Capítulo 11 - Nada Importante

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Me lleno mi tercer vaso de alcohol, voy al baño y me mojo el rostro y el cabello, salgo y me encuentro con Mía y Britt, ellas están sentadas en un círculo con otra gente, me invita, pero niego, no estoy para juegos, Aiden aparece porque Jordan lo trae del brazo, yo me siento en una mesa que está cerca y me los quedo viendo algo borracho.

Empiezan a girar la botella, varios se besan entre ellos, Aiden no sale nunca, por suerte. Está la chica que se le quedó viendo en la cocina hace un rato, presiono mis labios y me dan unas ganas gigantes de ponerme de pie, sacarlo de allí y llevármelo a otro lugar, ¿Pero por qué haría eso? Sería una estupidez.

Mía y Brittany salen llamadas por la botella, ellas están retadas a besarse por unos treinta segundos, Mía se sonroja y niega, pero Britt acepta y se le acerca, casi se le lanza encima, se besan y todo el mundo aplaude, yo río porque nunca había visto a mi amiga besar una chica, bebo de mi vaso y veo como el juego continúa.

Ahora los siguientes tienen que pasar 3 minutos encerrados en un armario con la luz apagada, el primer en ser llamado por la botella es la chica de la cocina, y Aiden. Ella le toma de la mano y lo arrastra hasta el closet. Junto mi mirada con la de él por un momento, niego con la cabeza de manera inconsciente, rogándole que no lo haga, él me mira confundido, pero entra al armario. Todos se quedan en silencio viendo la puerta, de pronto esta empieza a golpearse, todos ríen y aplauden.

Dios, no puedo creerlo. ¿Qué tanto están haciendo que...? No puede ser, ¿En serio Aiden está haciéndolo con la chica allí? Pero...

La puerta se abre, Aiden sale corriendo mientras da vueltas por todas partes.

—¡Una araña! ¡Hay una araña en mí! ¡Quítenmela! —me río fuerte, las arañas son su peor miedo, me pongo de pie, se la saco del hombro y la piso, doy un trago a mi vaso y me doy la media vuelta para ir al jardín.

Me quito los zapatos, subo un poco mis pantalones y meto los pies en el agua de la piscina de niños pequeños, no hay nadie cerca, vuelvo a sacar mi teléfono, ¿Por qué con Andrés siempre tiene que ser todo tan complicado? Me gusta tanto, pero siempre estamos peleando, a veces es tan dulce, pero siempre quiere tener la razón en todo, siempre soy yo el que se equivoca, el que debe pedir disculpas para que el pleito se acabe.

—Hola extraño —Aiden toma asiento a mi lado, moja sus pies igual que yo y me mira —Obvio, tú tenías que ser el que iba a disfrutar de la piscina para pequeños.

—Yo de la piscina y tú del armario —él toca su pecho fingiendo indignación, yo suelto una carcajada.

—No hice absolutamente nada, a excepción de humillarme públicamente.

—Si fueras mi novio ya te habría dejado por cobarde, no voy a ser yo el que se levante a las cuatro de la mañana porque ves una araña en el baño.

—Si yo fuera tu novio, te recompensaría a las cuatro de la mañana por haber matado esa araña.

—¿Cómo? ¿Qué podría interesarme a esa hora? —él se me acerca, me muerde el lóbulo de la oreja, yo me estremezco, malditamente me estremezco y siento un escalofrío en mi cuerpo, pero mi sangre está caliente.

—Tú sabes que cosa —me obligo a meter las manos en el agua helada, le salpico a él y eso hace que me tranquilice, Aiden siempre juega conmigo como se le antoja.

—Andrés ha venido, creo que me ha mandado al diablo de nuevo —río.

—Imbécil, el que hables conmigo tus problemas no es razón para enfadarse tanto —yo asiento, estoy de acuerdo, pero luego me doy cuenta de que jamás le dije que Andrés estaba precisamente enojado por eso, me giro lentamente hacia él, Aiden tiene mordido su labio inferior porque sabe que la ha cagado.

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