Capitulo cuarenta y tres.
Cassandra
20 de junio, 2017.
—¿Aburrido? —alzo mi vista de la tableta mirando a Alessio. Me distraigo mientras lo veo abrochar sus gemelos en sus puños, el exquisito traje a medida color azul oscuro hacia juego con sus hermosos ojos.
—No tienen nada de interesante—masculla alzando sus hombros.
—Son tus hermanos—señalo con suavidad mientras intento alzar mis piernas sobre el sofá.
—Viví veinte años con ellos, no necesito más—niega reiteradas veces—. Pero debo ir.
Intento ocultar mi sonrisa, pero su ceño fruncido mientras desaparece a buscar su pequeña maleta me dice que fracase estrepitosamente. Aunque cuando Alessio me conto sobre las raras reuniones que tenia con sus hermanos por idea de Danae, me extraño. Una simple llamada de ella me hizo estar completamente de acuerdo con eso.
Había podido hablar lo suficiente con Alessio para saber pequeños detalles de su pasado, entre los cuales me dejo conocer que luego de la muerte de su padre, los tres hermanos se separaron por completo. ¿Vergüenza por haber sido manipulados por la misma mujer? ¿Por haberla compartido? ¿O silenciosa culpa por la muerte de su padre? Todas eran correctas, sin embargo, desde que Danae había sido incluida en su familia, había hecho un par de reuniones espontaneas donde mandaba a los tres hermanos de excursión. Mas específicamente a un hotel lujoso donde compartan tiempo entre ellos.
Era bonito lo que ella hacia por ellos, no se me había pasado por alto el hecho de que por momentos Alessio se sentía tenso cerca de Alessandro, o como Aurellio se silenciaba con Alessio cerca. Algo entre ellos estaba roto y esperaba completamente que algún día, sanasen por completo.
Aunque era solo por un día, Danae se había ofrecido más que encantada de invadir mi casa con su pequeño terremoto, pero por suerte logre que viajara sin prisas, pidiéndole que viajara por la noche y llegara para merendar juntas. Me gustaba su compañía, era alguien que inspiraba alegría y no era de quienes guardaban sus palabras.
—Te divertirás—bromeo cuando vuelve arrastrando su maleta.
—Me divierto demasiado aquí contigo, cara mía—sonrió mientras se acerca a mí, lo veo en silencio cuando se sienta a mi lado, gustosa permito que me rodee con sus brazos—. ¿Segura estarás bien aquí sola?
—No estoy sola—niego—. Hay miles de personas en toda la propiedad.
—Cass...
—Es mi casa—lo veo a los ojos—. Estoy bien aquí. Me gusta estar aquí.
La suave sonrisa de Alessio se presiona contra mis labios, un cálido y húmedo beso me es dado.
—Cuida de nuestra princippesa—susurra separándose de mí.
Sonrió mientras compartimos algunas frases antes de que logre que Alessio me deje sola en la sala principal, pronto escucho la puerta del frente siendo abierta.
Suspiro mientras me recuesto entre los suaves almohadones que adornaban el gran sofá. Admitía que solo debía darle una mirada al lugar para enamorarme de esta casa. Parecía salida de un cuento de hadas y era mi realidad.
Una realidad que verdaderamente solo hubiera podido soñar cuando aun era una niña ingenua. No había llegado a mi adolescencia cuando ya había abandonado mis sueños de pertenecer a un lugar y estar con alguien. Pero ahora, no solo podía asegurar que tenía un verdadero hogar que yo misma había llenado con cada pequeño detalle, sino que también tenia a un magnifico compañero que esta siempre y lo mejor de todo, me quería.
Acaricio mi abultamiento mientras noto el cansancio en mi cuerpo, intentaba no hacerlo tan evidente pero el embarazado me pasaba factura y demasiado pronto para mi gusto, aunque bueno, supongo que era algo que debía de esperar.
Los rayos de sol que entran por la ventana me relajan tanto como el hermoso día de hoy. Tomo nuevamente la tableta desbloqueándola, la imagen de mi red social me recibe, lo cierto es que, desde el anuncio de Alessio, había subido considerablemente el numero de seguidores y de mensajes pidiendo que muestre más de mi vida.
También le había dado un ojo a todas las propuestas que me habían llegado, no podía negar que no era la primera vez que me pedían hacer una campaña publicitaria, pero siendo una Spyrou nunca acepte. Sin embargo, ahora la cosa incluía entrevistas, fotos y portadas.
Para el mundo ya era una D'angelo y todos lo dejaban mas que claro.
Dejo de lado eso mientras vuelvo a revisar mis mensajes, hacia demasiado tiempo del silencio de Demitrius y no sabia si eso se debía por alguna razón que debiera preocuparme o solo porque el ya sabía que ahora estaba bien.
Era inútil contactarme con el desde su móvil, sabía que lo mantenían bajo vigilancia, pero ni siquiera por sus redes me contestaba. Aun cuando Alessio me había asegurado que se encontraba en algún país lejos de Grecia trabajando, algo en mi se inquietaba.
Me dolía un poco saberme tan bien cuando él estaba aún bajo el mando de Bastián, más ahora que yo había podido librarme un poco de él. Pero, cada día que pasaba y cada vez que Demitrius negaba, me convencía aún más que el nunca escaparía de mi padre.
Le temía demasiado como para arriesgarse a algo así, no lo culpaba, yo misma aun sentía esa sensación en mi nuca, el miedo de que simplemente se canse y abandone a mi abuela. Que solo este aburrido y quiera joderme la vida. Pero, tampoco quería seguir bajo las reglas que el me daba.
Puede que lo mío sea diferente, puede que de verdad no logre entender jamás a Demitrius, no cuando yo si tuve mis momentos de escape, cuando pude ser mínimamente feliz lejos de él, mientras que mi hermano tuvo que quedarse siempre.
Estaba completamente feliz, casi completamente, esa parte de mi corazón que pertenecía a mi hermano, nunca seria feliz mientras el aun siga donde esta.
* * *
21 de junio, 2017.
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Quiero Negociar |DS#2|
Literatura FemininaDos personas tan diferentes como semejantes, polos opuestos unidos en una sola dirección: Odiarse. ¿Qué puede llegar a suceder? Fiesta, bebidas y una noche apasionada te lo dirán. "Disculpe señor, quiero negociar"