8: No puedes hacerme esto

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Maratón especial 50k 3/3

Pablo.

—¿No vas a comer nada? —me giré cuando la voz de Nico interrumpió mis pensamientos.

—No —respondí.

—Joder hermano, te has pasado toda la cena con cara de amargado moviendo la comida con el tenedor.

—Cómetela tú —le pasé mi plato—. Yo me voy a ir ya a mi habitación.

—Va, que seguro que Jessica y tú volvéis a estar como antes. Llámale o algo ¿no? —me preguntó recibiendo abiertamente mi plato de macarrones.

—Ya lo he hecho, unas cincuenta veces pero no me lo coge. Ya no sé qué hacer por que seguro que si me presento en su apartamento me manda a la mierda.

—Igual mañana ya se le ha pasado el cabreo, espera un poco a que reflexione ella sola y entonces podréis hablar pero mientras que ella no quiera...

—Ya, es lo que voy a hacer —le dije—. Es que no me puedo enamorar así Nico, pero ya lo he hecho y necesito verla y tenerla a mi lado ahora.

—Es normal eso —mi mejor amigo me sonrió dándome ánimos—. Ya verás que todo sale bien, no te vengas abajo hermano.

—Me voy a dormir ya, dile a los demás si preguntan, que no me encontraba bien —Nico asintió y yo subí las escaleras hasta llegar a mi habitación de nuevo.

Allí entré al baño para lavarme un poco la cara y mear para ya irme directo a la cama a dormir. Como siempre antes de dormir miré un poco mis redes sociales, en instagram ya había llegado casi a los seis millones de seguidores y también miré tiktok aunque era una cuenta oculta que tenía ya que no me apetecía crearme una pública. Volví a entrar a instagram y vi algo que me hizo sorprenderme. Jessica había subido una historia a mejores amigos.

En cuanto la abrí, me quedé pasmado. Era una foto de ella en la calle con unos chicos que yo no conocía de nada ni me sonaban, con un ¿cigarro? en entre sus dedos y un cubata en la otra mano. Ella estaba sonriendo y el chico también pero la foto estaba algo movida.

Salí inmediatamente de instagram para entrar a contactos y llamarla en seguida. No me lo cogió. Le llamé hasta cuatro veces y tampoco me cogió ninguna. Ella no me hacía caso pero yo no iba a parar de llamarme hasta que me cogiese el teléfono. Para mi sorpresa, alguien descolgó a la sexta vez que llamaba.

—Holaaaaa —contestó Jessica, su voz sonaba bebida y no se paraba de reír.

—¿Dónde estás? —pregunté muy molesto de golpe.

—En mi casa —me contestó aún con una risilla.

—Jessica dime dónde mierdas estas y no me mientas.

—Vale, te he mentido —le salió un gallo—. Estoy en nunca jamás Pablo, y no me quiero ir —decía cosas sin sentido de lo borracha que estaba.

—Voy a ir a por ti ahora mismo, mándame tu dirección —le dije.

—No, no vengas. No quiero que vengas que me lo estoy pasando bien viejo aburrido —me insultó de una manera estúpida.

—Cállate, voy a ir a por ti ahora mismo así que prepárate para verme. —le colgué.

Recordé que Jessica una vez me envió su ubicación en tiempo real por whatsapp así que me metí y funcionó. El maps me ponía que estaba en medio de una calle que no conocía pero que estaba a apenas quince minutos a pie así que salí rápido de mi habitación yendo corriendo hasta el lugar donde estaba ella. Casi no llego tan pronto por que mi maps falló y me envió por otra parte pero finalmente llegué a un callejón que no tenía salida y al fondo se escuchaba música, había alguna luz y voces de jóvenes hablando.

Debilidad | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora