Capítulo 48: "Nunca Digas Nunca"

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IN MY VEINS

Terminó de revisar todas la hojas entre sus manos. — ¿Cómo... conseguiste todo esto?— interrogó nervioso.

Sweet Pea negó — Eso no es importante. Lo que debería ser importante es que Betty sepa todo esto. — señaló — Que por lo que veo, es cierto por tu reacción.

— ¿Quién más lo sabe?— interrogó abrumado.

— Tabitha y yo encontramos el sobre en la puerta de Betty. Tal parece que su intención era que ella se enterase directamente. — explicó

Jughead frunció ligeramente el ceño.  — ¿Por qué... no se lo dijeron? 

Sweet Pea suspiro. — Porque Tabitha tenía la esperanza de que todo fuese una mentira. — explicó

— Significa que tú no lo creias así. — asintió — ¿Por qué no se lo dijiste aún?

— Porque no creo que sea justo para Betty enterarse de esta manera. — explicó — No creo que el responsable quiera dar la cara... pero supongo que sería correcto que al menos tu hermano o tú lo hagan ya que lo han estado protegiendo todo este tiempo ¿no es así?

Jughead apretó el sobre entre sus manos temblorosas.

— Sí realmente la amas como dices, debes hacer lo correcto. Tabitha y yo no diremos nada... por ahora. — señaló — Tienes la oportunidad de ser honesto con ella. Debes liberarla. — indicó.

Jughead asintió. — ¿Es una amenaza entonces? — cuestionó

Sweet Pea negó. — Trate de convencerla de posponer la boda pero parece decidida. — confesó — Pero no es la boda la que me preocupa. Sino que, hay alguien que también sabe toda la verdad y parece muy interesado en que Betty se entere.

Jughead frunció el ceño pensativo.

•IMV •

Betty despertó tarde esa mañana. Ya que había renunciado no debía ir al trabajo y se había aprovechado un poco de la situación durmiendo hasta tarde para revisar la lista de opciones que Cheryl y Verónica había hecho para ella con respecto a los preparativos de la boda.

Se servía café en una taza cuando un fuerte dolor se instaló en su pecho. El dolor fue tan fuerte que incluso se mareó por un momento. 
El sonido del timbre la hizo volver a respirar con facilidad. Se incorporó sintiéndose perfectamente bien.
Frunció el ceño extrañada mientras iba a abrir la puerta encontrando a Jughead.

— Jug... — esbozó una sonrisa que rápidamente se borro al contemplar el semblante del chico. — ¿Qué te pasa? ¿No te sientes bien?

— Perdona. — sonrió apenas. — Tuve una muy mala noche. No pude dormir. — se sinceró.

— ¿Por qué? ¿Pasó algo?— alzó ambas cejas tomándolo de los brazos para que el chico pasase y lo guió hasta el sofá.

— Sí... anoche tuve que tomar una decisión muy difícil. — asintió observando a la rubia.

— Debe ser. Te ves muy cansado... — asintió comprensiva — Te serviré una taza de café.

— No, — la detuvo tomándola de la mano. — Estou bien.

— ¿Qué pudo haberte puesto así? ¿Es algo grave?— cuestionó preocupada.

Jughead suspiró esbozando una sonrisa. — Te lo diré.

Ella asintió alentandolo.

— Pero no ahora...— negó fingiendo tranquilidad — Me gustaría que me acompañaras a un viaje.

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