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WANDA

Mi hija entró al cuarto que ahora sería de los nenes, se sentó a mi lado, yo estaba en un borde de la cama, ya que era una cama de dos plazas, luego compraríamos las dos de una plaza.

Tommy ya estaba dormido, pero Billy era el que daba más vueltas esta vez para dormir, no lograba que lo hiciera.

- Y mamá? -preguntó Emma.

- La vi salir al patio con Kate.

- Qué hacen ellas dos juntas?

- Quizás organizan alguna misión... No sé, con todo esto de SHIELD no tuve tiempo de hablar con Nat de otra cosa que no sea la mudanza...

- El tío Bruce está enojado con nosotros? -preguntó Emma, parecía angustiada.

- No, amor, es incapaz de enojarse con ustedes, sólo se siente traicionado, creyó que todos íbamos a apoyar a SHIELD pero no fue así.

Asintió entendiendo.

- Esta casa ya es nuestra?

- Sí, la compró mamá hace unas horas cuando supimos que no daba para más. Justo la habían dejado preparada.

Se quedó a mi lado mientras yo hablaba con Billy hasta que él se durmió. Entonces salimos del cuarto y fuimos a la cocina. Lena ya estaba poniendo la mesa, parecía de buen humor.

Al rato llegaron Nat y Kate, nos sentamos a comer en silencio hasta que Lena habló.

- Me gusta la casa, me gusta más que la Base.

- Está bueno que sea algo nuestro... -dije-. Es lindo que no haya más gente que nosotras que somos familia.

- Yo no soy de la familia... Soy la novia de una de la familia -dijo Kate, algo tímida.

Emma la miró con completa sorpresa.

- Vos sos de la familia. -dijo seria.

- Sos tan de la familia como cualquiera de nosotros -dije-. Por eso queríamos que estuvieran acá, así podíamos mostrarte eso, que sos parte.

Ella sonrió, aún tímida, y siguió comiendo.

- Y el tema del colegio... -comenzó mi hija, parecía con miedo a nuestra reacción.

- Van a poder seguir -dijo Nat.

Habíamos acordado que ella era quien se lo diría porque sabía cuán contenta iba a estar.

- En serio?! -dijo nuestra hija con una sonrisa inmensa.

- Sí, amor, pueden ir mañana mismo si quieren.

No estábamos seguras de si era lo mejor para su seguridad ahora que SHIELD nos tenía en la mira, pero no podíamos mantenerlos en la casa todo el día.

EMMA

Unos días después de habernos mudado, decidimos hacer una noche de juegos que comenzó con el Monopoly, ganó Tommy y lo festejó toda la noche para restregárnoslo en la cara. Luego jugamos a los videojuegos que le habían regalado a mis hermanos por su cumpleaños.

- Voy a bañarme, sí? -dijo Wanda-. Sigan sin mí, vuelvo y arrancamos otro juego.

Nat no estaba en la casa porque había decidido acompañar a la tía Lena a una fiesta y Kate estaba en la casa de Clint.

Jugamos casi quince minutos de corrido, hasta que me agarró sed y me levanté a buscar algo para tomar.

- Me traes algo a mí también? -me pidió Billy. 

Asentí y salí. Cuando estaba llegando de vuelta a la sala con los vasos, escuché el grito de mi hermano y, al mirar, había un hueco en la pared de en frente que parecía un portal. Se me cayeron ruidosamente los vasos al suelo al ver que una de las personas que estaban allí era Wanda, pero se veía diferente, parecía haber llorado mucho y estaba muy enojada. Tenía agarrada del cuello a una chica que debía tener mi edad.

- Mamá? -pregunté.

Pero no podía ser ella.

Me miró y en ese instante su mirada se tornó diferente.

- Emma... -dijo y soltó a la chica.

Mis hermanos corrieron a esconderse detrás mío.

- Chicos... -susurró sonriendo mientras lloraba.

- Quién sos? -pregunté.

Extendí mis brazos a mis costados para cubrir todo lo que pudiera a mis hermanos.

En ese momento Wanda, la que conocíamos, mamá, llegó corriendo.

- Alejate de ellos! -gritó.

- Yo soy su madre! -respondió la otra y la tiró al suelo con sus poderes haciendo que partiera un mueble de madera.

Volvió a mirarnos a nosotros, yo miraba a mamá que estaba removiéndose de dolor en el suelo.

- Por favor... No nos lastimes... No los lastimes... No a ellos... -sollocé.

- Qué? -parecía contrariada-. Lastimarlos? No... Yo jamás haría eso... 

- Entonces qué hacés acá? -pregunté manteniendo toda la fuerza que podía.

- Sólo te quiero a vos... Para siempre... Tus hermanos te esperan del otro lado del portal...

- Mis hermanos están acá -dije.

- No puedo perderte de vuelta... Te amo...

- Sé quién pretendés que soy... Pero no soy ella... Perdiste a una variante mía, pero no soy ella... Me imagino que tu universo no debe haber sido bueno para vos, pero no pertenecemos juntas... Yo soy suya -dije mirando a mi mamá.

Miró las caras de mis hermanos, luego la mía. Algo más pareció romperse dentro suyo al ver que los tres estábamos llorando.

- Perdón... No soy un monstruo... Soy una m... -pero la palabra no le salió.

Me acarició el rostro sin dejar de llorar, tuve el impulso de abrazarla, pero no podía dejar a mis hermanos indefensos.

- Cuidate mucho, sí? Por favor... Te amo... Los amo...

Retrocedió lentamente y mis hermanos corrieron a ver a mamá que intentaba levantarse. Yo me quedé estática en mi lugar.

Wanda, la que no era mi mamá real, no dejó de observarme mientras caminaba hacia atrás. Se arrodilló en el suelo y pasó su mirada a mamá que caminó hacia ella. Entonces bajó la mirada, esperando un golpe, algo que la lastimara.

Algo dentro mío me dijo que no, que no tenían que herirla.

- Mamá... -dije.

Ambas voltearon a mirarme, fue muy extraño. Di un paso hacia ellas, pero mamá me frenó con una mano.

- No -dijo.

Luego volvió a mirar a la otra y dirigió su mano a la mejilla de esta. La otra la miró sorprendida, aún con los ojos llorosos y levantó la mirada para verla a los ojos.

- Sabé que serán amados -dijo, casi en un susurro.

Se distanció un poco y la miró alejarse hacia el portal, pero antes de irse por completo dijo:

- Cuidalos mucho, a los tres, pero más a ella... En mi universo está muerta... La mataron sus propios poderes... Hydra... Se la llevaron y la convirtieron en un monstruo, o casi lo hacen, pero terminó muerta y no pude hacer nada... Traté de controlar el multiverso para tenerla de vuelta, pero no hay manera de que eso salga bien... Disfrutá cada momento con ellos, es un regalo que a mi me quitaron.

El portal se cerró e inmediatamente caí de rodillas al suelo y lloré.

El comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora