Capitulo cuarenta y seis | Suerte

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Capitulo cuarenta y seis.




Alessio



10 de julio, 2017.




—Deja de ser tan exagerado—siento mi ceño fruncirse ante el tono de Cassandra, la susodicha me mira con una suave sonrisa en sus labios mientras no deja de acariciar su vientre con sus manos—. Ya escuchaste a la enfermera, todo esta bien.


—Nada esta bien si mi mujer siente dolor—señalo sin precedentes.


—Alessio—me mira alzando sus cejas.


—Cassandra—le devuelvo la mirada sin inmutarme.


Cassandra me sostiene la vista mientras mi mente no deja de ir y venir en miles de posibilidades de poner llevarla al hospital mas cercano posible donde seguramente la atenderían como una reina. El número del helicóptero preparado para la situación de un posible parto prematuro estaba en mi marcación rápida y, aun así, tenia terriblemente prohibida llamar.


Podía entender que últimamente Cassandra estaba pasando por un estrés terrible que no favorecía en nada el precario estado de su bienestar, aun con miles de intentos de no sobrecargarla, nada era suficiente.


El embarazado parecía haber crecido exageradamente en los últimos días, su vientre ya sobresalía y parecía toda una embaraza a término, cosa que no era.


Aun sabiendo que faltaban más de treinta días para que diera a luz, el cuerpo de Cassandra ya había aguantado suficiente, nada en el había estado preparado para albergar una vida durante nueve meses y hacerlo bien. No, en cambio, fue sorprendido, tuvo que adaptarse y tener que aguantar muchas ayudas externas para que todo surgiera como se esperaba.


Y como todo en la vida, había un limite y el cuerpo de Cass ya lo había alcanzado, la hinchazón de sus pies no se iba con simple reposo, la debilidad de sus piernas y el dolor en su columna baja me asustaba. Y las mínimas perdidas que estaba teniendo me tenia con los nervios de puntas, aunque, no eran perdidas del la bebe, eran resultado de su vientre, su útero estaba resentido y pronto dejaría de aguantar.


Aproximadamente hace una semana le habían hecho una intervención en Londres, para evitar la pérdida temprana del tapón y así poder evitar lo mas posible un parto tan temprano, debido a eso Cass desde hace con exactitud cuatro días no podía moverse en absoluto y solo estaba en cama o sentada.


No era algo que le agradaba, pero ambos entendíamos que era lo mejor, así como ella lo decía, necesitábamos mas tiempo para que la pequeña princesa pudiera desarrollarse un poco más.



Aun así, aun con reposo y sin problemas, el dolor había seguido, el dolor había aumentado y nada parecía calmarlo, algo que no sucedía las veinticuatro horas del dia, pero que, así como aparecía se iba. A razón de eso, habíamos tenido que contratar a una enfermera para que controlara los latidos fetales en esos pequeños episodios, los cuales eran tan efímeros que no lograban alterar al bebe. Sin embargo, había posibilidades de que en cualquier momento podría hacerlo. Julia ya había dejado sobre la mesa la programación próxima a una fecha de...


—Si siguen así no terminaran mas y aunque amo tu casa, ya debo volver a la mía—ambos rompemos contacto y miramos duramente a Aurellio, mi pequeño hermano de remueve en marco de la habitación evitando mirarnos—. Alessio, Cassandra ya aclaro siete veces en esta larga conversación, que estaba bien, no quiere ayuda profesional aun, así que deja de molestar a mi cuñada, tu mismo me lo repetiste docenas de veces en estos días, no hay que alterar a la bella Cass—me sonríe.


Estoy muy dispuesto a replicar, pero solo una vista al rostro esperanzado de Cass me hace suspirar, estaba demasiado alterado con estas situaciones últimamente.


—Llámame si sucede algo—murmuro antes de acercarme a dejar un roce en sus labios. Veo a la mujer sonreír con su victoria mientras abandono la habitación dejándola en compañía de la buena enfermera y su portátil.


Dejo el cuarto con una sensación de agotamiento que me sorprende, últimamente no estaba en todos mis sentidos y pronto eso me pasaría mas factura de la que esperaba.


—Estas hasta la mierda de asustado por ella, Lessio.


Ignoro sus palabras mientras desato el nudo de mi corbata y bajo las escaleras de mi casa, con Aurellio siguiéndome. Nunca creí que un embarazo pondría mis nervios así.


Entro a mi despacho y enseguida escucho el tintineo del vidrio de las botellas que están a un costado mas de adorno que para beber. Me relajo en mi silla mientras intento pensar en todo lo que todavía nos falta por avanzar.


