24: Pequeños detalles

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Jess.

Había pasado un mes desde nuestra pequeña escapada a Madrid y la verdad que todo estaba yendo bien. Justo acababa hoy la Semana Santa, había hecho un calor estos días infernal y Leire, Sira y yo como buenas locas que somos fuimos a la playa para tomar el sol el viernes. Por que madre mía, hacía un calor insoportable.

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@jessicaarias

huele a veranito🤍

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huele a veranito🤍

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Comentarios:

@mattthernandez: mi gorra
↪️@jessicaarias: shh calla

@pablogavi: cuidao que te quemas
↪️@jessicaarias: me he puesto crema🙄

@ferrantorres: que fuerte que no invitáis.
↪️@siramartinezc: no llores anda.

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Nos empezamos a reír cuando Ferran llamó a Sira por teléfono. El sol nos daba directamente en la cara y estábamos tumbadas en nuestras toallas puestas en la arena. Me sorprendió que había bastante gente, más de lo que creía. Y algunos estaban jugando a fútbol en la arena o a voley un poco más alejados. Otros simplemente tomaban el sol como nosotras.

—Se ha picado creo eh —guardé mi móvil después de ver y responder algunos comentarios.

—Es un llorica —se burló Sira y cogió la llamada poniéndola en altavoz—.¿Ya te has picado? —Sira habló riendo.

—Anda que invitáis eh —Ferran habló desde el otro lado de la línea.

—La playa es pública, haber venido tú—le respondí ahora yo.

—Mira, Jessica cállate que Gavi no deja de ver tu foto cada dos por tres —bromeó.

—Dile que no me vea tanto que se quedará ciego —reí.

—Bueno, chao amor que queremos ponernos morenas —Sira se despidió de él colgando la llamada.

Durante este mes habíamos estado saliendo y quedando todo el grupito incluidas Leire y yo. La verdad que nos habíamos hecho muy amigos todos y algunos de los chicos me caían muy bien. También seguía dándole clases a Gavi pero en la mayoría acabábamos en la cama comiéndonos. Así llevábamos la vida, nos veíamos y cuando teníamos ganas pues hacíamos otras cosas, pero no pasábamos de ahí.

—¿Leire se ha dormido?

Miré a mi mejor amiga, ella también llevaba una gorra así que no le podía ver la cara.

—No me extrañaría, a mi también me estaba entrando sueño. ¿Qué hora es?

—Casi las dos —me respondió Sira mirando su móvil—. ¿Quieres que comamos en algún bar de por aquí cerca?

Debilidad | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora