Capitulo uno.
Cassandra
17 de octubre, 2016.
Mis ojos se abrieron al momento exacto en que mi mente dejo de contar hasta cincuenta. Ese era normalmente el tiempo que me tomaba en abrir los ojos justo después de que mi acompañante de dicha noche, abandonase la habitación. Nunca me había gustado la situación de tener que entablar algún tipo de conversación o situación con su "amante" de dicha noche.
Recorrí el cuarto y no pude evitar sonreír al ver el mediano cuadro de papel perfectamente posicionado sobre la almohada de al lado.
"Lamento dejarte así, problemas de negocios. Puedes quedarte el tiempo que desees, todo corre por mi cuenta. Esplendida noche."
Deje caer la nota sin ganas, la satisfacción era palpable, verdaderamente los hombres eran idiotas. Y así mismo, se hacían llamar grandes hombres de negocios.
En primer lugar, el adiós apresurado, ese que aclaraba que solo había sido algo de una noche. En segundo lugar, el ofrecimiento de "dinero", en este caso la estadía. Y, en tercer lugar, el halago de mis "habilidades".
Tan predecible y singular, como cualquier otro.
Una sonrisa empezó a adornar mi rostro mientras salía de la cama. Mi cuerpo desnudo sintió la brisa del leve viento mientras me acercaba a las grandes ventanas. No había salido tan mal después de todo.
Una estadía pagada en el mejor hotel de la ciudad. Berlín era una pintoresca y hermosa ciudad. Donde definitivamente podría entretenerme lo suficiente.
Sí, no había duda alguna.
Pedí mi desayuno a la habitación mientras rebuscaba entre mis maletas que ponerme. A veces, solo a veces envidiaba a las mujeres que no se guiaban mucho por la moda y solo se ponían lo primero que encontraban. Claro, que ese pensamiento solo me venía cuando no sabía que ponerme.
El silencio que reino en el cuarto mientras desayunaba, fue sencillamente solitario. La vista a la ciudad era la única sensación reconfortante que albergaba en este momento. Estaba muy sola, era consciente de eso, sin embargo, tampoco había hecho algo para cambiar dicha situación. Y no lo haría.
Abandone la habitación apenas termine mi desayuno. Lo último que necesitaba y quería era ponerme a pensar en lo sola que me encontraba. Tanto sentimentalismo me deprimía.
Cuando las puertas del lujoso hotel se abrieron, no me basto dar más de cuatro pasos, antes de empezar a sentir varias miradas sobre mí. Era plenamente consciente de lo que era, lo que valía y como me veía.
Había nacido en la parte de la sociedad donde la imagen valía muchísimo. Me crie bajo el ala de las personas más interesadas que podrían haber. Y sobreviví a tanto de eso, que a estas alturas era parte de mí.
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Quiero Negociar |DS#2|
ChickLitDos personas tan diferentes como semejantes, polos opuestos unidos en una sola dirección: Odiarse. ¿Qué puede llegar a suceder? Fiesta, bebidas y una noche apasionada te lo dirán. "Disculpe señor, quiero negociar"