Capítulo 51 - Los cinco de Allen

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LUCK

—¡Tiene que ser una broma de mierda! —grita Mía mientras se levanta enojada del sofá —¿Cómo que un detective sabe todo?

            —Nos está ayudando —responde Aiden mientras se rasca el cabello con molestia —Tiene que saber todo para encontrar cómo ayudarnos.

            —Son unos imbéciles —responde mi hermana —De verdad, nos metieron en la cárcel, solo falta que ustedes mismos nos lleven a la celda.

            —Es lo mismo que les dije yo —agrega Jordan con ese tono de voz odioso que lleva usando los últimos días.

            —¿Y lo sabe todo?

            —Absolutamente todo —le respondo a Mía —Hoy nos juntamos afuera de la Universidad, me dijo que estuvo revisando las cámaras donde Allen vivía y yo tenía razón, muchas estaban en mal estado y algunas son viejísimas, están instaladas ahí como del 2005, así que prácticamente no grabaron nada.

            —¿Y las de la tienda a la que yo entré? —pregunta Mía.

            —Esa sí —responde Aiden —Pero no es nada sospechoso, había otras dos personas comprando lo mismo que tú, es material que usan mucho para hacer volcanes en la escuela.

            —Lo más peligroso lo compré yo —dice Jordan —y esa tienda no tenía cámara.

            —Entonces —susurra Mía —¿No hay nada que nos delate? El cuerpo no tiene huellas, las cámaras no grabaron nada, y tenemos la coartada del eclipse... ¿Estamos bien?

            —Casi —dice Aiden —Nos falta un detalle.

            —¿Qué cosa? —pregunta Mía enojada —Déjenme adivinar, la lámpara, ¿Dónde mierda está?

            —Yo no la tengo —digo, mirando a los chicos.

            —Tampoco nosotros —responde Jordan.

            —Pues la ropa la quemamos en un tarro de basura, y... la lámpara estaba ahí.

            —¿Qué? —pregunta Mía irritada a Aiden —Pero la lámpara era una piedra, no iba a quemarse.

            —Yo la limpié —dice Charlie —Pero si la dejaron con la ropa sucia, es obvio que tiene nuestras huellas.

            —A ver —exclama Jordan muy enojado —Nosotros quemamos la ropa y nos olvidamos de la lámpara, eso quiere decir —todos miramos hacia afuera, vamos rápido al jardín, la ropa es obvio que ya no está, pero la lámpara sí, escondida en el césped larguísimo de los chicos.

            —¿Qué mierda? —pregunta Charlie —¡¿Por qué nadie se acordó de esto?!

            —Perdona, estábamos ocupados... ¡Partiendo en mil pedazos a...!

            —Chicos —le interrumpo a Jordan, entramos otra vez a la casa y dejamos lo que queda de la lámpara sobre la mesa, está sucia, sin el foco, pero su estructura sigue intacta.    

            —Tenemos el arma homicida en casa, ¿Cómo nos deshacemos de ella? —pregunta Mía.

            —¿La escondemos a la vista? —dice Aiden —Podemos arreglarla y usarla.

            —Yo no voy a tener eso en mi casa —le regaña Jordan.

            —Yo tampoco —agrega Charlie —No necesito eso recordándome que mi hermano mató a alguien.

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