que yo, que nadie se saldría ileso de hablar mal con respecto al nacimiento de mi hija.
* * *
—¿Rumania? —repite Cassandra mirando con extrañeza a Jeremy—. ¿Qué hay en Rumania?
—Heredo una misión que perteneció a su abuela—respondo mientras sigo abrazada a su cuerpo, sintiendo su espalda en mi pecho.
—¿Viajas mucho para allá? —le pregunta.
—Últimamente si—ambos miramos extrañados a mí, muy sonriente, amigo—. Es un lugar muy privado.
Siento como Cassandra ladea su rostro a un lado, mientras mira con fijeza a mi mejor amigo. Varios de los invitados nos miran de vez en cuando y solo quiero gritarles que dejen de vernos así.
—Tienes esa mirada—suelta de la nada ganándose nuestra atención.
—¿Qué mirada? —pregunta Jeremy y yo estoy muy al pendiente de su respuesta.
—Estas muy feliz, tienes la mirada que Alessandro pone cuando ve a Danae—escucho asombrado sus palabras—. Estas interesado en alguien. Y Rumania tiene que ver con esa persona.
Miro con atención como mi amigo simplemente sonríe mientras corre su mirada a otro lado, al parecer eso si iba mas serio de lo que parecía. Jeremy camina hasta pasar mi lado y golpear mi hombro.
—Cuídala mucho Alessio.
Sus palabras me extrañan, y solo me quedo viéndolo mientras camina lejos de nosotros integrándose a la fiesta.
—¿Entonces, acerté? ¿Esta involucrado con alguna mujer? —pregunta con entusiasmo Cassandra mientras de remueve en mis brazos, quedando frente a mí.
—Posiblemente si—sonrió—. Aunque no creo que sea una mujer—alza sus cejas—. A Jeremy no le atraen mujeres—murmuro por lo bajo y ella entre sus labios antes de volver a darle una mirada a la espalda de mi amigo.
—Eso si no lo esperaba—escucho su susurro y sonrió.
Sostengo el cuerpo de Cassandra mientras continua la fiesta. A lo lejos puedo ver a mi hermano bailar y marear a su mujercita. Aurellio hace minutos abandono esta "tortura" luego del visto bueno de Danae. Todo iba medianamente bien, si sacábamos el hecho de que nadie se dirigía a Cassandra. Muchos llegaban a ignorarla y no era algo que nos molestara, aunque si era extremadamente frustrante cuando se acercaban a mí y hacían como si no existiera.
Mis nervios habían saltado las dos veces que la había soltado cuando se dirigía al tocador de mujeres. Había visto la mirada maliciosa de muchas de ellas abandonando el lugar luego de la entrada de ella. No se lo estaban haciendo nada fácil y solo quería mandar a todos al carajo por eso.
Aun así, aun sabiendo la hostilidad y desagrado que la rodeaba, Cassandra no había perdido su gran sonrisa y la felicidad de haber podido ayudar a Danae con esta actividad. Mas que nada, no dejaba de reír mientras se pegaba a mí. Éramos solo nosotros, solo nosotros los que verdaderamente importábamos.
Sonrió sintiendo la dureza de su vientre chocar contra mí, aun a pesar de todo, no había podido detenerme a pensar en cuanto tiempo había pasado desde que esta mujer había entrado a mi vida, cuanto había cambiado todo desde que la había conocido hace menos de un año.
Cassandra Sapphira Spyrou había destruido todo lo que se consideraba mi vida, para volver a formarla con ella incluida, y ahora, en semanas tendríamos a alguien más que vendría a destruirnos nuestra vida. Y crecería construyéndola de nuevo con nosotros.
—¿Quieres bailar un poco? —pregunto ganándome una brillosa mirada de su parte.
Sonrió mientras nos adentramos a la pista. Su suave y firme cuerpo se pega al mío lo más que le puede permitir su vientre. Sus ojos se quedan fijos en los míos mientras empezamos a balancearnos con la suave música que hay de fondo. Noto los indisimulados flashes que hay en nuestra dirección, pero los ignoro mientras sigo el paso.
Me siento único. Si. Esa es la sensación que me embarga mientras bailamos una y otra vez, sin parar, mientras no deja de verme con esa expresión tan plena. Esa es la sensación que amo mientras siento a nuestra hija entre nosotros.
Me siento el hombre mas afortunado y solo por tenerla a ella a mi lado.
Nos detenemos cuando ya Cassandra se encuentra jadeante de respiración. Eso no evita que su gran sonrisa siga plasmada en su rostro mientras nos alejamos de la pista.
—Gracias por hacerme feliz, Alessio—me sorprenden sus palabras y quiero contestar tan rápido como una respuesta es formulada en mí, pero sus ojos dejan de verme y quedan plasmado detrás de mi con asombro.
Sigo su mirada a la entrada y creo que sostengo el mismo asombro que ella mientras miro al recién llegado. El traje champagne combina con su claro cabello, pero solo veo su gran sonrisa mientras mira en nuestra dirección, más exactamente en Cassandra.
—Demitrius.
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Quiero Negociar |DS#2|
Chick-LitDos personas tan diferentes como semejantes, polos opuestos unidos en una sola dirección: Odiarse. ¿Qué puede llegar a suceder? Fiesta, bebidas y una noche apasionada te lo dirán. "Disculpe señor, quiero negociar"