Capítulo 8. "Cenicienta acompaña a Billy"

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IN MY VEINS

Jughead apretó los ojos soltando una pequeña carcajada.

Billy rodó los ojos. ─ Lo sabía...

─ Habló enserio. ─ señaló Jughead recuperando la compostura inicial.

─ Yo también, ─ asintió Billy terminando de acortar la distancia entre ambos. ─ Y como sé que no lo harás, seguiré con mis propios asuntos. ─ alzó ambas cejas.

─ ¿Por qué es tan importante para ti?─ Jughead le detuvo antes de que avanzase hasta la puerta.

─ Justamente eso es lo que me pregunto yo. ─ asintió. ─ ¿Qué hay sobre ella que te hace actuar así? ¿Tiene que ver con nuestro padre?─ cuestionó

Jughead resopló. ─ Tengo mis propios asuntos. No todo lo que hago es para él.

─ Sí, claro. ─ se burló. ─ Como si eso fuese posible. ─ chasqueó la lengua. ─ Yo... supongo que seré honesto cuando tú lo seas conmigo.

─ Creí que no éramos esa clase de hermanos. ─ Jughead alzó ambas cejas.

Billy negó. ─ La clase de relación entre nosotros, no creo que exista entre hermanos. ─ despidiéndose con un gesto de mano, salió de casa dejando a Jughead solo.

·IMV·

Betty había revisado el congelador dándose cuenta de los pocos ingredientes con los que contaba para poder cocinar algo diferente para la cena.

Así que después de recordar los números telefónicos que Jughead le había proveído, decidió mandar a pedir KFC.

Así que se encontraba frente al televisor de la sala con la película "Pretty Woman" y aunque adoraba mucho esa película, se estaba quedando dormida durante los últimos minutos con la cubeta de pollo entre sus manos.

Fue hasta que el intercomunicador sonó sobresaltándola de su incomoda posición

─ Buenas noches, señorita Cooper. El joven Mitman se encuentra en camino. ─ la amigable voz de Félix sonó por todo el apartamento.

Desconcertada, frotó sus ojos tratando de aclarar sus pensamientos.

─ ¿Billy?─ se preguntó si realmente se trataba del chico.

La puerta se abrió un segundo después dándole el paso al chico de cabellos rizados.

Betty se colocó de pie observándolo impresionada. Giró su vista al reloj en la pared dándose cuenta que ya eran las diez de la noche.

Frunció el ceño. ─ ¿Se puede saber qué haces aquí?

─ He venido a hablar contigo. ─ Billy se dejó caer sobre el sofá recorriendola con la mirada. No pudo evitar hacer un pequeño gesto de desagrado al ver su aspecto.

Su arrugada piyama de patitos amarillos, su cabello atado en un alborotado moño y la sala Kétchup alrededor de sus labios daba aun más un aspecto lamentable.

─ ¿Estabas dormida o comiendo?─ interrogó observando el balde de pollo a un lado.

Betty resopló limpiando sus labios. ─ Sé que mi aspecto no es el mejor. Pero es viernes por la noche y he trabajado toda la semana... ─ defendió.

─ Esta bien. No he querido que se entienda de esa manera... ─ alzó ambas manos. ─ Ya te dije, he venido hablar contigo.

─ ¿El golpe no ha sido suficiente? Creí que había quedado más que claro que no estoy interesada. ─ se cruzó de brazos.

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