—No entiendo si ella es la del dolor, que tanto te estresas, Cass te dirá cuando no pueda más—veo a mi hermano tenderme un vaso y lo tomo sin fijarme en su contenido, el sabor invade mi boca y lo ignoro.


—Estamos hablando de una persona que nunca tuvo oportunidad de decirle a alguien si alguna vez se sentía mal de verdad. De alguien que nunca tuvo a una familia que se preocupara por ella, Cassandra no sabe expresar estas cosas. Y por mas que se lo repita, no quiere molestarme.


Aurellio me da una mirada cargada de tristeza y lo entiendo, nosotros nunca estuvimos en esa situación, fuimos una gran familia, siempre uno con el otro y aun, con todas las cosas que pasaron, con todos los que se han perdido en el camino, seguimos intentando ser una familia.


—Bueno—lo veo sentarse—. ¿Todo se aprende, no? Haremos que mi cuñadita entienda que no esta mas sola.


Sonrió sin poder evitarlo, Aurellio era Aurellio y que me parta un rayo sino me intrigaba la forma de cómo pensaba las cosas. No podía encontrar mucha tristeza en Aurellio y por momentos me asustaba, nada en la vida era color rosa, y sabia que él, como yo, tenía sus remordimientos y miedos.


—Escuche que te estabas escondiendo aquí—comenta sacándome de mis pensamientos.


—No lo llamaría esconder—replico—. Pero es cierto que no quiero dejar la casa—veo la pregunta reflejada en su rostro—. Bastián Spyrou esta buscando cualquier medio por llegar a ver a Cassandra y lo último que quiero es que lo haga ahora.


—La desaparición de su hijo es todo un circo en sus manos.


—No podríamos esperar mucho de el—murmuro sin mirarlo.


—Se dice que esta moviendo cielo y tierra por encontrarlo, pero aun habiendo pasado días, no ha tenido una pista—sonrió—. Lo que sea que hizo ricitos dorados lo hizo malditamente bien.


—Sinceramente, espero que nunca se tengan que volver a cruzar, de lo contrario, dudo que Bastián este dispuesto a volver a tener a su hijo como siempre.


—¿Crees que...? —veo como Aurellio pasa su mano por su cuello.


—Así que parece ser—asiento—. Cassandra esta muy segura de eso.


—¿Qué clase de padre es Bastián? —pregunta sin esperar una respuesta verdadera.


—Uno que nunca quiso serlo, tal vez.


Me sostengo en mi silencio mientras medito mis palabras, no, no creía que no quisiera ser padre, de lo contrario había medidas para evitarlo, había formas y maneras, sin embargo, Bastián no había tomado ninguna en su momento. Aún tenía la desagradable sensación de su secreto, era conocido que luego de la madre de Cassandra, Bastián se había vuelto a casar tres veces.


Tres matrimonios con jóvenes hermosas, saludables y de grandes familias, jóvenes que solo se rompían en sus manos para luego huir. La actual, Evangeline nadie la había vuelto ver en los círculos cercanos y conocidos, desde que había contraído matrimonio con Bastián, había estado recluida en su isla.


Durante mucho tiempo se rumoraba que, si alguna de las nuevas esposas de Bastián le daba un hijo, el cambiaria. El volvería a sonreír. Pero, el no deseaba hijos, el no deseaba que otra mujer llevara a su descendencia. Y a consecuencia de eso, la primer esposa luego de Alyssa sufrió cuatro abortos, la segunda murió por una hemorragia al segundo y la actual, según Cassandra ya estaba por el sexto aborto.


Mujeres usadas. Y dañadas. Era una verdadera lastima que eso le pasara a alguien. Sin embargo, ese simple hecho me hacia ver quien era Bastián, no, el si quiso ser padre en su momento, de lo contrario el mismo destino de esos bebes que nunca llegaron a conocer el mundo, lo hubieran tenido Cass y Demitrius....


—Antes de ir a tu búsqueda, atendí una llamada de Jeremy—lo escucho con atención—. Sabes que el esta descansado en Rumania, pero aun así todos estamos al pendiente del proyecto—asiento—. Según tengo entendido, debías ir a verlo esta semana.


—Podría mandar a alguien más, solo es...


—Alessio—me corta—. Este proyecto debe salir bien, es un capital demasiado grande como para perderlo—me enderezo—. Se que eres el mejor en esto, pero no te veo centrado últimamente.


—Aurellio...


—Estas mucho tiempo aquí, pensando y pensando, creo que debería distraerte.


—Sabes que...


—Así que iras a la construcción, veras los avances, hablaras con los arquitectos y empezaras a despejarte, porque creo que hasta Cassandra necesita reparar un poco de ti.


Pienso en a ultima vez que abandone la casa y me estremezco, tal vez si me había encerrado mucho.


