Capítulo 6 - Yo también te quiero, imbécil

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Tomo asiento sobre una mesa más vieja que mi autoestima, abrazo con mis manos el vaso rojo que llevo con algo de pisco y bebida cola, al comienzo me rompe la garganta, pero me encanta la sensación de que cada vaso me ayuda a liberarme un poco de mis preocupaciones.

—¿Qué pasó? —Mía aparece a mi lado, deja su teléfono en su bolsillo, pero no deja de recibir mensajes, creo que ella está saliendo con alguien, he sido un pésimo amigo, casi no hablamos nada de lo que nos sucede este último tiempo. El que estudiemos cosas distintas nos mantiene más distantes de lo que esperaba.

—Aiden anda por allí bebiendo con Jordan y me interrumpió cuando estaba hablando con Andrés —bajo la mirada —No sé qué quería decirme, quizás solo me imaginé que estaba siendo amable conmigo.

—Andrés no ha dejado de ser amable contigo en ningún momento —ella sonríe —En la cafetería me preguntaba varias veces como estabas, si ya tenías listas las cosas con la Uni, si habías sacado la licencia de conducir —yo me volteo sorprendido —no te lo dije porque no me entrometo mucho en las relaciones de los demás, tú sabes cómo soy yo.

—Le extraño mucho la verdad, ¿Crees que soy un poquito patético?

—Quiero hablar contigo, pero que me digas la verdad —yo asiento a su tono serio de voz —¿Te sigue gustando Aiden?

—No —admito —¿Por qué?

—Pues porque desde que regresó a la ciudad y lo viste por primera vez, siento que te estás volviendo a enamorar, no está mal obviamente, pero si él no siente nada no creo que sea sano que caigas de nuevo en ese amor profundo que no tiene ninguna salida.

—El alcohol te hace genial, ¿Te lo había dicho? —ella ríe, toma su teléfono y empieza a responder mensajes.

Recuerdo la primera vez que hablé con Andrés, estaba en mi último año de Colegio, habían hecho una actividad y necesitaban a la banda escolar, no tenían muchos estudiantes nuevos y sonaban horrorosos, por lo que les pidieron ayuda a estudiantes antiguos.

Yo caminaba por los pasillos, toda la gente había visto la presentación y caminaban por los pasillos hablando de lo guapo que se veían los graduados, yo tomaba varias cosas de mi bolso, encontré unas galletas que no eran mías si no de mi hermana, porque ella se come las que tienen chispas de chocolate normales y yo las con chocolate blanco, cerré mi casillero, choqué con Andrés y él pisó mi paquete de galletas cuando se me cayó al suelo.

—Mierda —dijo asustado, levantando el paquete todo aplastado —Joder lo siento, no quise en serio... —él se me quedó viendo, guardó silencio un segundo y luego limpió su garganta —Perdona, ¿Puedo comprarte otro paquete de galletas?

—En realidad esas eran de mi hermana —reí avergonzado —No te preocupes —asentí —ha sido mi culpa —tomé el paquete de sus manos y luego con el dolor de mi corazón lo lancé a la basura. Seguí caminando, estaba por llegar al casillero de Charlie, no había mucha gente en los pasillos porque todo el mundo estaba en el patio de recreación.

—¡Hola! —un chico apareció frente a mí —Mismas galletas, pero esta vez mis pies no las tocaron en lo absoluto —Allí fue cuando lo vi, tenía el cabello un poco desordenado porque se había quitado el uniforme de la banda y puesto su ropa normal.

—No tenías que molestarte, te dije había sido mi culpa —reí. Me sentía en las nubes por alguna razón

—De todos modos —él tomó mis manos, puso las galletas y luego se marchó. Levanté los hombros con resignación, intercambié las galletas con Charlie y creí que allí había terminado el asunto.

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