Jess.
Curiosamente me desperté en su habitación cuando él todavía seguía durmiendo. Me giré un poco para coger mi móvil que estaba en su mesita de noche. Eran las siete de la mañana, solo había dormido tres horas o incluso menos. Me moría de sueño pero irme ahora era la mejor decisión que podía tomar, no me iba a quedar ahí esperando a que despertase, a saber cómo reaccionaría.
Me intenté quitar las sábanas sin despertarle, seguía en ropa interior así que el siguiente paso era encontrar mi ropa por el suelo de la habitación.
—Que buenas vistas tengo... —dijo dándome un susto, recién levantado.
Me di cuenta de que estaba de espaldas a él, rápidamente me giré tapándome con mi pantalón, que lo acababa de encontrar en el suelo.
—No mires —le dije.
—No actúes como si no te hubiese visto desnuda hace unas horas —sonrió.
—Me da igual —respondí poniéndome rápido mis pantalones, luego me puse mi top y ya pude respirar tranquila, Pablo no había despegado su mirada de mi mientras me cambiaba—. ¿Qué parte de "no mires" no has entendido?
—Aunque hayamos tenido sexo, no voy a hacer todo lo que me digas eh rubia. Me caes igual de mal que antes.
Ignoré su comentario y entré a su baño para acabar de lavarme y asearme. Luego salí de nuevo viendo a Gavi boca abajo intentando dormir. Me acerqué a él y le sacudí fuertemente la cabeza.
—Me voy —le dije para fastidiarle.
—Que te vaya bien —murmuró medio dormido.
Salí de su habitación, obviamente por los pasillos no había ni una sola persona. Recordé el lugar por el que nos colamos anoche. La puerta trasera. Al llegar allí, me di cuenta y recordé lo que me había dicho Pablo pocos días después de conocernos.
"En verdad está prohibido que entren chicas al edificio, al menos que tengan un justificante, como tú. Así que las cuelo por la puerta trasera, que no hay cámaras."
Para él había sido un ligue más, una chica más que entra por esta puerta y acaba sin bragas. Una a la que le puede manipular como quiere y siempre tenerla a su disposición. Pero yo no iba a dejar que eso fuese así, él también había sido un ligue más para mí, e iba a dejárselo claro.
Esperé a que el autobús llegara en una parada cercana. Luego me llevó hasta mi casa que nada más llegar me eché a dormir en la cama.
•••
¿Que qué pasó anoche? Bueno, digamos que acabó bastante bien. ¿Me arrepiento? No lo sé. ¿Lo volvería a hacer? Tampoco lo sé. Mi cabeza ahora mismo se había convertido en un baúl lleno de pensamientos y comidas de cabeza. Y más un lunes a la una de la tarde que me había despertado. Menos mal que los lunes eran mi único día libre de la semana en la uni a parte de los findes.
Me había pasado desde la hora que me había despertado hasta la hora de comer pensando en lo que pasó ayer por la noche. Pablo y yo devorándonos llenos de deseo, y acabar en su habitación con los labios rojos e hinchados dándonos placer el uno al otro. Ahora mismo pensaréis que estaba loca, y os preguntareis cómo pude acostarme con el chico quien me deja histérica cada día, pero la excitación del momento me pudo.
Mis padres llegaron a casa a la hora de comer y comimos los tres juntos charlando. Mi relación con mis padres era bastante buena pero últimamente no pasaba tanto tiempo con ellos al estar siempre haciendo trabajo y con exámenes. Además que dentro de poco me iba a independizar a un piso en mitad de Barcelona. Leire había pensado en mudarse conmigo e irse del piso en el que estaban Marcos y ella. Y diréis ¿porqué? Pues digamos que Marcos y Leire no están pasando por su mejor momento.
Entré a la ducha después de comer porque había quedado con Leire y Mateo a las cuatro para ir a mi nuevo piso a ordenar algunos muebles y decoraciones varias. Una vez duchada y vestida me dirigí al piso y al llegar, Leire ya estaba allí en el sofá, le dejé una copia de las llaves el otro día.
—¡Hola! —me saludó mi mejor amiga al entrar—. Uy, tienes mala cara...
—Normal, si yo te contara... —suspiré tirándome en el sofá junto a ella.
—Cuenta, cuenta que me quiero enterar —me miró con una pequeña sonrisa.
—Es que me vas a decir que soy estúpida, y para eso, paso de contártelo.
—¿Cómo o sabes que te voy a decir eso? Va, que te diré algún consejo —me dio dos palmadas en el muslo.
—Anoche me acosté con Pablo —suspiré, ella me miró confundida—. Tuvimos sexo.
—¡Jessica! —se echó a reír—. ¡Pero que no pasa nada! ¿Por qué te sientes culpable?
—No me siento culpable pero no tendría que haberlo hecho.
—¿Por qué no? A ver cuéntame todo lo que pasó —me dijo.
Y eso hice, le conté resumidamente como habíamos llegado a ello. Ella me escuchó atentamente.
—Vamos a ver, os dejasteis llevar por la excitación del momento, es normal—dijo ella cuando acabé de hablar—. Jess, no solo las personas que se aman se pueden besar. A veces el irritarse uno al otro puede llevar a atraerse sexualmente por la rabia. Ahora, otra cosa es que te guste, ¿te gusta?
—¡No! —respondí—. Ni me lo planteo, vamos.
—Pues eso, es la típica tensión sexual entre los piques que os hacéis diariamente.
—Pero es que él hace lo mismo siempre, se acuesta con otras chicas diariamente y yo paso de ser una de ellas.
—Pues déjale claro que él a ti no te importa en absoluto, porque es así ¿no? —asentí—. Pues no sé, el miércoles cuando vayas dile algo sobre otro chico, aunque sea mintiéndole.
—Madre mía, ¿desde cuando he vuelto a mi época adolescente? —reí tapándome la cara.
Me sonrió dándome la mano, llegué a a la conclusión de que no tenía que pensar más en eso. Era un encuentro repentino que ya había pasado y no se volvería a repetir nunca más. Además seguro que él ni le había tomado importancia así que yo tampoco iba a hacerlo.
—¿No iba a venir Mateo? —preguntó cambiando de tema.
—Si, pero un poco más tarde, ¿me ayudas a colocar esa mesa ahí en medio? Lo he intentado yo sola pero no he podido —dije señalando una mesa blanca.
Asintió y me levanté del sofá al igual que ella.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Un poco cortito el capítulo pero esto es solo para dar una parada a la historia. Se que no ha pasado mucho pero pronto vendrán más cosas.<33
ESTÁS LEYENDO
Debilidad | Pablo Gavi
FanfictionJessica Arias, una chica que necesita algo de dinero para poder ir de viaje a su ciudad natal, Londres. Decide comenzar a dar algunas clases particulares de inglés pero lo que ella no se esperaba es que su alumno fuese un futbolista sevillano inmadu...