Intento estudiar, marco con destacador amarillo todo lo importante en mis libros, pero me doy cuenta que no entiendo absolutamente nada, las últimas clases en la Universidad han sido horribles, el banco de Allen continúa vacío y todos esperan que vuelva, algunos compañeros me preguntan si me encuentro bien, ya que me la paso solo en clases, y antes al menos charlaba a ratos con Allen.
—Estoy bien, solo algo agobiado por las tareas y todo lo que sucede —siempre repito la misma frase, y la digo tantas veces que ya hasta casi ni siquiera tiene sentido para mí, está vacía.
Dejo los libros en mi bolso, no tiene caso, mañana voy a dedicarme a estudiar un poco mejor lo pendiente, salgo al comedor y veo que Charlie está bebiendo una chocolatada mientras mira televisión en el sofá, me lanzo a su lado en silencio, ella me mira, se pone de pie y me da una taza con chocolate caliente, estamos otra vez los dos solos, Mamá se ha ido a trabajar.
—¿Te sientes bien? —pregunta ella.
—Si, es solo...
—No me digas lo de las tareas, eso te funciona en la Universidad, pero conmigo no.
—Vale, lo sé —digo entre dientes —estoy bien, tranquila, un poco cansado por no saber qué sucederá, estos días estuve durmiendo muy mal.
—¿Y eso por qué?
—Pesadillas —respondo con un bostezo, cerrando los ojos me recuesto en el sofá —¿Crees que me pueda quedar un ratito así contigo? Luego ya nos vamos cada uno a su cuarto.
—Claro, me quedan veinte minutos de programa aún —ella sonríe.
—Muchas gracias —creo que no pasa mucho tiempo hasta que me duermo, pero solo por un rato, ya que al abrir los ojos Charlie aún mira televisión, pero yo tengo una frazada encima, y alguien golpea la puerta, me froto los ojos con rapidez, Charlie se pone de pie y Aiden entra a casa.
—Hola, babosa.
—Siempre es un gusto, costal de golpes —Charlie se va a su cuarto en lo que apaga el televisor con el control remoto. Me quedo algo confundido, Aiden se sienta a mi lado, lleva un bolso consigo.
—Hola —digo sonriendo como un tonto.
—Hola, ¿Vamos a dormir?
—¿Qué? ¿De qué hablas?
—Voy a aprovechar estos días que tu Mamá no está para acompañarte, si a tí te parece la idea, obvio.
—Pero... debo preguntarle a Charlie, si ella está cómoda con la idea creo que...
—Charlie me llamó —No puedo creerlo —Dice que duermes mejor cuando yo estoy contigo —Aiden se sonroja, yo asiento, me levanto y nos vamos a mi cama, Aiden se pone su remera negra y sus pantaloncillos cortos para dormir, yo busco algo de mi ropa vieja y me lanzo despacio en la cama, le abrazo, no tan fuerte, quiero sentir su calma a mi lado.
Aún tiene algunos moretones por la pelea de ayer, por suerte no han sido muchos, pienso en él, en su sonrisa al llegar a casa, y me duermo tranquilamente toda la noche.
GABRIEL
Dejo mi computadora portátil sobre mi mesita de noche, bajo las escaleras de casa para ir por un vaso de agua, Andrés está en su cuarto estudiando, debe ponerse al día con lo de la Uni, yo tomo mi teléfono para distraerme un rato, son casi las nueve de la noche pero recién terminé de trabajar, tomo asiento en el jardín, cerca de los aspersores, pero no lo suficiente para mojarme, miro la luna, presiono mis labios y suena la alarma de mi teléfono, debo tomar mi medicina para mis ataques de ansiedad, dejo el frasco color blanco a un lado cuando regreso al jardín, me quedo allí, mirando como las hojas caen lentamente, hasta que casi me quedo dormido debido al cansancio, sonrío porque soy un bobo, regreso a mi cuarto, antes paso por el de Andrés, charlamos un poco y le deseo buenas noches, es una suerte que esté mejor, puedo verlo en su rostro, empieza a recuperarse de a poco.
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¿Estás Mintiendo?
Teen FictionCuando tenía 14 años, a Luck le comenzó a hablar un chico misterioso por mensajes de texto, se volvieron amigos muy rápido hasta que los mensajes se hicieron públicos en el Colegio y todo el mundo supo que él estaba enamorado de Aiden, su mejor amig...