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NAT

- Qué quiere esa tal Natasha? -preguntó, pero antes de que pudiéramos responder se retractó-. Ay, a quién quiero engañar?

Melina se asomó por detrás de la puerta que abrió por completo y al reconocerme trató de abrazarme, pero la frené.

- Vinimos porque Yelena quería verlos -dije.

- Y ella es...? -preguntó Melina mirando a Wanda.

- Wanda Maximoff -dijo mi novia extendiendo su mano para saludar.

- Melina -se presentó la otra.

- Y Alexei? -inquirí.

El rostro de mi madre adoptiva se tornó triste.

- No volvió luego de la desaparición de todas esas personas...

Algo en mi interior me dolió aunque no quería que lo hiciera.

- Lo sentimos mucho -se adelantó a decir Wanda.

Melina bajó la mirada a nuestras manos y dijo:

- Ustedes son pareja? Me he informado mucho estos meses... Y lo aceptaría, si así lo fuera, las apoyaría.

- Sí, somos pareja, y no necesitamos tu aceptación ni apoyo -contesté.

Mi novia me estrujó los dedos que tenía alrededor de los míos.

- Muchas gracias -dijo Wanda.

- Así que vienen por Yelena... -comentó Melina para cambiar de tema-. Cómo están? Sabía que no habían desaparecido porque las busqué y las localicé, necesitaba saber que al menos mis hijas estaban seguras.

- Qué considerada -dije con sarcasmo.

Sentí el apretón de mano que me dio Wanda como otra advertencia.

- Es difícil cuando no tenemos una relación de madre e hijas como las demás... Sabés? Y sé que te debe dar bronca, pero es complicado cuidarlas así... Vengan, entren.

- No, vinimos para que fueras a ver a Yelena.

- Quieren que las acompañe a la Base?

- Sí -se apresuró a decir Wanda.

Melina parecía más contenta ahora.

- Está bien. Déjenme que agarre algunas cosas que quería darle a Yelena, unos libros, y otros para vos, Natasha.

- Te esperamos en el auto -dije.

- Puedo hablar con vos a solas, Nat? -preguntó. Cuando dijo mi nombre como lo hacía cuando era más chica, algo se movió dentro de mí, sentí pena por ella.

- Wanda no se va a quedar en el pasillo -dije.

- No hace falta, puede entrar a la sala de estar y nosotras hablar en la habitación, pero quería decirte algo antes de que fuéramos a ver a Lena...

Miré a mi novia, ella asintió sonriéndome para animarme.

Wanda se sentó en el sillón, le mandaría mensaje a Yelena para ver cómo iban las cosas con los nenes, mientras yo hablaba con Melina.

Entramos al cuarto que era bastante grande para lo que era el departamento. Dentro tenía fotos suyas con Alexei, algunas de los cuatro muchos años atrás, otras de Yelena y yo solas, algunas individuales, me di cuenta de que muchas de ellas habían sido tomadas en la Habitación Roja.

Se sentó en la cama y esperó a que hiciera lo mismo a su lado. Por pena, lo hice.

- Perdón por todo lo que las hicimos pasar... Perdón, Nat, necesito que me perdones y que podamos volver a ser familia. Después de creer que habían desaparecido... No pude aguantar esa idea, casi hago cosas espantosas... Hasta que las vi... Y las vi tan felices con esa chica, Wanda, y sus hijos...

- Somos muy felices, sí.

- Por eso, quiero ser parte de esa felicidad. Que me dejes estar en tu vida...

La miré, parecía rota.

No sé si fue eso lo que me convenció o que significara tanto para mi hermana, pero lo hizo.

- Está bien, podés ser parte, pero con cuidado, no de golpe.

- Te puedo abrazar?

Asentí. Sus brazos me rodearon con amor, ese tipo que hacía mucho no sentía, porque el de Wanda era diferente, intenso y cálido, y este era compasivo y nostálgico.

- Algo que tenga que saber antes de ir? -preguntó.

- Los nenes, esos que viste en las cámaras, son hijos biológicos de Wanda, Emma, de 8 años y los mellizos, Billy y Tommy se tres, casi cuatro, me dicen mamá, son mis hijos también.

- Pero... Cómo?

- Su padre murió antes del chasquido, ese mismo día.

- Ah... Serían mis nietos?

- Sí, pero tenés que ver que ellos quieran llamarte abuela. Los nenes no son muy complicados, la nena es la que puede que al principio esté asustada, pero es un amor... La vas a amar tanto... Se parece a Yelena en muchas cosas, por eso se llevan tan bien...

Ella sonrió al verme hacer lo mismo al hablar de mis hijos y mi hermana.

- Está bien, vamos a verlos -dije y me paré.

Wanda estaba donde la habíamos dejado, chateando con Yelena.

- Cómo va todo? -preguntó.

- Bien, muy bien -dijo Melina sonriendo.

- Me alegro -respondió Wanda con otra sonrisa.

- Qué dijo Lena? -inquirí.

- Que en casa las cosas están bien, y pregunta cómo nos está yendo acá...

- Le voy a decir cuando lleguemos -respondí.

Tomé su mano, Melina abrió la puerta con una bolsa con libros en una mano, y salimos hacia el pasillo.

- Así que tienen hijos -comentó mí mamá.

- Sí, -dijo Wanda, inmediatamente le salió una sonrisa típica de cuando hablaba de la gente a la que amaba-. Tres, dos nenes y una nena.

- Sí, me dijo Nat, pero quería saber si les gustaba algo específico así les regalo... Quiero ser buena abuela.

- No te hagas problema, con que juegues con ellos les alcanza -dijo Wan.

En el viaje hablamos de todo, le comenté sobre Yelena, le hizo preguntas a Wanda sobre su vida. Hablamos de las gemas, de los planes y la espera.

Al llegar, nos recibió Tony que estaba con Emma cocinando.

- Y mi hermana? -dije.

- Jugando con los mellizos arriba -contestó Tony.

- Mamá! -exclamó Emma que vino hacia nosotras.

La tomé en mis brazos y la alcé.

- Ella es Melina, mí mamá -dije, las palabras tenían un sabor raro.

- Hola, hermosa -la saludó Melina sonriendo.

- Mi abuela? -preguntó mi hija.

Melina me miró esperando aceptación.

- Sí, -dije-. Tu abuela, es también la mamá de Yelena.

- Entonces yo también soy su abuelo -comentó Tony acercándose.

Saludó a Melina antes de continuar.

- Claro... Porque serías como el padre de Visión -dijo Wanda.

- Cuántos abuelos tengo? -preguntó Emma desorientada.

- Varios, ya vamos a hablar de eso, ahora vamos a buscar a la tía Lena.

El comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora