Capítulo 20 - Mid-Season Finale

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Todos coordinamos el reloj. El día del eclipse de luna roja es probablemente el día que más esperaba en todo el año, estoy muy emocionado.

Mía, Aiden, Jordan, Brittany y yo nos ponemos de acuerdo para llegar al centro. Jordan y Aiden irán desde su casa y nos esperarán allí, Britt irá con su Padre y su hermano pequeño, nos encontraremos después. Y Mía le dirá a su Mamá que venga por mí y Charlie para dejarnos en el centro, mi camioneta está algo sucia y ya no alcancé a llevarla al lavado, así que será genial igual porque la Mamá de Mía me simpatiza mucho, y es agradable no conducir al menos una vez.

Todos listos a las ocho de la noche en el centro, pero mientras tanto, yo tengo que ir a casa de Allen para terminar ese maldito trabajo.

Paso a una tienda a comprarme una bebida y unas galletas, tengo hambre y no he almorzado, en lo que estoy mirando la máquina de gaseosas escucho una voz muy conocida.

—Entonces ¿Se acabó?

—Supongo —le responde Andrés a uno de sus amigos, yo me mantengo en un lugar donde no puedan verme —Luck me bloqueó de todas partes, ni siquiera hemos podido hablar después de la pelea.

—¿No tienes otro teléfono?

—¿Qué sacaría con llamarlo? Me volvería a bloquear, Luck se volvió un hijo de puta desde que Aiden llegó a la ciudad—ellos dejan unas bolsas de patatas y un pack de cervezas sobre el mesón del vendedor, pagan y salen de la tienda aún charlando sobre mí. Yo exhalo agotado, tomo lo que necesitaba y pago sin hablar mucho con el chico que me atiende.

Vuelvo a mi camioneta, dejo las cosas en el asiento del copiloto y mastico poco a poco mientras conduzco a casa de Allen, no estoy enojado, al contrario, estoy triste, ¿Voy a ser por un largo tiempo el maldito tema de conversación de Andrés? ¡Odio estar metido en boca de todo el mundo!

Estaciono, golpeo la puerta y Allen me abre, ya he venido unas dos veces a casa de él, y Allen una a la mía. Esta vez sus Papás no están porque han ido a ver el eclipse a una ciudad donde se verá al cien por ciento. Acá solo será en un noventa y dos por ciento. No creo que sea mucha diferencia la verdad, pero cuando hay dinero para viajar, pues está bien usarlo, como ellos en este caso.

El chico me lleva a su cuarto, nos miramos con la sonrisa más falsa de todas y luego empezamos a terminar el trabajo, pasa casi una hora cuando Allen se pone de pie para ir por comida, me ofrece, pero niego con la mirada, tengo miedo de que me esté envenenando, no quiero que mi alma se quede estancada en esta casa.

El come pasta con mucha salsa, se mancha toda la ropa, pero sigue comiendo.

—¿Te sucede algo? Estás un poco distante —dice él con curiosidad. Yo le miro a los ojos y respiro con mucho cansancio.

—¿Se supone que tienes amigos en común con Andrés? —él asiente —¿Qué ha dicho él de mí?

—Pues... la verdad, preferiría no decirlo.

—¿Por qué no?

—Pues porque no te haría bien —él guiña la mirada, se pone de pie y se quita la remera, saca otra de su armario y luego me lanza una sudadera naranja que el otro día se me quedó acá —Esto es tuyo, no lo olvides, voy a ir al baño a limpiarme porque soy un cerdo y regreso en cinco.

—De acuerdo —digo mientras mastico mi lápiz y veo que faltan veinte minutos para la hora que dijimos con los chicos que nos juntaríamos en el centro. Yo debería ya estarme yendo, tengo aún que cambiarme ropa y ver que Charlie esté lista también.

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