Debilidad | Pablo Gavi

16: ¿Conmigo o con todos?

Jess.

Pablo y yo nos miramos de repente cuando vimos el nombre que ponía en la pantalla de mi móvil al iluminarse en la mesa de su habitación.

Aurora me estaba llamando.

—Tu hermana —dije mirándole.

—Cógelo, a ver que quiere —me dijo sin importarle mucho.

Le hice caso y descolgué mi móvil para ponérmelo en la oreja.

—Hola Aurora —sonreí saludándole.

—¡Hola Jess! —exclamó ella al otro lado de la línea—. ¿Qué tal te va con Pablo?

Miré a Gavi, él ya me estaba mirando muy pendiente de la conversación. Sonrió con algo de burla esperando a que yo contestase.

—Bi...bien —tartamudeé sin darme cuenta—, muy bien, esta aprendiendo bastantes cosas.

Gavi empezó a reírse burlándose de mí y yo le di una patada en la pierna.

—Perfecto, solo te llamaba para saber que tal estaba todo por allí, si todo va bien pronto iremos mi familia y yo a visitar a Pablo. ¿Os lleváis bien mi hermano y tú? Es que a veces puede ser un poco insoportable.

Asentí cuando dijo "insoportable" señalándole el móvil al sevillano. Él rodó los ojos.

—Que va, nos llevamos bien. No hablamos mucho fuera de las clases...

—Bueno, es normal eso —rió—. Aunque es mejor que si os llevarais mal.

—Ya lo creo —dije un poco incómoda—. Bueno Aurora, te puedo llamar luego, es que mi madre me está llamando ahora y no quiero que se enfade —mentí.

—¡Vale! Ya hablaremos otro día tranquilamente, y te aviso cuando esté por Barcelona a ver si nos vemos —se despidió de mi la sevillana—. Gracias por todo Jessica.

—De nada guapa, nos vemos —me despedí de ella y colgó.

Gavi soltó la carcajada que había estado reprimiéndose durante toda la conversación.

—¿Qué te pasa a tí idiota? —le lancé una mirada asesina.

—"No hablamos mucho fuera de las clases" —imitó mi voz burlón—. ¿Cuántas veces hemos follado ya?

—¡Cállate! —le tiré un cojín de la cama—. ¿Qué querías que le dijese?

—No, no, si le has dicho lo correcto pero me ha hecho gracia la conversación. Solo eso —sonrió de lado.

—Joder, encima que tienes una hermana que se preocupa por ti...

Nos quedamos unos instantes en silencio. Acababa de pasar por un momento de tanta vergüenza que seguramente mi cara estaba roja como un tomate.

—Mi hermana es de las pocas personas que quiero de verdad —habló Pablo de nuevo por sorpresa.

Desvíe mi mirada a él, sigilosamente. Nunca le había escuchado hablar ni siquiera un poco de sus sentimientos, por eso me había sorprendido.

—Tienes mucha suerte de tenerla —intervine.

—Lo sé —sonrió de lado.

Miré el reloj de mi móvil y al ver la hora miré a Pablo.

—¿Me harías un favor? —le pregunté rogándole.

—No —me respondió tajante.

—No sabes ni qué es —rodé los ojos.

—Ni falta que hace. ¿Para que te iba a hacer un favor yo?

Y ahí estaba el Gavi de siempre.

—¿Me dejas cambiarme en tu baño? Tengo una cena en media hora y no llego.