19- Fuera de su mente.

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Saku no despertaba.
Llevaba dos días así. Itachi estaba devastado. Se sentía culpable, por haber provocado su estado.

—Deja de culparte. — gruñó Sasuke.

—No tenías forma de saberlo.— agregó Izuna.

—Me duele verla así.— Murmuró mientras acariciaba con ternura mechones de su cabello rojizo. 

Madara y los gemelos hacían lo posible por llegar a ella, pero su mente estaba cerrada.

—No tengo idea lo que pueda estar pasando. Hay un bloqueo,  los chicos tienen razón.— murmuró Hotaru. Quién había sido convocada al Castillo por Shisui.

La sanadora, rara vez, abandonaba las tierras del refugió. Pero una solicitud personal de los hermanos, era algo que no iba a ignorar.

>>Hay magia en ésto. Ella sin dudas es una descendiente de ninfas, sus rasgos son únicos.— agregó.

—Él lo hizo, bloqueo su mente para que nadie pueda identificarlo.— dijo Itachi. 

— ¿Sabrá quién es la madre de Sakura?.— Murmuró Shisui con un dedo en su barbilla. Le estaba dando vueltas a la situación, tratando de encontrar algo con lo que sacar a Saku de su trance.

— Hay muchas cosas que debemos investigar y creo que deberíamos empezar por Mebuki.— afirmó Itachi.

—Me pondré en contacto con ella. Será más fácil si habla conmigo primero.— observó Hotaru.

—Dile que quiero hablar personalmente con ella.— Ordenó Madara. La sanadora asintió. Sabiendo que el líder de su clan no tenía paciencia para los juegos de la Náyade.
Sea lo que fuera que obligó a Mebuki a dejar a su hija entre los humanos, Madara no lo perdonaría.

Al encontrar en Sakura, su posible compañera. Cada uno de los hermanos estaba impulsado a protegerla.

El teléfono del mayor comenzó a sonar. Era la melodía de una película de Tarantino, dónde una rubia usaba una Katana para matar a muchas personas que una vez la lastimaron. Madara amaba esa película. Y por alguna razón le divertía tener ese sonido para las llamadas de su secretaria. Era el mejor sonido previo a una batalla. Y lidiar con su secretaría solía ser una batalla.

—Moegui...— dijo entre dientes el mayor.

—Ve, debe ser importante si te llama a tu celular en vez de llamar a tu despacho.— dijo Itachi. Obito sonrío de lado.

—Ignore las llamadas a mí despacho.— murmuró Madara.
Los gemelos rieron a coro.

Tras acercarse a besar la frente de Saku, Madara salió de la habitación donde habían pasado los últimos dos días.

Se dirigió hacía la habitación en el segundo piso, dónde tenía su despacho. Tomó su celular y llamó a la oficina.

—Señor. Lamento molestarlo— Madara se mordió la lengua de ganas de decirle que sabía que no lo lamentaba— El alcalde insistió en que le recuerde su reunión de mañana con los empresarios de la gran ciudad. El señor Hashirama quiere tomar un café con usted esta tarde. ¿Lo confirmó?

Madara dejo salir una gran bocanada de aire. Su cabeza solo podía enfocarse en Sakura. Y no quería lidiar con ninguna otra cosa. Pero los compromisos previos se acumulaban y no podía evitarlos.

—Yo me comunicaré con el alcalde. No te preocupes Moegui. Dile a Shikaku que lo necesito mañana en la reunión conmigo. Itachi no podrá acompañarme. Y cancela cualquier otra actividad que tenga en los próximos cinco días.

Los pensamientos de su secretaria fueron una bombardeo de insultos sobre cancelar reuniones, y volverse loca por varios días culpa de su caprichoso jefe. Madara todo los ojos y espero que ella pusiera sus perros habituales.

Novia Regalo - Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora