Capítulo 33 - Hermoso monstruo

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LUCK

Me bajo del autobús y me tropiezo con la rama de un arbusto que no había visto, se me cae el libro que llevaba en la mano, me agacho para recogerlo y me quedo quieto, muy sorprendido, los policías de la ciudad están en la entrada de la Universidad.

Trato de no llamar mucho la atención, y pienso eso cuando al bajarme del autobús casi me rompí la madre frente a todo el mundo, pero bueno, sigo caminando, meto el libro en el bolso, respiro ondo y paso entre algunos estudiantes, me sobresalto cuando voy en la entrada y alguien me toma del brazo, me giro hacia atrás y es un policía.

—Hola —digo asustado.

—Tu lápiz —él me entrega mi bolígrafo azúl, creo que se me ha caído en lo que guardaba el libro, Dios. ¡Luck dile algo!

—¡Ya! Gracias —tomo mi lápiz y entro a la Uni, en el salón todos están hablando de los policías, susurran de que han encontrado nueva evidencia del paradero de Allen, nadie aún es capaz de decir que el chico ya no va a aparecer, o que lo que la poli está buscando es un cuerpo, pero eso no tarda en empezar, después de todo, han pasado ya semanas desde que comenzó esta pesadilla.

Tomo mi teléfono, Aiden me acaba de avisar que Gabriel le dió el dinero de la última pelea de Leopoldo, y que ya pueden pagar la deuda, así que irá esta noche al callejón, le pregunto si quiere que le acompañe, pero solo me dice que por el momento irá solo con Jordan.

Yo acepto, aunque me quedo algo preocupado, pero por ahora tengo otras cosas que hacer, no he estudiado nada para un examen muy importante que hay mañana, y debo ponerme al día o si no mi semestre se va a ir a la mierda en cualquier momento.

El resto del día pasa rápido, pero eso no quiere decir que no haya estado tenso, llego a casa con la mente en cualquier parte, dejo mis libretas sobre el escritorio, empiezo a buscar información en internet y a revisar algunos apuntes de las clases que han mandado al correo eléctronico con anterioridad, mi hermana me ve algo agotado y me lleva para cenar al cuarto, mastico mi cena mientras sigo estudiando, eso hasta que mi teléfono suena, no sé cómo no me di cuenta, pero tengo tres llamadas perdidas de Aiden, Dios.

—¿Hola? ¿Aiden? ¿Estás bien?

—Si, si, ¿Qué pasa contigo? Me preocupé.

—Ah, lo siento, estaba... —miro el caos en mi escritorio —intentando estudiar, ¿Salió todo bien con el pago?

—La verdad es que para eso llamaba, estaba por salir, pero me mandaron un mensaje, y... —lo siento nervioso, como si no quisiera decirme lo siguiente que sigue en su oración —los tipos quieren que vayas tú con Leopoldo a pagar.

—¡¿Qué?! —exclamo —¿Y por qué nosotros dos? ¿Por qué yo?

—Ni idea, pero yo voy a estar cerca, te lo prometo.

—Oh mierda —Cierro mis libros, saco la chaqueta de mi armario porque hace un frío de puta, tomo un taxi y paso por Aiden, él me entrega el dinero y se sube conmigo al vehículo, pasamos por Leo quién ya estaba listo para salir, el conductor no nos deja en el callejón, si no que en la entrada de un bar.

Algo confundido me bajo, Aiden me dice que debo subir al tercer piso y entregar el dinero, cuando salimos del elevador del segundo piso, unos guardias no dejan que Aiden pase, él se queda muy preocupado, pero yo le digo que estaré bien, subimos la escalera con Leo, entramos a un cuarto donde hay música, algunas chicas bailando y hombres tocandolas, nos sentamos donde el guardia nos dice, en unos sofá color rojo bastante sospechoso, nos llevan una cerveza, Leo la abre y la comienza a beber, pero yo la dejo a un lado del sofá.

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