Pablo.
—¡Cógelo! ¿Eres tonto? —Pedri me gritó en el vestuario.
—Es que no se quién es —me excusé.
—Pues no para de sonar así que o lo coges tú o yo, no hay quien se concentre antes de un partido con un ruido así —se quejó el canario de mi tono de llamada.
—Será alguna tía de alguna fiesta, cada vez que salimos te lías con una diferente. —dijo Ansu.
—Cada vez que salimos y todos los días también —intervino ahora Nico.
—No pueden ser ninguna de ellas, nunca doy mi número.
—Me la suda, cógelo ya —Pedri estaba irritado.
Finalmente le hice caso y cogí mi teléfono dispuesto a descolgarlo.
—¿Si? —respondí mientras me ponía mis calcetines.
—¡Hola Pablo! ¡Llevo media hora esperándote! —escuché una voz conocida al otro lado del teléfono, estaba enfadada.
—Joder, lo siento.—me disculpé—. Jessica sabes que casi me dejas el móvil en la mierda ¿no? Me has llamado tantas veces que hasta mis compañeros de equipo se han puesto histéricos.
—Es tu culpa, dijiste que te esperase aquí, ¿dónde estás? ¿Y por qué no me has cogido el teléfono entonces?
—¡Porque no sabía que tenías mi número, me salía un número que no tenía agregado! ¿Como iba a saber que eras tú, tonta? —suspiré y me di cuenta entonces de que todos mis compañeros de equipo que estaban en el vestuario me estaban mirando, lo había dicho demasiado alto—. Estoy en el vestuario, ahora salgo —dije un poco más bajo.
—¡Sal ya! —escuché que gritó ella y le colgué.
—¿Y bien? —rompió el silencio Pedri.
—¿Qué pasa? —le miré levantándome de donde estaba sentado.
—¿No nos vas a contar quien te espera? —dijo ahora Eric levantando las cejas.
—No —sonreí sacándoles el dedo y salí del vestuario para ir al sitio donde le había dicho a Jessica el viernes.
Faltaban a penas diez minutos para que empezase el partido. Hoy jugábamos contra el Osasuna y yo estaba de titular.
—¡Por fin! —gritó la rubia desesperada al ver que yo aparecía.
—Que exagerada, no te puedes quedar sola ni diez minutos —le abrí la puerta del Camp Nou que solo se nos estaba permitido a nosotros entrar por ahí.
—Pues la verdad que no es muy agradable estar ahí sola de noche entre un montón de borrachos con cervezas en la mano cantando —ironizó.
—Haberte unido a ellos —reí y ella me miró mal.
Me detuve unos segundos para mirarla de arriba a abajo. Iba vestida con un top negro de manga larga y unos vaqueros que se ceñían a sus muslos y sus curvas. Luego como siempre llevaba el pelo suelto. Me quedé mirándole un buen rato sin ninguna vergüenza.
—¿No te cortas un poco? —me miró mal—. ¿Qué miras?
—Es que me ha sorprendido que hoy vas más fea de lo normal...
—Gilipollas —sonrió de lado, le había hecho gracia—. ¿Dónde me siento yo? —me preguntó de repente.
Volví a la vida real y le dije que me siguiera. Ambos fuimos andando rápidamente hacia donde estaba el túnel por el que salían los jugadores, algunos de mis compañeros como Pedri y Ferran estaban ya allí. Ambos miraron a la rubia con detenimiento y luego a mí con una sonrisa. Me acerqué a Ferran, con Jessica detrás mía.
—¿Dónde está Sira? —le pregunté.
—En el palco, como siempre ¿por qué?
Miré a Jessica, ella no estaba entendiendo nada, su cara mostraba que no tenía ni idea de dónde estaba. Normal, nunca había pisado un campo de fútbol seguro.
—Ven —le dije para que me siguiera, me acerqué un poco al banquillo con cuidado de que ninguna cámara me grabase—. Sube ahí arriba, donde está la chica del abrigo verde, al lado está tu asiento —señalé.
—¿Yo sola? ¿Estás loco? Que me van a mirar todos, o peor aún, ¿y si me caigo por las escaleras esas? —Jessica me miró horrorizada.
—Ojalá te pase eso —le respondí.
—No me hace gracia, Pablo no conozco a nadie. Me da igual si hay una amiga tuya o algo.
—Dios mío, das mucha pereza niña. —rodé los ojos.
Por suerte en ese momento Sira nos miró y le hice una seña con la mano para que bajara. Cuando estuvo abajo con nosotros miró a Jessica inspeccionándola pero inmediatamente sonrió. Sira era muy amable con las personas, desde que la conocí me di cuenta de eso.
—¡Hola Gavi! —me saludó—. ¿Qué pasa? —nos miró a los dos.
—Que a esta chica le da miedo subir unas escaleras ella sola —respondí cansado.
—Eres un falso, yo no te he dicho eso.
—Literalmente has utilizado sinónimos —fruncí el ceño.
—Oh, ¿eres Jessica? —Sira intervino de nuevo mirando a la rubia.
—Si, encantada —dijo Jessica sonriendo amablemente. Si la viera por primera vez, me creería que es maja y todo.
—Gavi me dijo que ibas a venir, ven, subimos arriba que ya van a salir a entrenar los jugadores.
—¿Entrenar? —preguntó ella.
—Si, entrenar —le respondí.
—¿Ahora?
—No, mañana —ironicé cansado—. Como se nota que eres rubia, hermano.
—Bueno, ni que tu fueras un modelo de revista. Que yo sepa, la altura no la tienes —vaciló.
—Venga, vamos ya arriba —Sira se estaba riendo de nuestra pequeña discusión.
Jessica asintió como un angelito y se giraron para ir en dirección a las gradas.
—¡Ten cuidado a ver si te muerde un tiburón mientras subes! —le grité antes de que estuviera demasiado lejos.
—¿Quién es ella? —me preguntó Ferran al volver al túnel.
—La chica que me da inglés —respondí.
—¡Qué dices! ¡Es muy joven! —se sorprendió el valenciano.
—Tiene veinte años, me da clases para ganarse algo de pasta —le expliqué—. Y le he invitado para que alguna vez en su vida vea fútbol.
—No te cae muy bien ¿no? —se unió Pedri a la conversación.
—No —respondí rotundamente—. ¿Hace falta que lo diga otra vez o se nota demasiado?
Ambos rieron y de repente vino Jordi. Ya estábamos todos los titulares en el túnel de vestuarios. Había dejado a Jessica sentada al lado de Sira, para que tuviera al menos algo de entretenimiento por que conociéndola un poco, no le va a interesar el partido ni aunque metamos ocho goles y dos sean míos.
—Hermano, ya salimos —me dijo Pedri dándome un toque en la espalda.
Comenzó a sonar el himno de mi equipo, el Fútbol Club Barcelona y los jugadores salimos al campo. Unos minutos más tarde comenzó el partido.
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Subo capítulo mientras veo el Liverpool-Villarreal :)Espero que os guste!!!
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Debilidad | Pablo Gavi
FanfictionJessica Arias, una chica que necesita algo de dinero para poder ir de viaje a su ciudad natal, Londres. Decide comenzar a dar algunas clases particulares de inglés pero lo que ella no se esperaba es que su alumno fuese un futbolista sevillano inmadu...