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EMMA

No pude seguir así por mucho tiempo más. Me senté frente a mamá y la miré con los ojos llorosos.

- Tengo miedo -confesé.

- De qué? -preguntó con esa mirada que me daba seguridad.

- De perder más.

- Si yo te lo prometo, si yo te prometo que no vas a perder a nadie más, me crees?

- Sí, cómo podría no hacerlo -respondí inclinándome hacia sus brazos con los que me rodeó y abrazó pegándome a ella.

- Entonces no tenés de qué preocuparte, brujita, va a salir todo bien. Quizás no como lo planeamos, pero vamos a estar bien, todos.

Wanda vino unos minutos más tarde para chequear que estuviésemos bien, luego me dormí mientras las escuchaba hablar entre ellas.

Al otro día, mientras jugaba con mis hermanos, Tommy, sin querer, fue demasiado brusco y lastimó a Billy. Le dejó un corte en la rodilla que le dolía mucho. Yo me acerqué a él y con mis poderes trasladé su herida a mi cuerpo.

- Emma... Mamá te dijo que no lo hicieras -dijo Billy al ver que ya no tenía su herida.

- Mamá no tiene por qué enterarse -respondí guiñándole un ojo.

- Qué cosa no me puedo enterar? -preguntó Wanda mirándonos desde el umbral de la puerta.

Mis hermanos me miraron sin saber qué decir.

- Se pueden ir si quieren, es Emma la que debe darme una respuesta -dijo mamá.

Mis hermanos no se movieron, algo raro tratándose de ellos que siempre la obedecían.

- Emma usó sus poderes para curarme, pero no fue su culpa, sólo quería que no me doliera! -soltó Billy a punto de llorar.

- Hey, amor, está bien, no los voy a retar por eso... -dijo Wanda acariciándole la mejilla.

- En serio? Y a Emma?

- Tampoco, sólo quería saber qué no me podía enterar, pero no la iba a castigar por querer ayudarte.

Mi hermano cambió la expresión de susto a alivio, luego se fueron dejándonos solas.

- Qué te dije de usar esos poderes? -preguntó.

- Dijiste que no ibas a retarme.

- Te hice sólo una pregunta.

- Me dijiste que no podía hacerlo...

- Y qué hiciste?

- Los usé... Pero fue por una buena causa! 

- Tus hermanos siempre son una buena causa, amor, pero si se vuelve una costumbre?

Asentí rápido.

Esa noche, mientras cenábamos, me sentí extraña, había algo que me pertubaba pero no sabía qué.

Lo comprendí cuando me levanté, tras convencer a Wanda de que al otro día desayunaría bien porque no había terminado el plato, un rato después de que lo hicieran mis hermanos, Nat que los acompañó y Lena.

Al acercarme a la puerta, una ola de imágenes me hizo tirarme para atrás. Caí al suelo mientras en mi cabeza se amontonaban sucesos que yo no había vivido. La muerte de Pietro, de papá, incluso la de los abuelos... No me di cuenta que en mi caída había roto un vaso.

De lejos oía la voz de alguien.

- Emma, amor... -decía.

Pude reconocer a Wanda en esas palabras, e hice todo lo que pude por abrir los ojos. Al lograrlo, se me llenaron de lágrimas. Mamá me sostuvo sin decir nada más.

- Vi las muertes... Las del tío, papá y los abuelos... -expliqué.

Ella me miró angustiada, yo luchaba por poder respirar con normalidad.

- Está todo bien ahora, sí? Estoy acá.

Cuando nos paramos, una imagen más se me cruzó y cambió todo.

Yo matándolos, a cada uno de ellos, y Wanda era la última. Todo con mis poderes.

Me alejé de mamá rápidamente, ella no entendía nada.

- Emma? -dijo sin comprender.

Comencé a temblar.

- Amor, necesito que me expliques qué pasó -pidió acercándose.

- Alejate! No quiero lastimar a más personas... -dije dando un paso hacia atrás.

- No lastimaste a nadie!

- Sí, lo hice, lo vi...

- No, no eras vos.

- Basta! Andate.

- Emma, no querés hacer esto. Pelear conmigo, en serio? Por favor dejame ayudarte.

Dio un paso más hacia mí pero volví a retroceder.

- BASTA! -grité mientras las lágrimas caían por mis mejillas.

En el intento de alejarme, pisé los vidrios que se me habían roto, solté un quejido de dolor, pero no dejé de retroceder.

Mamá me miró como solía hacer cuando quería ayudarme pero no sabía cómo.

- Hija... Por favor, es sólo una charla... No tenemos que hacerlo a la fuerza... Dejame curarte...

- Qué vas a hacer? Manipularme? Vas a usar tus poderes sobre mí? Hacelo, mamá, dale, quiero ver cómo rompés con el respeto de la privacidad.

- No voy a manipularte mentalmente. Pero voy a hacer lo necesario para que estés a salvo.

- "Y si eso implica controlarte mentalmente, entonces lo haré"? -adiviné con sarcasmo.

Negó con la cabeza antes de abalanzarse hacia mí. Con mis poderes intenté correrla pero sólo logré empujarla un poco. Con sus poderes me puso mis manos detrás de mi espalda. Se acercó lentamente y me rodeó con sus brazos.

- Perdón, amor, no quise tener que llegar a esto.

Forcejeé hasta lograr soltarme, pero ella ya me tenía abrazada, no quería hacer un movimiento brusco y lastimarla.

- Ahora vamos a sentarnos en la cama y vas a dejar que te cure las heridas y te dé algo más para que comas -dijo, no era una pregunta.

- No quiero que me vean los mellizos.

- Están dormidos.

- Tampoco Nat, se va a preocupar.

- Debería... Pero por ahora puede quedar entre nosotras... -dijo intentando animarme.

Me ayudó a sentarme en una de las sillas de la cocina y se fue a buscar unas gazas. Al regresar me sonrió intentando animarme.

- Fue esto lo que viste la otra vez? -preguntó.

- Puede ser, no lo recuerdo por completo.

- Está bien, no importa ahora, porque estás bien, sí? Pero mañana conviene hablar con Bruce...

- Podés curarme la herida e irnos a dormir? No quiero seguir hablando de lo mismo...

- Bueno, amor... 

Me sacó los vidrios del pie de a poco.

- Si te duele de más, apretame la mano, sí? -preguntó.

Asentí tomándole la mano.

Traté de contenerme cuando comenzó a dolerme, pero no pude y le presioné la mano. Ella frenó inmediatamente.

- Vamos a hacerlo más rápido? Así el dolor dura menos? O preferís lento? -inquirió.

- Rápido...

Cuando terminó de sacármelos, me puso las vendas y me acompañó a mi cuarto.

Sin tener que preguntarme, se acostó a mi lado y no tardé en dormirme mientras ella me hacía mimos en el pelo.

El comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora