Capitulo veintitrés.
Cassandra
28 de febrero, 2017.
Guardo silencio mientras Alessio me ve fijamente por varios segundos recalculando toda la información que acabo de soltar en silencio, ¿Qué esperaba? ¿Una risa? ¿Broma? Pobrecito.
—Si, no creo que sea buena idea entrar ahí ahora—murmuro como si el hubiera dicho algo.
—¿Estas hablando enserio? —murmura saliendo de su trance.
—¿Esperas que se broma? —rio—. Sigue soñando mientras nos vamos lejos de esta puerta—murmuro.
Mis palabras dejan de tener fuerza mientras escucho como los murmullos del otro lado de la puerta se hacen mas fuertes y se escuchan con proximidad. Alessio me ve contrariado antes de tomar mi brazo y arrastrarme unos pasos mas hasta llegar al próximo cuarto. Estoy casi segura que al momento en que logramos arrimar la puerta, escondiéndonos, ellas salen.
—Espero no tomes esto a mal Idara, pero no podía estar tranquila sin que lo supieras—guardamos silencio mientras las voces llenan el pasillo.
—Imagínate la sorpresa de ver esas noticias. Esa mujer no tiene vergüenza.
—Me apena saber que tu hijo a caído en su trampa, no hay que mirarla dos veces para saber el tipo de mujer que es.
—Hará cualquier cosa para lograr su propósito. Tiene recorrido por todo el mundo, hay que plantearnos que ni siquiera sea tu nieto, querida.
—Eso veo—desconozco esa voz y por el tono del acento sé que es la madre de Alessio—. No me informe sobre ella porque hasta donde sabia es griega y todos saben como son las familias griegas con sus hijas.
—En eso tienes razón Idara. Pero desde que tengo conocimiento Cassandra siempre ha sido una verdadera...buscona.
—Esto que diré no es seguro, pero esta mañana me entere que su padre hace una semana fue visto en una gala privada en una de esas islas privadas, donde aclaro que ya no era su hija y que evidentemente no la mantenía más.
—Es claro lo que busca con Ale...
Suspire dejando de escuchar su insulsa conversación mientras poco a poco los murmullos dejaron de oírse hasta desaparecer por completo. No puedo evitar mirar la mediana sala de estar de grandes ventanas mientras siento la mirada de Alessio taladrándome sin parar.
—En mi defensa—no me atrevo a mirarlo—. Me volvería a acostar con su marido solo para tener la satisfacción de hacerla cornuda por bruja. Aunque bueno, no es ni necesario que me meta, su esposo hace ese trabajo a la perfección cada fin de semana.
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Quiero Negociar |DS#2|
Literatura FemininaDos personas tan diferentes como semejantes, polos opuestos unidos en una sola dirección: Odiarse. ¿Qué puede llegar a suceder? Fiesta, bebidas y una noche apasionada te lo dirán. "Disculpe señor, quiero negociar"