Jess.
—Que tengas un buen día —le dije al conserje.
En verdad, era agradable. Puede que de primeras parezca un conserje con mala ostia pero caía bien.
—¡Igualmente! —me respondió después de abrirme la puerta.
Hoy la verdad que yo también me desperté de buen humor dentro de lo que cabe, había acabado todos mis trabajos de la universidad y digamos que esta semana la tenía libre.
Una vez subí las escaleras, crucé el pasillo de siempre y me sorprendió ver la puerta de la habitación "7" un poco abierta.
—¿Hola? —toqué a la puerta por educación.
—Pasa —oí la voz de Pablo al otro lado.
Entré y nada más verle me giré de inmediato.
—Madre mía chico, pero tápate —dije con un tono de voz más elevado de lo normal.
—¿Qué pasa? No se me ve nada —él reía.
—Vístete anda —le dije aún sin mirarle.
Acababa de salir de la ducha y estaba con una toalla enredada de la cintura, con el pecho desnudo y su cabello mojado. Tenía su típica sonrisa de arrogancia en su cara.
—No me apetece, tengo calor.
—Siempre tienes calor y estamos en invierno.
—¿Qué más da eso? —rió.
—¿Tú te crees que es normal recibirme así? —fruncí el ceño.
—¿Qué más te da? Ya me has visto desnudo.
—Ya, pero no es lo mismo. Como no te vistas me voy, ya te aviso —me giré y él seguía igual.
—Vete —se alzó de hombros dejándome claro que no le iba a importar.
—Adiós —me giré de nuevo y abrí la puerta para irme.
Pero su mano me jaló metiéndome dentro de la habitación. Y luego cerró la puerta en mi cara.
—Si me dejas, igual podré irme —dije molesta intentando abrir la puerta pero él tenía más fuerza que yo y lo impedía.
Él no hablaba. Solo escuchaba su respiración pegada a mi oreja y me estaba poniendo demasiado nerviosa. De repente su mano empezó a acariciarme el cuello, me apartó mi pelo para poder hacerme caricias.
Su mano bajó de mi cuello lentamente hasta mi pecho, allí siguió bajando hasta tocarme el abdomen y dejarme sin respiración. Pablo con tan solo rozarme ya me hacía perder la cordura. Estaba poniéndomelo muy difícil y él lo sabía, estaba disfrutando mientras me ponía nerviosa con sus caricias y sus respiraciones en mi oído. Casi se me para el corazón cuando bajó un poco más sus dedos hasta tocarme mi ropa interior cuando metió un poco sus dedos en mi chandal gris.
—¿Qué? ¿Ahora ya no te quieres ir? —susurró en mi oreja y luego la acarició rozándola con su nariz.
En ese momento me giré de golpe y le empujé para atrás, no sabía que coño estaba haciendo, pero lo del lunes no se iba a volver a repetir.
![](https://img.wattpad.com/cover/302478369-288-k726539.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Debilidad | Pablo Gavi
FanfictionJessica Arias, una chica que necesita algo de dinero para poder ir de viaje a su ciudad natal, Londres. Decide comenzar a dar algunas clases particulares de inglés pero lo que ella no se esperaba es que su alumno fuese un futbolista sevillano inmadu...