—Yo puedo quedarme con ella—lo miro—. Y si no es suficiente llamare a Danae. Y si sigue sin ser suficiente pediré que traigan a Valentino.


Sonrió a medias sin poder evitarlo, eso sí era una gran carga.


* * *



18 de julio, 2016.




—¿Crees que falte mucho Jens? —pregunto adormilado a mi guardaespaldas, mis ojos pesan por lo que están cerrados mientras el coche se mueve con velocidad de vuelta a casa.


—A podido dormir un poco señor, así que no, estamos a minutos de entrar a la propiedad.


Sonrió aun con todo el cansancio que tenía encima, volver a casa. No podía quejarme, apenas había salido de viaje, me había distraído y vuelto a la carrera, había viajado a tantos lugares como me fue posible y arregle todo lo que tenia pendiente.


A cada momento me ponía en contacto con Cass, pero las llamadas, mensajes y videollamadas no eran suficientes, necesitaba sentirla junto a mí, volver a tocarla, sentir a nuestra hija en su interior, solo necesitaba eso para poder...


—Señor—abro mis ojos y me incorporo un poco para ver al frente, no habíamos llegados—. Tenemos advertencias del cuarto coche de seguridad. Nos están siguiendo—frunzo mi seño.


—¿Paparazis?


—No parecen, son varios coches, se ha confirmado que todos son alquilados.


—Estamos a un minuto de entrar, dudo mucho que hagan un movimiento tonto en mi propia casa—niego.


—Prefiero avanzar con velocidad y llegar a la casa para mejor seguridad—asiento—. Avisare que nos esperen.


Paso los siguientes minutos mirando de vez en cuanto hacia atrás, nada más que los demás coches de mi seguridad entran en mi visión, de igual forma me inquita.


Nada rompe el ambiente tenso, ni siquiera cuando ya estoy en la puerta de mi casa con todos los demás hombres de seguridad preparados para cualquier intromisión desconocida.


Muchos asienten ante el pedido de mi jefe de seguridad sobre aguardar en la casa, una visita no anunciada era una visita poco deseada para mí. No les hago caso mientras espero juntos a ellos, pronto los coches que venían detrás nuestro empiezan a llegar, estacionándose y bajando con cautela.


Una gran cantidad de hombres uniformados que seguramente cargan armas nos ven a todos evaluándolos, aunque eso no llama mucho mi atención, todo se reduce al hombre que baja ultimo.


Bastián me mira con una radiante sonrisa en su rostro.


No devuelvo la sonrisa ni el saldo que da mientras camina a mi dirección, había especificado explícitamente que no deseaba verlo en mi casa, había rechazado cualquier pedido de una cena con él, toda invitación de su parte había sido negada y, aun así, después de mucho intentarlo, se atrevía a venir a mi casa.


—Cambia esa cara, muchacho. Nadie a muerto, aun—la palabra queda latente entre los dos mientras se termina por parar frente a mí, con unos escalones de diferencia.


—Creí haber dejado muy en claro, que no estábamos recibiendo visitas.


—Ah eso—aparenta pensarlo—. Esta es una situación de urgencia y más allá de todo, Sapphira es una Spyrou, es mi hija, nadie puede negarme a verla. Ni siquiera alguien como tu—noto el reto en sus ojos.


—Le aconsejare reconsiderar eso—meto mis manos en los bolsillos de mi pantalón mirando al piso desinteresado—. Ella dejo de ser una Spyrou hace mucho tiempo—escucho su bufido—. Y deberá respetarla como tal.


—Tendrás un largo camino a eso, Alessio. Mientras tanto ella solo sigue siendo la niña malcriada que estuvo bajo mi ala hasta hace menos de un año—guardo silencio mientras avanza dispuesto a pasar por mi lado, mi mano sobre su pecho es lo único que evita que siga como si nada.


—No estoy de animo de visitas—admito—. Y menos la suya.


—Niño, niño, niño—canturrea—. No temo ensuciarme las manos—la mirada fija que me da es suficiente.


—Si cree que estoy donde estoy sin haberme manchado las mías, es demasiado ingenuo—sonrió y palmeo una de sus mejillas, el asco en su rostro me satisface—. Se exactamente todo de usted, una sola palabra mía, podría destruir todo lo que tanto formó. ¿Enserio se arriesgará a tanto?


—No tienes idea de...


—Tengo sueño—cierro los ojos mientras balanceo mi cabeza de un lado a otro soltándolo—. Estoy malditamente cansado y solo quiero subir para abrazarme al cuerpo de mi mujer. Estuve esperando eso por una semana, no juegues con mi control Bastián. He derribado a personas mucho más grande que tu y ni siquiera fui señalado, no tientes a tu suerte...

Quiero Negociar |DS#2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora