Capítulo 8 - Está respirando

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Aiden se acomoda con los dientes los guantes color rojo para boxear, lo veo nuevamente escupir al suelo y puedo verle la sangre junto a la saliva.

—Dios —digo demasiado desesperado cerrando los ojos —Voy a subir, voy a sacarlo de allí.

—¿Estás loco? —Doy un par de pasos adelante, pero Andrés me toma del brazo con fuerza —¿Se te soltó un tornillo? Mira a ese hombre, va a matarte.

—Pero Andy...

—Debe haber otra forma —él mira hacia todas partes, suena el grito de un tipo diciendo que ya pueden comenzar, Aiden intenta darle un golpe en la mejilla, pero el musculoso lo esquiva, intenta darle otro pero él recibe un puñetazo, y luego un segundo, un tercero, pienso en que Aiden va a morir, pero lo veo caer al suelo de golpe, ha cerrado los ojos, pero sé que sigue respirando, puedo verle el pecho —¡¡Se desmayó!! —grita Andrés, llamando la atención de todo el mundo, de pronto la sirena de los policías comienza a sonar cerca de nosotros, todos salen corriendo y casi empujan a Andrés al suelo, logro sostenerlo y juntos llegamos al ring. Le tomo el rostro a Aiden y él abre los ojos.

—¿La poli?

—Dios —digo con una sonrisa, no hay nadie alrededor, con Andrés le ayudamos a ponerlo de pie para salir de acá, la sirena ha dejado de sonar, escucho pisadas que corren hacia nosotros en el callejón, Jordan aparece y se sorprende al vernos.

—¿Funcionó? —pregunta, pero creo que es algo obvio, en lo que llevamos a Aiden a su casa, Jordan nos explica que puso la sirena de policías en un auto cerca de acá, la apagó cuando vio a todo el mundo huir.

Mi noche de películas con Andrés termina de la forma más inesperada posible, con él limpiándole las heridas del rostro a Aiden en su cuarto, y yo mirando como Aiden cierra los ojos de dolor.

—¡Mierda! ¿No sabes hacerlo bien?

—No te quejes —le dice Andy.

—¿No puede hacerlo Jordan? Él lo hace todo el tiempo.

—Escucha, ¿Quieres ir a un hospital? Porque con los golpes que te dieron estoy seguro que te desviaron la mandíbula, y te hace falta para que te calles un rato.

—Andy... —susurro.

—Lo siento —ríe. De los que están acá, el que va en tercer semestre de medicina es Andrés, y eso Aiden lo sabe, así que prefiere callarse y se aguanta el dolor mientras le desinfectan las heridas.

Salgo al comedor, veo en mi teléfono un mensaje de mi hermana, ya está en casa, huyó del lugar antes de que comenzara la última pelea.

—¿Quieres una cerveza? —me pregunta Jordan, por lo visto él igual tiene unos golpes, a este último también le gusta meterse en peleas. Tomo algo de lo que Andy está usando y le digo que tome asiento. Le limpio un corte en su mejilla, del mentón y todos los rasguños que tiene en los brazos —No sabía que podías hacer esto.

—¿Quién crees que limpiaba mis golpes cuando me agarraban los imbéciles de mi Colegio? —Mi Mamá a veces, pero cuando ella no estaba, yo tenía que hacerlo.

—Lo siento... y... gracias —veo una incomodidad en Jordan, termino de limpiarle al mismo tiempo que Andrés a Aiden, quién se queda en su cuarto para descansar, entro a ver cómo se siente, él ya está sin camisa, desabrochándose su cinturón del pantalón para quitárselo y poder acostarse.

—Arruiné tu noche, ¿No?

—¿Necesitas algo? Tengo que ir a regañar a mi hermana.

¿Estás Mintiendo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora