60

119 11 0
                                    

WANDA

Toqué la puerta del cuarto de mi hija y entré.

- Permiso... Cómo estás, amor? -pregunté.

Ella estaba en la cama acostada boca arriba con los ojos abiertos pero colorados de llorar.

No me respondió, sólo se sentó en la cama. Me acerqué a ella y la rodeé con un brazo.

- Sé que fue demasiado en poco tiempo -pero me interrumpió antes de que pudiera seguir.

- Vi el dolor en sus ojos... Un dolor mucho mayor al que te vi cuando murió papá... -me miró a los ojos-. No quiero que estés así de rota, ni siquiera aunque yo no te pueda ver, no puedo vivir pensando en que si me llega a pasar algo vos te vas a convertir en esa persona... Esa no eras vos, pero no porque fuera de otro universo, sino porque realmente era una persona completamente diferente, se convirtió en otra... Sé que vos estabas por ahí, en el fondo... Pero al mismo tiempo era alguien tan distinto...

- No va a pasar eso, amor, en serio.

Miró las fotos de las paredes, había muchas con la familia, pero pasó sus ojos a su mesa de luz y agarró una foto. Era la última que teníamos nosotras con Visión y los mellizos, ese principio de año los cinco en la cama.

- Ella lo perdió a él también, no? Fue por eso que empezó todo...

- Seguramente...

Miró la foto por un rato silencioso hasta que yo dije:

- Querés dormir con mamá y conmigo?

- Mamá sabe todo?

- Sí, hablamos.

- Los mellizos?

- Dormidos.

Asintió mirándome, se la notaba cansada.

Llamé a Nat que entró con cuidado, pensando que Emma estaba dormida. Al verla, se acercó a ella y la abrazó con la fuerza que sólo ella sabía moderar.

Nos acostamos y tuve un impulso, fue algo repentino. Mientras mi hija estaba entre nosotras dos, hice con mis poderes las bolitas de poder rojas que hice la última noche que estuvimos con Visión y Emma. Ella las miró en silencio hasta que cayó dormida. Nat la acercó a sí y la abrazó.

- No sé cómo vamos a explicárselo a Lena y Kate... -dije riendo.

- Ya vamos a encontrar la manera...  Lo bueno es que están todos bien.

EMMA

Al otro día, desperté con Wanda acariándome el rostro mientras hablaba con Tommy que estaba a mi lado.

- Buenos días, amor... Ya llegó Kate y la tía, están abajo, por si querés ir. Nosotras ya les contamos todo -dijo mamá.

- Está bien, voy... -dije desperezándome.

Al bajar, mi novia me abrazó fuerte, estaba algo ansiosa. Mi tía trató de disimularlo, pero igual me abrazó, algo que no solía hacer al saludar. Nat me dio un beso en la frente.

- Mañana arrancan las clases, les parece? -dijo mamá.

- De verdad? -pregunté.

- Tenés ganas?

- Sí, me gustaría volver... -dije.

- Entonces sí, todo por mi nena -respondió revolviéndome el pelo.

Kate estuvo todo el día conmigo, me abrazaba, me acariciaba. Yo todavía no me acostumbraba a la casa nueva, pero me gustaba. Ya nos habíamos repartido las habitaciones, mamá y Nat dormirían en la habitación cercana a la puerta de entrada, Kate y yo en la primera a la izquierda en el pasillo donde quedan las demás habitaciones, Lena en frente a la nuestra y los mellizos en la de al lado.

Esa noche, cuando pudieron terminar de arreglar todo lo que había roto la Wanda del otro universo, me puse a investigar sobre cómo Wanda pudo haber hecho eso. Encontré cosas sobre el Darkhole, un libro prohibido que habla sobre todo eso, y la apariencia de Wanda demostraba haberlo usado. Sus dedos, su cara, estaba bajo magia de la mala.

Antes de irme a dormir, me acerqué a mamá que estaba en el sillón con Tommy.

- Qué es el Darkhole? -pregunté parada en el marco de la puerta.

Ellos estaba viendo una película, pero al escucharme, la puso en pausa y me miró sería.

- Dónde escuchaste ese nombre? -preguntó.

- Investigué sobre cómo pudo haber llegado tu versión de otro universo... y llegué a ese libro... puede que Stephen Strange lo tenga y me lo pueda prestar para leerlo...

Se levantó, dejando a mi hermano igual de atónito que yo por su repentina seriedad.

- Ya vuelvo, amor, esperame -dijo simulando un tono dulce con Tommy para que no se preocupara.

Cuando volvió a mirarme, me tomó del brazo y llevó hasta el pasillo.

- Ni se te ocurra investigar más sobre eso, Emma, ni por Internet, ni en persona.

- Pensé que en esta casa no había temas prohibidos... -dije sabiendo que podía terminar mal con esa contestación porque fue provocativa hacia una discusión.

- No me desafíes. Siempre te dejé hacerme preguntas sobre el mundo y te respondí con total sinceridad, el único tema del que no quiero que ni se piense, es ese, sí?

- Pero...

- Emma, por favor.

- Al menos decime por qué.

- Ese libro maneja información demasiado poderosa, podés perder la cordura por sólo buscarlo.

- Es que...

- No, amor, por una vez en tu vida necesito que me escuches, ese libro puede matarte, o convertirte en un enemigo para tu propia familia, y si vos perdés la cabeza por algo así, entonces sí voy a convertirme en esa Wanda. Lo busca la gente que ha perdido algo importante y que ya no existe en su universo...

- Como con papá?

- Como papá. Y si yo no caí en la necesidad de buscar ese libro, vos menos, Em, no puedo con la idea de perder a alguien más.

Asentí, algo asustada.

- Mirá, no quiero prohibirte cosas, pero necesito que te cuides, que no navegues por una explicación, hay cosas que simplemente se dejan de lado, no se investigan porque son peligrosas.

No dije nada, me quedé muda procesando.

- Prometeme que no vas a meterte más en el tema -insistió.

- Es que...

- Emma.

- Está bien... lo prometo...

- Esa es mi nena -dijo y me dio un beso en la cabeza, sonriendo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 22, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora