22: Tu bebé mandón

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Jess.

Me había ido de allí lo antes que había podido por que sino mi cuerpo iba a explotar. Gavi besándome el cuello no me ponía nada fácil eso de negarme a comerle la boca pero finalmente pude, con mi fuerza de voluntad.

—¿Vamos a bailar tía? —Una Leire sonriente se acercó a mi ofreciéndome sus manos. Ya eran casi las tres de la mañana y yo me había quedado sentada en el mismo sillón desde que habíamos llegado. Todos ya estaban por ahí perdidos menos yo.

—No me apetece, ves tú —le sonreí como pude.

—Vaaaa, no me dejes sola —hizo morritos para intentar convencerme—. Era yo la que tenía que distraerse pero ahora te toca a tí —mi mejor amiga ya se había bebido tres copas y estaba que se caía, en cambio yo con una ya tenía suficiente, si me bebiese otra, lloraría o haría cualquier cosa de la que al día siguiente me pudiese arrepentir. Así que solo por que Leire no estaba en sus cinco sentidos, me levanté a acompañarla—. ¡Vamooos, esa es mi Jessica guapa!

Reí un poco ante ese comentario, pero luego fuimos andando hasta la parte de abajo donde había más gente acumulada y la música estaba a más volumen. Mi mejor amiga se puso a bailar como ella siempre lo hacía y yo sonreía mirándole. Ella me cogía de las manos y daba vueltas obligándome a mover un poco mi cuerpo y no estar tan sosa.

—¡NO ME VUELVAS A DECIR BEBÉ! —gritaba Leire a todo pulmón junto con las otras personas.

Hubo un momento en el que las luces disminuyeron y no se veía casi nada a nuestro alrededor. Cogí a Leire de la mano para no perderla y así que no le pudiese pasar nada. Entonces comenzó un juego de luces junto con la música que el DJ ponía, todas las personas saltaban a nuestro alrededor y yo empezaba a estresarme.

—Vámonos Leire, la gente me está pisando —me quejé.

—Yo me quiero quedar, me lo estoy pasando bien —sonrió—. Si no estas bien, vete tú que yo me quedo.

—No voy a dejarte sola.

Miré a mi alrededor intentando buscar a alguien conocido. Y ¡Bingo! La cara de Ansu apareció entre la multitud, aquí era algo difícil que les reconocieran, por eso había bajado.

Caminé hasta allí donde estaba él, al llegar me vio y me pasó un brazo por los hombros.

—Oye Ansu, ¿me haces un favor? —le dije cerca de su oído para que pudiese oírme—. ¿Puedes quedarte con Leire?, es que yo creo que me voy a ir ya y no quiero dejarle sola que está un poco borracha.

—Vale, pero si me vomita encima, la ropa me la vas a lavar tú —bromeó haciéndome reír.

—Gracias guapo —le di dos palmadas en la espalda, el tampoco iba muy sobrio pero bueno.

—Una cosa Jessica —dijo antes de que me fuera—. ¿Qué pasa entre tú y Gavi?

—Nada ¿por qué? —me hice la tonta.

—No sé, por curiosidad —rió—, es la primera vez que le veo afectado por una chica la verdad.

Ignoré su comentario y fui a por Leire.

—Tía, quédate con Ansu que está allí —le señalé.

—¡Oh dios si! —exclamó ella yendo hacia allí y poniéndose a hablar con él, yo suspiré aliviada y por fin salí de la multitud que me rodeaba.

Tenía unas ganas tremendas de gritar, llorar y romper todo lo que me rodeaba a mi alrededor. ¿Como podía yo estar haciendo esto? No quería ver a ninguno de los dos, ni a Fer ni a Pablo. A Fer no le quería ver por que después de eso que me había dicho Leire en el hotel, me sentía culpable por si le estaba utilizando y pues a Gavi no le quería ver más por todos los motivos.

Debilidad | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora