Capitulo cincuenta | La familia

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Capitulo cincuenta.




Alessio




16 de agosto, 2017.




Retiro la manga del aparato mientras Cassandra se niega a verme a la cara. La pequeña pantalla del medidor automático marca números poco bajos y malos para una mujer que está en su estado. Su presión arterial estaba alta nuevamente, en las últimas horas había ido fluctuando de lo más bajo a lo más alto. No puedo evitar volver a mirar en dirección a la enfermera que en plena noche tuve que llamar, sus manos aún siguen programando el aparato que está conectado al vientre de Cass.


Un monitor fetal, para asegurarnos que, entre estas diferentes idas y vueltas, la pequeña no sufra en silencio. Las numerosas pulsaciones que marcaba era su corazón palpitante en el vientre de su madre. Era un recurso que claramente no debíamos tener en casa, pero la fecha aún no estaba cerca, signos inminentes de parto no había, así que internarnos en el hospital no era la solución más cómoda cuando aún la espera se haría larga.


Debía agradecerle a Julia que nos permitiera tener estos lujos en nuestra casa a nuestra privacidad. Claro que también todo se debía a la compra privada de máquinas que legalmente no debería poder comprar o de la atención de profesionales que por cierta suma de dinero se subían a mi avión privado dispuestos a viajar desde Londres a Italia. O de cualquier parte del país hasta nuestra casa.



—Sigue todo en orden—Anuncia Lorena volteando a vernos con una amigable sonrisa—. Esta pequeña se ha calmado al igual que su madre.


Agradezco mientras la veo retirarse de la habitación, Cassandra le dedica dos palabras suaves antes de volver a instalarse en su silencio crucial y poco saludable para mi mente.


Intentaba calmarme a mí mismo a cada momento que pasaba, pero la situación no era la mejor, de un momento a otro me vi con Cass en una crisis nerviosa sin poder calmarla y todo eso fue el desencadenante de tener que recurrir a profesionales para asegurarme que tanto ella como mi hija estuvieran bien. No podía culparla por reaccionar de esa manera, aunque si era algo que tal vez no debía haber tomado a la ligera.


Cassandra estaba al pendiente de todo lo que habíamos estado haciendo en estos días, sabía cuál era el camino que esperábamos que su padre tomara y como tal, lo hizo. Todo estaba saliendo como esperábamos y aun así ella tuvo la crisis. Me había confiado demasiado de ella, de su fuerza y estabilidad en su estado.


—Deja de mirarme así Alessio—Me acerco a su lado en silencio—. No pude evitarlo.


—Lo entiendo bellezza—Me dejó sentar a su lado contra el respaldar de la cama, enseguida sus ojos buscan los míos.



Tenía miedo, Cassandra estaba con miedo en cada terminación de ella. Y me sorprendía, este era un nuevo miedo que nunca antes, salvo al principio con nuestra hija, le había vuelto a ver en ella. No se sentía bien estar viendo sus hermosos ojos llenos de ese temor y angustia que la ahogaba.


—No deseo causarle ningún daño a esta bebé—Murmura dejando que sus manos vaguen por su vientre.


—Lorena dijo que todo estaba bien, no te aflijas.


—No nos engañemos—Pide suavemente volteando a verme—. Estoy estable gracias a todos esos calmantes que me inyectaron. Pero al menos descuido caeré.


—Cassandra...


—No quiero perderla Alessio—Mi pecho duele apenas escucho su dolor y desesperación—. No a ella, no a ellos—Niega repetidas veces logrando que sus hebras escapen del precario recogido que tenía—. Si yo, sabiendo todo, estando consciente de lo que pasaría, reaccione así. Imagínate Demitrius, él debe sentirse aún peor, sabemos porque Bastián saco su última jugada, lo quiere de vuelta y lo tendrá.


—No...


—Ninguno de nosotros se quedará con los brazos cerrados. No pido que entiendas, pero ella fue la única persona que tuvimos, que nos amó, cuido y protegido de todo y todos. Fue nuestra luz y guía, la mano que nos sostuvo mientras crecíamos en toda la mierda que nos rodeaba. No puedo soltarla ahora, no puedo.


Me deja rodearla con mi brazo pegándola contra mí, su respiración es algo agitada, pero nada que haga chillar a cualquiera de las máquinas conectadas a su cuerpo.


—Confía en mí amor—Pido besando su sien—. Confía en mí, yo la traeré para ti, te lo juro.


—Quiero creer Alessio, quiero con todas mis fuerzas confiar en tus palabras y solo esperar. Pero no puedo, el miedo es mucho más grande y me ahoga—Niega ocultando su rostro contra mi—. Necesito hacer todo lo que esté en mis manos para salvarla.


Intento pensar en palabras menos rudas de las que tengo disponibles para decir, pero no logro demasiado.


—No puedes hacer nada Cass, la solución sencilla es que Demitrius vuelva. ¿Quieres eso? ¿Quieres que tu hermano este nuevamente bajo el mando de tu padre? ¿Controlado? ¿Amenazado? ¿Sin ser feliz? —Detengo mis abruptas preguntas notando su cuerpo ponerse rígido entre mis brazos, no había sido suave—. Yo me encargare, si lo que quieres es tener a ella contigo, la tendrás—Afirmó.


—Suenas seguro.


—Porque lo estoy—Suspiro estrechándola con mis brazos—. Esa mujer no podría importarme menos, la única razón de todo esto eres tú. Si tú la quieres viva, vivirá.


—Alessio...


—No soy hipócrita cariño—Sonrió—. Todo lo que hago es por ti y por tu felicidad. Nada es más importante que eso para mí.


Cassandra no vuelve a decir nada, no es necesario. Se apretuja contra mi torso dejándome sentir su calor.



No mentía, nada era más importante que ella, ella y su felicidad. Y haría lo que fuera para tenerla feliz.



* * *

Quiero Negociar |DS#2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora