Capítulo 38 - Cine sin avances

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JORDAN

Miro mi plato de comida, está vacío, siento que no he comido nada, me levanto de la mesa para sacar algo de la nevera, empiezo a masticar unos pedazos de carne que habían quedado del almuerzo y que están malísimos, pero es lo único que encontré.

            —¿Qué clase de ansiedad tienes que estás comiendo tanto? —ríe Aiden en lo que limpia su plato —Hoy en el trabajo te vi comer una bolsa grande de patatas, y no de las buenas.

            —Nada, quizás es solo lo que leímos en la prensa el otro día.

            —Lo de los detectives nuevos no te había molestado tanto ese día, ¿Quieres hacerme creer que ahora sí?

            —¿Por qué no me dejas solo comerme esta carne de mierda en paz? —digo molesto —vive tu vida, llama a tu novio y salgan por allí, a mí déjame en paz —dejo la carne en el basurero, camino a mi cuarto y cierro la puerta de golpe, mi teléfono suena, pero es una tonta notificación del banco invitándome a comprar un estúpido seguro.

            —¿Qué te sucede? —Aiden entra a mi habitación, carga su cuerpo sobre la pared y me mira fijo.

            —Estoy cansado, quiero estar solo.

            —Jordan, si no te conociera te diría que estás molesto con alguien, pero no es conmigo, ¿Qué te sucede? ¿Has tenido problemas en el trabajo?

            —Claro que no.

            —Pues de la fogata que estás raro, ¿Te sucedió algo? Puedes confiar en mí.

            —Sé que puedo confiar en ti —digo —pero no me sucede nada, tranquilo.

            —¿Entonces? —me levanto de la cama, otra notificación llega a mi móvil, pero es del grupo de peleas —¿Estás esperando el mensaje de alguien?

            —Bueno... yo... —creo que debería decir la verdad, para poder saber realmente lo que me pasa —le di mi número a alguien.

            —¡Conociste una chica! —para ser alguien homosexual, Aiden no debería siempre creer que todo el mundo es hetero, pero bueno, nació bruto y morirá siendo bruto —¿Y? ¿No responde tus mensajes?

            —En realidad, le di mi número, pero... yo no tengo el suyo.

            —Oh mierda —Aiden toma asiento a mi lado en la cama —¿Hace cuánto tiene el número? ¿Desde la fogata?

            —No, desde... desde hace como tres días.

            —Bueno, quizás está esperando a que se le ocurra algo, Dios es que, Jordan, tú eres el coqueto, debías tú ser quién la invitara a salir.

            —¿No me puedo dejar querer? Yo esperaba que me invitara a mí —¿En serio? ¿De verdad pensaba eso?

            —Bueno... —Aiden se pone de pie —ella se lo pierde, eres guapo, tierno, eres un gran chico, ya llegará alguien que te merezca.

            —Supongo que sí —digo un poco abrumado.

            —Oye voy a ir a ducharme, ¿Crees poder sacar la basura?

            —Qué manera de cambiar la conversación —rodeo la mirada, salgo al jardín para tomar las dos bolsas de basura que hay y camino fuera de la casa para dejarlas en el contenedor que está en la esquina de nuestro barrio, cierro de golpe provocando un gran ruido, mi teléfono empieza a sonar y obviamente sé que no es él, así que lo saco de mi bolsillo, siento la piel helada y me petrifico en la calle cuando veo un número desconocido, es demasiado tarde para que me estén cobrando el plan del teléfono, son casi las nueve de la noche.

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