Debilidad | Pablo Gavi

17: Vuelve a ser mi rubia

Jess.

Después de haber ignorado a mis dos amigas diciéndome frases como "¿dónde vas?" "vuelve aquí" y esas cosas, salí del restaurante y me metí en el hall del hotel.

No sabía cual era la habitación de Gavi pero yo estaba subiendo las escaleras intentando encontrar algo que me lo dijera pero era prácticamente imposible. O eso creía yo hasta que fui por un pasillo y por suerte me encontré a Pedri.

Si que es verdad que con Pedri ya no hablaba. De hecho él fue quien me dejó de hablar el primero después de cortar con Gavi, supongo que será por lo típico ¿no? No querer hablar tampoco con la exnovia de tu mejor amigo. Pedri al verme me saludó con la mano un poco incómodo, estaba como deseando quitarme de su vista pero entonces fue cuando yo me puse en frente suya parándole el paso.

—Hola Pedri —sonreí—. ¿Cuál es la habitación de Gavi?

Pedri frunció el ceño y se quedó mirándome unos segundos así que hablé de nuevo.

—No te lo tomes personal, pero si no me lo dices tú, se lo pediré a otra persona hasta que lo sepa. Lo que pasa que eres el primero al que he encontrado.

—Es la 22, al lado de la mía.

—Gracias Pedri.

—Pero probablemente esté dormido o algo.

—No pasa nada. —le sonreí otra vez y seguí mi camino por ese mismo pasillo hasta llegar al final del todo que estaba su puerta.

Llamé una vez a la puerta y para mi sorpresa se abrió después de un rato. Me encontré con Gavi vestido en pantalones cortos con el escudo de la selección y una camiseta de Nike. Combinando Nike y Adidas, este chico no era normal.

—¿Qué pasa? —dijo en cuanto me vio, parecía un poco sorprendido.

—Oye niño —entré en la habitación sin dejar de mirarle y cerré la puerta detrás de mí apoyando mi espalda en ella. Le miré con mala cara— Si quieres volver conmigo me lo dices a mí a la cara, no a otras personas.

—¿¡Qué!?—soltó abriendo los ojos como platos.

—Lo que oyes —alcé las cejas molesta e irónica—. Ha venido Sara a hablar conmigo. ¿Ahora vas contando por ahí todo lo que ha pasado entre nosotros? Eres un...

—Ey, ey, ey —hizo un gesto para que parase de hablar—. Antes de que me insultes y me digas todo lo que se te pase por la cabeza, dime qué te ha dicho.

Bufé con cansancio y me apoye en una pared mirándole.

—Me ha dicho que le contaste como lo habíamos dejado y por que, además me preguntaba cosas como "¿te gustaría volver con él?" O ¿ya no sientes nada por Gavi?" —respiré—. Mira Pabl... Gavi —rectifiqué—, no quiero que vayas diciendo por ahí eso.

—Madre mía Jessica, ni que se lo hubiese dicho a todo mi pueblo, solo se lo he dicho a Sara pero porque es mi amiga y me ayudó. Además tampoco es un secreto, la mayoría de la gente ya lo sabe.

—¿Es tu amiga o te gusta? —levanté la ceja.

—No me gusta.

—Entonces ¿por qué te enrollaste con ella varias veces?

—Pues porque surgió ¿no tengo derecho? Estoy soltero —se alzó de hombros—. Tú también te lías con mil tíos en fiestas y no te digo nada.