Sostengo mi bolso color verde oscuro en mi hombro, me miro al espejo, trato de peinarme de la mejor forma posible pero voy algo atrasado ya a mi primera clase en la Uni, me volteo, miro mi cama y el recuerdo de Aiden sobre ella me trae un dolor de estómago.
—¿Ya no sigues enamorado de mí entonces? —dijo.
—No —respondí —Mi corazón no te tiene a ti, ni a nadie —él solo presionó sus labios y se dio media vuelta para dormirse.
—¡Luck! ¿Me llevas? —borro todos esos pensamientos de mi cabeza, salgo del cuarto para asentirle a mi hermana, ella lanza su mochila sobre los asientos traseros de la camioneta, se abrocha el cinturón y pone algo de música.
—Que bueno que tienes los horarios parecidos a los míos —ella va en su penúltimo año de Colegio.
—Lo sé —susurró mientras miro hacia atrás para salir de mi casa y empezar a conducir —aunque no toda la semana, ¿No te molesta irte dos o tres días a la semana en autobús?
—Claro que no —ella guarda su teléfono en el bolsillo de su abrigo —Entonces, ¿Aiden en casa?
—Vaya —río al pensar que ya se estaba tardando en preguntar —Si —confirmo —Regresó a la ciudad hace unas semanas, me lo encontré y charlamos un poco, es todo.
—Sabes, sé que solo tengo 17, pero créeme que puedes hablar de sexo conmigo si quieres —casi piso el freno de golpe —¿Te acostaste con él?
—¡¿Qué?! No, claro que no.
—No me sorprendería.
—Escucha —le digo mirándola con seriedad —Tú y Mía son una completa molestia, todo el tiempo lanzando sus indirectas hacia nuestra relación de amistad que está muerta, eso solo hará que Aiden se aleje.
—Eso estaría pésimo, porque aún te gusta —ella vuelve a sacar su teléfono —¿No tiene perfil en Instagram? Quiero volver a ver lo guapo que está ahora que es mayor de edad —Detengo la camioneta frente al Colegio, ella mira la entrada del Edificio y arruga la nariz —¿Luego me das su perfil?
—Luego te doy una patada si sigues molestándome —ella sonríe con maldad, cierra la puerta y se despide de mí. Rodeo la mirada, conduzco cambiando la estación de radio, estaciono en la parte trasera de la Universidad, miro el cielo el cual siento que está un poco triste, aún me rodea un poco la atmosfera de ayer. El funeral de mi jefa fue por la tarde, fui con Mía, ella quiso acompañar a su amiga, pero la verdad es que estuvo todo el tiempo con su Padre y no pudimos acercarnos.
Entro a la Uni, reviso en mi móvil el salón que me ha tocado, no llego ni tarde ni temprano por suerte después de todo, hay unos cinco chicos ya sentados, busco un lugar que me guste y saco mis libretas.
Mía: Suerte en tu primer día, Doctor,
Luck: Suerte en tu primer día, Chef.
Por suerte la primera clase es más rápida de lo que esperaba, el tiempo se pasa en que los profesores y nosotros nos presentemos, con Mía coordinamos y nos encontramos cerca del comedor para desayunar. Ella se peina mientras se mira en el espejo que acaba de pegar en la puerta de su casillero, yo reviso lo que me ha dicho Charlie, mi hermana. No encuentro ninguna red social de Aiden. De todos modos tenía curiosidad.
Andrés se aparece frente a nosotros, con una bolsa negra grande en sus manos.
—Hola —él es de segundo año, lleva sus gafas negras puestas ya que tiene algo de miopía, aun que no le gusta usarlas porque dice que se va mal —Bienvenidos, soy del Club de Alumnos y la Uni les tiene un regalo —me siento un poco incómodo, Mía deja de peinarse y se le queda viendo. Andrés saca dos relojes con la pantalla digital y la correa de color, me entrega a mí el morado y a Mía el verde.
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¿Estás Mintiendo?
Teen FictionCuando tenía 14 años, a Luck le comenzó a hablar un chico misterioso por mensajes de texto, se volvieron amigos muy rápido hasta que los mensajes se hicieron públicos en el Colegio y todo el mundo supo que él estaba enamorado de Aiden, su mejor amig...