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EMMA

Los primeros días solos fueron más fáciles de lo que creíamos. Kate y yo dormimos juntas, hablábamos a la noche cuando no me podía dormir por la ansiedad. Yelena trataba de animarnos y cocinar cosas ricas, y mis hermanos hacían lo de siempre, jugaban, reían, miraban la tele.

- Emm, es tu mamá, quiere hablar con vos -dijo mi tía el tercer día.

Me acerqué y tomé el teléfono.

- Amor, hola -dijo Wanda.

- Hola, mamá -respondí contenta.

- Cómo están? Mañana nos vemos.

- Bien, mejor de lo que pensé -dije riendo.

- Sí, me imaginé. Lena me contó que juegan mucho, me alegro.

- Sí, estamos todo el día haciendo cosas, eso nos ayuda.

- Esperá que mamá quiere hablar con vos -dijo.

- Hola, princesa?

- Hola, mamá.

- Cómo está mi arañita? 

- Bien, extrañándolas.

- Nosotras también los extrañamos, ya nos vemos mañana, sí? Y ahí no se libran de que los agarre a abrazos.

- Yelena te va a sacar a patadas, pero intentalo, me voy a divertir viéndolo.

La escuché reír del otro lado de la línea.

- Bueno, te dejo que tenemos que comprar un par de cosas, chau, los amamos.

- Esperá, mamá -dije.

- Sí?

- Se sabe algo de lo de la tía?

- Sabemos que la quieren y que la van a venir a buscar a la Base ni bien sepan que no se va a entregar.

- Eso es todo?

- Sí, amor.

- Bueno, chau, las amo.

Al otro día, cuando vinieron, llegó primero Nat que nos abrazó.

- Wanda está en el auto todavía. Me olvidé la bolsa con los regalos... -dijo.

- Yo la traigo, vos quedate con que te extrañaron mucho -respondió mi novia al ver que Nat estaba en el piso jugando con los mellizos.

- Está bien, está acá a media cuadra, la vas a ver.

Asintió y salió.

- Ustedes? Cómo están mis nenas? -preguntó Nat mirándonos a Lena y a mí.

- Demasiado grande como para ser llamada así -respondió mi tía riendo.

- Qué lástima, para mí seguís siendo esa nena, así que acostumbrate.

Wanda entró con una bolsa en la mano.

- Hola, amores -dijo mi mamá saludándonos.

- Y Kate? -preguntó Nat.

- Qué? Estaba en la casa con ustedes -dijo Wanda.

Nos miramos sabiendo que algo andaba mal.

- Fue a buscar los regalos que me dejé en el auto...

- Ay no... -respondió mamá entendiendo.

- Quédense acá, ni se les ocurra salir -dijo Natasha que salió seguida de Wanda.

Salieron, pero de inmediato volvieron a entrar.

Nat sacó el teléfono y llamó a Steve. Le contó lo que pasó y le dijo que tenían que salir en su búsqueda.

- Vayan a su cuarto, cierren bien todo, no podemos arriesgarnos a que se lleven a alguien más -dijo Wanda acercándose a nosotros.

- Mamá... -comencé.

- Emm, por favor, no hagas cosas más difíciles, sí? Andá y te aviso de lo que encontremos.

- Puedo ir con ustedes? Prometo no intervenir, sólo quiero estar ahí...

Me vio a punto de llorar, creo que fue eso lo que la hizo aceptar.

Rodeó mis mejillas con sus manos y me dio un beso en la frente.

- Está bien, pero a la primera que vea que estás por meterte, te volvés con Valkiria, sí? 

Asentí.

Ese mismo día salimos todos incluso Yelena, Pepper se quedaría con los mellizos. Antes de salir me hizo prometerle que me cuidaría.

En la nave, el tiempo parecía pasar super lento. Estábamos yendo hacia donde tenían a Kate, Nat estaba a mi lado, dijo que era para acompañarme, pero sabía que era para que no me fuera. 

Cuando aterrizamos, algunos de los guardias que habían llevado, se pusieron unos trajes especiales que solían usar, Nat se había ido al baño así que aproveché la única oportunidad que tenía.

Me puse uno de esos trajes y salí sin que nadie se diera cuenta de quién era.

Afuera había mucha nieve, pero a lo lejos se podía ver el lugar al que irían todos luego. Se estaban tardando mucho, tenía que ir yo antes.

Mientras corría, el traje se me enganchó a un árbol y se rompió, seguí corriendo porque no tardarían en darse cuenta de que no estaba y el traje terminó de salírseme por completo dejándome en la remera manga corta y el pantalón que tenía puesto en medio de la nieve.

Sin embargo, seguí corriendo, hasta que la vi.

Kate estaba tan cerca... Sólo unos metros más y la alcanzaba. La habían dejado tirada en la intemperie, seguramente al darse cuenta de que no era Yelena. Pude ver la sangre en varias partes de su cuerpo, lo cual me alentó a seguir caminando por mucho que me doliera. Había un guardia caminando hacia ella con un arma. La iban a matar, a sacar del camino como si fuese nada.

- Kate... -dije, ya casi sin fuerzas.

Ella levantó la mirada, estaba mucho más abrigada que yo. Tenía puesta una campera térmica, pantalones del mismo material y botas gruesas.

- Emma! -gritó al verme.

Oí desde atrás mío los pasos de los vengadores que me habían localizado. Wanda y Nat me llamaban desde la distancia, también pude escuchar a mi tía. Si no me abrigaba rápido se me congelaría el cuerpo, lo sabía. Pero también los vio el guardia, por lo que caminó más rápido apuntándole a Kate.

Justo cuando apretó el gatillo, pude levantar el pedazo de tierra sobre el que estaba parado y desorientar la dirección del tiro. El guardia quedó cubierto de tierra y nieve, eso les daría tiempo a los demás de llegar a Kate y curarla.

Fue entonces cuando sentí unos brazos cálidos rodeándome. Era Wanda, luego fueron los de Nat y a veces los de Yelena que chequeaban que no se me hubieran congelado los dedos.

Cerré los ojos cuando vi que Clint estaba cargando a Kate. Me levantaron a mí también, era Natasha, pude distinguir su manera de llevarme como si no necesitara hacer un esfuerzo. Apoyé la cabeza en su hombro y me dormí, o desmayé.

El comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora