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WANDA

- Emm, dejame ver cómo tenés, quizás tengo que llevarte con Banner -dije sospechando que algo andaba mal. Generalmente, cuando se lastimaba, me dejaba verle la herida para chequear cómo estaba.

- No, mamá, estoy bien.

- Hija... -di un paso largo hacia ella, tomé su brazo y levanté la manga.

Angustiada vi el moretón de algunas horas que tenía mi hija desde la muñeca por todo el antebrazo.

- Qué pasó? -pregunté.

- Qué? Ah, eso? Fue de recién, cuando caí... -dijo como si fuese nada.

- Emma.

- En serio.

- Ese moretón tiene más de un minuto -dije sin soltarle el brazo.

Ella forcejeó sin lograr salir.

- Mamá...

- Amor, contame quién te lo hizo, no me hagas tener que obtener la información por mi cuenta.

Dudó antes de decirlo.

- El director del colegio me sacó del aula hoy porque le discutí algo que dijo.

Suspiré antes de comprender.

- Él te hizo esto -dije mirando el moretón.

- Sí.

- Sólo por tratar de sacarte del aula? -inquirí. Algo no cuadraba.

Mi hija asintió, no dijo que sí, sólo movió la cabeza sin mirarme.

- Emma, si no querés que entre en tu mente necesito que seas sincera conmigo.

Me miró a punto de llorar.

- Me sacó del aula y me llevó a la dirección... No había nadie... -comenzó, pero no estaba segura cuánto más aguantaría yo seguir escuchando ni ella diciendo-. Me tomó de la cintura, pasó sus manos por lugares que no debería haber tocado jamás y menos sin mi consentimiento... Cuando estaba por reaccionar... Lo iba a atacar con poderes... me cerró la puerta en el brazo como advertencia de que no dijera nada... Después sonó el timbre del recreo y me soltó. Me encerré en el baño. Quizás lo hizo porque sabía que Yelena había faltado...

- Él te tocó -no era una pregunta, Emma no hizo ni dijo nada-. Un hombre que podría ser tu abuelo te puso sus manos encima... Te lastimó...

Mientras procesaba la información ya estaba planeando todas las maneras posibles de asesinarlo con mis propias manos, sin la necesidad de poderes.

Nat entró a la sala de entrenamiento, de suponía que teníamos que subir a cocinar con ella. Nos vio a ambas en esa posición mientras yo bajaba la mano de mi hija. Inmediatamente entendió que había algo mal.

- Qué pasó? Emma... -dijo al verle el moretón, tomó la mano de mi hija y la examinó-. Quién fue?

Como Emma no respondía, lo hice yo. Le conté todo lo que había pasado. Emma se puso a llorar.

- Cuándo fue esto? -preguntó Nat.

- Hoy.

- Amor... Por qué no nos llamaste...

- Es que... Ustedes están con toda la investigación... La tía está enferma... Era una preocupación más que no quería agregarles...

Nat la envolvió en sus brazos.

- Nadie va a volver a ponerte un dedo encima, me entendiste? Nunca más -dijo.

Le dio un beso en la frente y tomó sus armas.

- Necesita atención médica en el brazo? -me preguntó mi novia.

- Te duele algo más que el moretón? -le inquirí yo a mi hija.

- No.

- Igual vas a ir con Bruce y decirle que te haga una radiografía, sí? -dijo Natasha,

- Y ustedes...? -inquirió Emma con miedo.

- Vamos a tener una reunión con el director -respondí acariciándole la mejilla-. Va a estar todo bien, brujita.

- No quiero que se conviertan en asesinas sólo por esto.

- Primero, no es "solo por esto", nadie en el universo toca a mi nena sin su consentimiento, segundo, ya he asesinado incluso por motivos menos justificados que este -comentó Nat agachándose un poco para mirar a Emma a los ojos.

Emma la abrazó fuerte. Soltó todo el miedo, la angustia, el dolor. Pude sentir cómo trataba de calmar el aura con sus poderes.

- No es necesario -le dije tocándole el pelo, ella entendió a qué me refería.

La abracé contra mi pecho, pensando en todas las veces que había tratado de protegerla del mundo y ahora había fracasado en mi tarea más importante.

- No creo que lo matemos, pero sí le vamos a dar una advertencia que no se la va a olvidar más porque la va a ver cada vez que se mire al espejo -dijo Nat-. Y no vuelve a pisar un colegio en su vida.

La acompañamos a donde estaba Yelena, quien la miró preocupada porque Emma estaba colorada de llorar.

- Ahora te cuento -dijo mi hija cuando Yelena se le acercó mientras subía la escalera.

Mi cuñada nos miró sin entender nada, pero no Nat ya no estábamos yendo.

No fue difícil saber dónde vivía el director. Mi novia ya había implementado mucha de la tecnología de Tony a su vida diaria por lo que sólo tuvimos que poner el nombre del tipo para saber la dirección.

EMMA

Entré a mi cuarto casi temblando. Había pasado casi todo el día tratando de no pensar en lo que había pasado para que Nat y Wanda no se dieran cuenta, y ahora estaban yendo a la casa del director para hacerle quién sabe qué. Yelena subió detrás mío las escaleras, sabía que no me iba a librar de tener que explicarle a ella lo que había pasado.

- Podemos hablar? -preguntó entrando a mi habitación.

- Hay otra opción? -dije.

- No, pero quizás si me lo decís sin que te pregunte va a ser más rápido.

Se sentó a mi lado en la cama, notó que estaba temblando, por lo que me rodeó con sus brazos como solía hacer Nat. Ambas hermanas tenían una manera muy parecida de cuidar de las personas a las que amabas.

- Qué pasó? A quién hay que salir a matar? -inquirió tratando de hacer un chiste, pero con Nat y Wanda eso no era un chiste.

- Ya salieron ellas -respondí.

- Oh... Van a matar a alguien? 

- No sé si a matar, pero sí a lastimar.

- Qué hizo?

Estaba un poco más tensa ahora que sabía que alguien sí me había lastimado.

- Es el director del colegio... -comencé.

Mi tía me miró anonadada, y su sorpresa y enojo creció a medida que le fui contando lo que pasó.

- No me levanto a matarlo porque ya fueron Wanda y Natasha, pero si fuese por mí, ese tipo ya estaría muerto -dijo sin soltarme.

- Lo sé, creo que es por eso que se fueron sin decirte qué había pasado -comenté riendo un poco para sacar seriedad al asunto-. Y también creo que es por eso que sos mi tía favorita.

Pude sentir cómo sonreía, me abrazó más fuerte, manteniéndome bien cerca de ella.

- Sabía que no era Steve -dijo feliz-. Se lo voy a refregar en la cara cada vez que lo vea.

- Yelena! -la reprendí tomando un poco de distancia.

- Mentira, brujita, es un chiste -dijo, pero sabía lo que le hubiese gustado poder hacerlo.

El comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora