¿Estás Mintiendo?

Capítulo 42 - Los 20 años de Aiden

LUCK

Llego a casa desde la Universidad, lanzo mi bolso sobre la cama y busco a mi Madre, la encuentro en el jardín regando las plantas.

—Mamá, ¿Puedo hablar contigo algo que...?

—Luck no quiero que me hables —me detengo al medio del jardín —Siempre te ruego encarecidamente que riegues el jardín, es una de las cosas que más les encargo antes de irme, ¿Y qué hacen Charlie y tú? Nada, dejan que mis plantas se mueran.

—Mamá yo si las riego.

—Una vez no basta, Luck, debe ser día por medio al menos —arrugo mi nariz con culpa, ella termina de mojar las macetas y las empieza a acomodar sobre unas maderas con ladrillos que tiene en la pared, me acerco para disculparme, le prometo que seré más cuidadoso desde ahora, de echo ahora mismo voy a poner un recordatorio en mi teléfono para no olvidarme nunca más —¿Qué es lo que quieres hablar conmigo?

—Espero que no te enfades, ¿Recuerdas que esta semana es el cumpleaños de Aiden? —ella asiente —Bueno, de eso quiero hablar.

—Una fiesta acá en casa no es una buena idea.

—No, tranquila, será en casa de Andrés, quiere inaugurar su casita nueva y justo yo hablaba de lo de Aiden, así que será una fiesta sorpresa en su casa, pero necesito ayuda con su regalo.

—¿No se te ocurre nada?

—Tengo una idea, es algo que él quiere hace mucho tiempo, pero necesito el dinero de mi camioneta —la que vendí hace semanas atrás —Sé que dijiste que guardara eso para algo importante, pero no quiero que te enfades al saber en qué la voy a usar.

—Es tu dinero, Luck, puedes usarlo en lo que necesites, pero debes ser responsable con tus gastos, ¿En qué piensas precisamente? —ella deja de juntar sus plantas, me mira curiosa y yo sonrío nervioso.

GABRIEL

Termino de poner toda mi ropa en el armario nuevo, miro por la ventana del cuarto y Andrés ha escogido una casa muy bonita, la anterior era especial porque creció con su Padre allí, pero los recuerdos eran demasiados, si Andrés sintió que era necesario salir de esa casa para avanzar, está en toda la razón.

—¿Quieres que prepare comida? Tengo ganas de comprar algo, estoy agotado de la mudanza —Andrés entra al cuarto y se lanza sobre mi cama.

—Creo que deberíamos pedir algo, me tiendo a su lado y empiezo a buscar comida en el teléfono.

—¿Comida sana? ¿O quieres algo de lo que después de arrepientas?

—La verdad es que quiero comida normal —rio —Tengo mucha hambre.

—Vale, ¿Arroz con pollo mongoliano? —es su favorito, él asiente de inmediato, agrego dos porciones de eso, bebidas, postre, ensaladas, y antes de pagar Andrés toma mi teléfono y pide tres porciones —¿Tres?

—Tu hombre estuvo toda la mañana ayudándonos a acomodar los muebles, llámale y dile que venga a cenar con nosotros, yo voy por él si quieres.

—No, tranquilo —digo sorprendido —Le pediré un Uber —Andrés asiente, baja las escaleras y le llamo a Leopoldo, él queda igual de sorprendido que yo, no tarda mucho en llegar, justo cuando estamos acomodando la comida en platos es cuando Leo aparece, Andrés le saluda con educación y yo me acerco para abrazarle.

—Tu primo a veces me asusta —susurra en mi oído —Creí que no me soportaba. —Por lo visto ya comienza a tolerarte —Ayer fue la mudanza de la casa de Andrés, fueron cerca de tres camiones con cosas, los de la empresa acomodaron todo, pero igual quedaron algunas pendientes que a Andrés no le gustaban, quería tener la oficina igual a como la había dejado su Padre, los muebles en la misma posición, aunque no fuera el mismo lugar, estábamos hoy desde temprano moviendo todo otra vez, Leo me llamó para saber si salíamos un rato, le dije lo que estaba haciendo y no tardó nada en llegar a ayudarnos, la verdad es que tiene una fuerza increíble, a veces sentía que él solo movía los muebles, se marchó en la tarde cuando terminamos para ducharse y supuestamente acostarse, pero Andrés salió con esta invitación de última hora.