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WANDA

Fue tres años después que pasó la tragedia que movería nuestro suelo, quizás no tanto como el chasquido, pero destruyó la paz que habíamos logrado crear.

Sienna se había quedado a dormir en la Base. Ya era normal verla dando vueltas por los pasillos con Emma y también nos habíamos acostumbrado a que en sus juegos se les rompieran cosas sin querer. Por eso no me asustó el ruido del golpe que oí desde la pileta cubierta donde estábamos con los mellizos y Nat.

- Friday, preguntale a Emma y Sienna si están bien, están en el salón de fiestas interno -dijo Nat que ya no se preocupaba mucho pero por las dudas quería estar enterada.

Tardó unos segundos en responder.

- Ha ocurrido un accidente en el salón de fiestas interno. Puedo localizar un arma involucrada y un herido.

Con Natasha nos miramos inmediatamente. Sacamos a los nenes de la pileta y los llevamos a la sala donde los dejamos sin tener tiempo para secarlos.

Corrimos al lugar donde estaban las chicas, cada una por su lado porque había dos caminos para ir.

Llegué al salón justo para cuando mi hija caía de rodillas sobre el suelo. Esa imagen la había visto en algún lado, la había vivido.

Un cuerpo se extendía sobre la alfombra, un cuerpo del tamaño del de mi hija, pero con un rostro diferente.

Un cuerpo con el rostro de Sienna.

Natasha me miraba desde el otro lado del salón, Yelena apareció detrás suyo.

- Emm... -dije, acercándome a mi hija.

Ella no dio señales de haberme escuchado.

Miré alrededor para localizar el arma de la que había hablado Friday, pero no había nadie más en el salón.

Sienna tenía una mancha roja que se extendía por su pecho.

Las manos de mi hija se dirigieron a esa mancha roja.

- Amor... -iba a decirle algo, cualquier cosa que la hiciera alejarse, correr en dirección contraria, pero qué? No había nada que decir.

- Princesa -dijo Nat acercándose a ella.

Emma no levantó la cabeza.

Mi novia me miró, sin saber si dar un paso más o esperar a que Emma saliera del transe en el que estaba.

Cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo mi hija, la rodeé con mis brazos y la hice retroceder.

- Está intentando pasar la herida de Sienna a su cuerpo -le dije a Nat.

Emma se retorció en mis brazos, quejándose.

- Es la primera de muchos -dijo una voz que me pareció que era la de mi hija pero no podía ser...

- Qué? -preguntó Natasha mirando a Emma.

Sí, fue ella quien lo dijo. Comencé a soltarla de a poco cuando supe que no iría otra vez.

- Es la primera de muchos -repitió Emma.

Y de pronto comenzó a temblar, entonces no tuve otra opción que abalanzarme sobre ella y rodearla con mis brazos para contenerla.

- Emma?!

Pero no respondía.

La sostuve entre mis brazos, con mis poderes traté de entrar a su mente pero había un bloqueo.

- Nat, no puedo entrar -dije aún más asustada.

- Qué? Cómo...?

Yelena vino con nosotras, para ver qué pasaba con Emma.

- No puedo entrar a su cabeza... Hay algo...

Entonces Emma volvió en sí con una inhalación profunda. Comenzó a llorar mucho. La sostuve contra mi pecho, y de inmediato se me empapó la remera, pero no importaba.

- Qué pasó, amor? -preguntó Natasha tratando de tocarla.

- Traté de curarla... No pude... Quise pasar sus heridas a mí... Era muy tarde y de la nada... -la voz de mí hija se cortaba por el llanto-. Todo se volvió negro... Y una voz me dijo lo que va a pasar... Van a morir más... Sienna es la primera...

La pegué más a mi pecho intentando mantenerla a salvo se su propia cabeza.

- Qué pasó con ella, Emma? -inquirió Nat-. Qué pasó con Sienna?

Emma miró el suelo.

- Uno de los hombres de la Habitación pensó que era Yelena, vi su uniforme... Lo escuché decir que habían localizado el objetivos pero no lo vi hasta que pegó el tiro... Si lo hubiese visto... Si tan sólo hubiese sido capaz de distinguirlo en el techo...

- Amor, no es tu culpa -dije.

- Pero todo habría sido diferente si yo me hubiese dado cuenta.

Nat analizó la situación, supe que estaba por decir algo que no le iba a gustar a nadie.

- Yelena, te vas a la casa donde vivían Visión y Wanda con los nenes antes. Emma, vos la acompañás, se van a quedar ahí con los nenes hasta que sea seguro.

- No. -Emma comenzaba a recomponerse, sabía que no iba a aceptar.

- No fue una pregunta.

- No me importa, yo no me encierro.

Natasha le lanzó una mirada de advertencia.

- Emma.

- Natasha.

Yelena me miró a mí, sin saber qué hacer.

- Me parece que no es momento de discutir algo así -dije parándome para tomar a Nat del brazo.

Mi novia me miró, y supo que debía tranquilizarse.

Emma aprovechó esa situación para pararse también.

- Hay que avisarle a la mamá de Sienna -dijo mi hija, ahora seria-. Que nos diga dónde quiere que la entierren, hay que decirle la verdad de lo que pasó, nada de mentirle para ocultarle lo que somos, merece al menos honestidad.

Sabía lo que estaba haciendo, lo mismo que cuando murió Visión. Quería hacerse cargo de la situación, controlar lo que pudiera por el miedo que le daba el descontrol.

- Amor... -comencé, pero me frenó.

- No, me voy a mi cuarto, no quiero quedarme acá.

Miró a Sienna una última vez, con los ojos llorosos. Se agachó para tomarle la mano una última vez y luego volvió a pararse.

Yelena miraba alternativamente a Nat, a mi y a Emma, ninguna de nosotras sabía si debíamos detenerla o dejarla ir.

Hicimos lo que Emma nos dijo ni bien se fue. Le avisamos a la mamá de Sienna. Fue una de las cosas más difíciles que tuve que comunicarle a alguien después de decirles a mis hijos que Visión no volvería.

La mujer lloró y gritó. Yo la dejé hacerlo, no podía irrumpir en su tristeza.

Me largué a llorar ni bien corté la llamada. Me imaginaba el dolor de esa madre que acababa de enterarse de la muerte de su hija, no pude evitar pensar en qué hubiese pasado si la situación fuese a la inversa. Si ella me hubiese tenido que decir a mí que mi hija había muerto.

Natasha me abrazó mientras yo trataba de recuperar la respiración.

- Va a venir en unas horas, a buscar el cuerpo. No dijo mucho, y eso que le conté todo -dije cuando me tranquilicé-. Quizás no hagan funeral... No lo sé...

- Está bien, ya no está en nuestras manos -me dio un beso en la frente-. Ya agarraron al hombre que la mató, lo están investigando. También aseguramos la torre, no va a volver a pasar algo así.

- O sea que Emma y Yelena no se tienen que ir?

- No, por ahora no. Pero vamos a estar atentos a lo que sea que pase, porque no podemos permitir que ocurra otra vez.

El comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora