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NAT

Mientras que nuestros hijos y Lena se acostumbraban a la rutina del colegio, los demás intentábamos encontrar la solución al problema que había causado el chasquido. No hallábamos nada nuevo, siempre volvíamos a lo mismo: no había solución. Pero nos negábamos a creerlo, no podíamos aceptar que aquello fuese una opción.

Sienna había empezado a quedarse a dormir a casa, por lo que tuvimos que acostumbrarnos a llamar Lena a mi hermana siempre que ella estuviera en la casa. Emma parecía tan feliz con su mejor amiga que si fuese por Wanda y por mí podría haberse quedado a vivir con nosotras. Sin embargo, no podíamos arriesgarnos a nada, preferíamos mantener las cosas como estaban, seguir con la precaución de no llamar a mi hermana por su nombre real. 

Pasó aproximadamente un año antes de que por fin Emma pudiera mostrarle a Sienna que tenía poderes. Lo habló primero con nosotras.

- Está bien -dijo Wanda-. Pero tiene que asumir la responsabilidad de no decirlo, sí? Y sigue sin poder saber quién es Yelena.

Emma asintió, era un alivio para ella poder contarle eso a su mejor amiga.

 EMMA

Decidí que le mostraría a Sienna mis poderes el fin de semana que ella iba a venir a la Base. 

Estábamos en mi cuarto, ella me notaba nerviosa, ya era la segunda vez que me preguntaba si estaba todo bien.

- Quiero mostrarte algo, pero necesito que prometas que no le vas a decir a nadie -dije.

- Lo prometo -respondió seria.

Tomé una maceta que tenía en la ventaba y la dejé sobre el suelo. 

Hice que la planta que tenía se marchitara, a lo que ella simplemente miró, estaba en shock al parecer.

Luego volví a hacer que creciera. No parecía asustada, sino que demostraba una expresión de admiración.

- Vos... O sea que era verdad... -dijo al fin.

- Qué cosa era verdad? -ahora yo estaba realmente confundida.

- Mi mamá... Me dijo que pensaba que de algún lado conocía a tu familia y hace unos meses me dijo que creí que eran parte de los vengadores... Y era verdad...

- Sí... Perdón por no habértelo dicho antes... pero tenía miedo... Y por cuestiones de seguridad no me dejaban...

Inmediatamente me abrazó.

- Está bien, gracias por contarme -dijo sin soltarme.

Me largué a llorar del alivio que me dio. 

Esa noche, cuando salimos del cuarto, Wanda y Nat nos miraron para verificar que todo había salido bien. Yo asentí, ellas sonrieron.

Sienna miraba a los demás asombrada ahora que sabía quiénes eran, pero no comentó nada.

Era tan lindo poder usar mis poderes en frente de ella, me aliviaba.

WANDA

El lunes siguiente a que Emma pudiera hablar con Sienna, Yelena no fue al colegio porque estaba enferma. Parecía una especie de resfriado que no era común en ella porque estaba acostumbrada al frío. Nat no perdí la oportunidad de hacer chistes al respecto sobre como una espía rusa nacida en Ucrania tenía problemas con un resfriando.

Mi novia llevó a Emma, los mellizos y Sienna al colegio mientras yo me quedaba en casa cuidando de Lena.

Mi cuñada no estaba acostumbrada a que cuidaran de ella así, porque la manera en la que Natasha la cuidaba era menos directa. 

- No hace falta que me cuides así, Wan, sólo tengo que descansar un poco -dijo acostada en su cama.

- No hace falta pero quiero hacerlo -respondí con una sonrisa.

- Gracias... Sabía que Nat había hecho bien en enamorarse de vos, fui la primera en decírselo -dijo animada.

- En serio? Quién más lo supo antes que yo?

- Creo que toda la Base, Nat era muy obvia -contestó riendo.

- No sabía... -dije entre risas y sorpresa.

- Sí. Mi hermana no es tan buena ocultando lo que le pasa.

- Yo no lo noté, no pensé que era tan obvio.

- Es que los que estábamos ya en la Base sabíamos que Natasha no demostraba taanto amor a nadie, quizás a mí un poco, pero no tanto como a vos, estaba enamoradísima desde el principio. La noche que se encontraron después de todos esos años, vino feliz a contarme que te había visto y me habló de Emma, de la vida que vos le dijiste que tenían. Estaba un poco desilusionada porque estabas con Visión, pero le alegraba verte feliz.

No pude evitar sonreír.

- En serio, te amó desde esa noche y me atrevo a decir que desde mucho antes... Gracias por hacerle tan bien.

Me acerqué a abrazarla, luego de unos segundos ella comenzó a palmearme la espalda, lo que indicaba que ya era suficiente.

- Bueno, andá a descansar un poco que en unas horas vuelven las bestias y no vas a poder -dijo riendo.

Reí en respuesta y me fui.

Nat llegó un rato después.

- Lena? -me preguntó al no verla en la sala.

- Dormida, le debe haber hecho efecto el medicamento que le dio Banner, dijo que podía causarle sueño.

- Bueno, mejor que duerma todo lo que pueda, no estuvo descansando tanto desde que va al colegio. 

Nos quedamos en nuestros escritorios lo que quedaba del día hasta que tuvimos que ir a buscar a los nenes. Fuimos juntas, aprovechando que Lena estaba dormida y no iba a necesitar nada, además, Melina estaba en la Base.

En el viaje devuelta a casa, Emma estaba un poco callada, Nat se dio cuenta por lo que preguntó:

- Arañita, está todo bien? 

- Sí... Sólo que extrañé a la tía, me acostumbré a verla en los recreos.

- Está bien, seguramente vuelva mañana con ustedes, sí? -dije para que cambiara la expresión entristecida.

Esa misma tarde, decidí ir a entrenar con ella para cambiarle ese humor a mi hija.

Mientras entrenábamos sólo nosotras dos, sin querer la tiré al suelo con demasiada fuerza. Cayó sobre su brazo, por lo que soltó un quejido cuando trató de levantarse.

- Está bien, amor? Te lastimaste? -dije acercándome-. Perdón... No tuve que ser tan brusca.

- No pasa nada, ya se me va a ir el dolor, es sólo el golpe -respondió alejándose. La manga de la campera se le había levantado un poco y llegué a ver una especia de mancha, pero ella rápidamente se acomodó la ropa y dio otro paso hacia atrás.



El comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora