Capítulo 15 - Dicen que yo le ayudé

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Mastico de mala gana la comida, miro mi plato y aunque crea que he comido mucho, la verdad es que tengo todo el arroz, y ni hablar del bistec, ni siquiera he empezado a cortarlo.

—¿Qué hora es? —pregunta Charlie mientras ella se levanta de la mesa para limpiar su plato.

—Las ocho —respondo, justo en el momento que la puerta de la casa se abre y llega Mamá junto a su maleta gigantesca. Charlie camina apresurada para saludarle, le da un abrazo muy fuerte y yo siento un poco más de paz al tenerla conmigo.

Acepto que no tengo hambre, guardo mi comida para mañana y voy hacia Mamá para poder besarle en la mejilla, ella está hambrienta, le sirvo y le acompaño mientras me bebo un té. Charlie está en el comedor viendo videos en su teléfono, no tiene ganas de irse a su cuarto.

—¿Cómo han estado estos días? Charlie me llama mucho, pero tú Luck, casi ni me llamas.

—Estoy algo agobiado por la Uni —digo avergonzado —muchos trabajos, muchos exámenes, lo siento.

—No te preocupes, ¿Qué tal todo con Andrés?

—¿Bueno... bien? —supongo —La verdad es que... —Charlie le da una pausa a su video, obviamente le interesa mucho lo que voy a decir —No tengo muchas ganas de seguir con él

—¡¿En serio?! —grita Charlie. Mamá se voltea hacia el sofá y le da una miradita de esas de Madre.

—Si —respondo —Es complicado —Mamá solo asiente, supongo que vamos a charlar después, no quiero hablar de mis sentimientos frente a mi hermana, me da un poco de vergüenza.

Limpio los platos, voy a mi cuarto para ordenar la ropa limpia que he lavado hoy, comienzo a doblar mis sudaderas y guardarlas en mi armario hasta que Mamá aparece, se sienta en la cama y me mira preocupada.

—Puedes hablar conmigo si lo necesitas —yo exhalo agotado.

—Andrés me hace sentir mal —confieso —Cada vez que estoy con él, siento que debería esforzarme más, ser mas gracioso, verme mejor, ser más inteligente, arreglarme mejor el cabello, lo cual es estúpido porque Mía me ha dicho muchas veces que soy bonito.

—Eres bonito —ríe mi Madre asintiendo —No tienes nada de qué preocuparte.

—¿Entonces por qué me siento así con él?

—Pues porque la relación no funciona —dice ella, levantando los hombros con tanta naturalidad que me asusta —A veces hay personas que nos gustan, pero cuando lo intentas te das cuenta que chocas, que son polos apuestos. Yo de joven me enamoré muchas veces, pero de la idea que tenía de esas personas, cuando las conocí me di cuenta que de la persona que estaba enamorada era una ilusión que yo misma había creado.

—Quizás —digo, tomando asiento a su lado —Quería tanto que me gustara alguien, quería tener un romance juvenil antes de los 18 años, que idealicé lo mío con Andrés, y ahora que estoy un poco más adulto, me doy cuenta que no es alguien con quién conecto.

—Creo que lo entiendes perfectamente —dice ella, tomando una de mis manos —Pienso que ya estás claro en lo que vas a hacer, ¿No?

—Quiero terminar con él, ya no quiero sentirme así —ella asiente, está de acuerdo, y me pone muy feliz, porque a ella le agradaba mucho Andrés, y me daba miedo que me aconsejara de intentar arreglar las cosas, de que tuviera paciencia, pero no, está acá a mi lado, pensando lo mismo que yo —Gracias Mamá.

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