3- La novia en el bosque.

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El frío calaba los huesos cuando la camioneta de la empresa la dejo a un costado de la ruta, frente a un sendero poco transitado, con un cartel que decía "propiedad privada". Se estremeció y frotó sus brazos.
El ruido de las hojas de los árboles, el arrullo de las aves, algo que de arrastraba, algo que la observaba.

Pero el jodido chófer equivoco el camino. Y estaba tan aterrado de que lo despidan, lloriqueando sobre su esposa embarazada, y su hijo pequeño. ¡Diablos! ¿Por qué acepto bajarse en ese oscuro y tenebroso camino? ¡Ah! ¡Cierto! Porqué siempre fue una tonta sentimental.

-Esto fue una terrible idea. Una pésima, horrible, mala, mala idea.- no dejaba de repetirse entre lamentos, mientras avanzaba hacia la colina dónde supuestamente estaba el bendito Castillo Uchiha.

Novias Regalo... ¡Qué estúpida idea!. Ahora, cuando estaba a minutos de conocer a su familia adoptiva, le entraba el arrepentimiento. Pero estaba cansada de vivir en la calle. Y más que nada, de esconderse.
De comer cuando alguien se compadecia de ella. La última vez que había enfermado, casi pasa a mejor vida por lo débil que estaba.

Crecer sola, en hogares sustitutos no hacía mucho por el autoestima de una niña.

Cuando salió del sistema, hizo lo posible por conseguir un buen trabajo. Era camarera en un pintoresco café, en la gran ciudad, estaba llena de vida y de sueños. Estudiaba de noche, trabajaba de día. Tenía amigas y una pieza con baño a dónde volver cada noche. Funcionaba bien para ella. Mejor que bien.

Hasta que se cruzó con él...

Entonces todo parecía un sueño... pero terminó viviendo una pesadilla, y acabó en la calle, lejos de todo lo que una vez amo. Fingiendo que estaba muerta para que nunca más pudiera lastimarla.
Llevaba diecinueve meses así, de ciudad en ciudad, alejándose cada vez más, a pueblos olvidados donde nadie la conociera, pero los tentáculos de su monstruo personal eran largos, y estaban en todos lados. Aún así, siguió intentando alejarse, no estaba segura de poder soportar otro invierno en esa situación. Sin dudas moriría.

Al refugio que solía ir las noches mas frías y duras del invierno, llegaron un grupo de personas que pertenecían a la empresa "Novias Regalo", con promesas de un hogar, una familia y seguridad garantizada.

Sakura no era tonta. Sabía que esas personas, se beneficiaban con las mujeres que supustamente ayudaban. Dejo pasar la oportunidad al menos tres veces. Pero sentía que él estaba cerca, la acechaba. La seguía buscando. Y la encontraría. No volvería a ver la luz del sol si caía en sus garras.

La empresa usaba una nueva forma legal de vender personas. No era esclavitud como en el siglo XV, cuando los portugueses vendían africanos. Al menos eso creía Sakura.

La empresa recogía mujeres en situación de calle, les proporcionaba asistencia médica, invertían en su salud y presencia.

Investigaban a las familias adoptivas. En este caso, los hombres dispuestos a contraer matrimonio con estás mujeres. Y se les obligaba a firmar contratos de protección. Era una buen negocio, la inversión que realizaban, solo se veía bien remunerada cuando eran compradas, literalmente por hombres muy adinerados.
Las mujeres, eran sometidas a análisis de enfermedades, y tratadas adecuadamente, una vez compradas, donaban una parte de la ganancia para los refugios de dónde las sacaban. Ellas no veían un sólo centavos de esa transacción. Después de todo, eran las afortunadas esposas de hombres con mucho dinero.

Sakura pensó que era una ironía que las llamarán un regalo, cuando cobraban sumas desorbitantes por cada mujer que entregaban.

Si la novia no se adaptaba, obtenían un reembolso y la mujer era enviada a otra casa. En el mejor de los casos. También podía volver a la calle. A la empresa no le servía si te rechazaban.

Novia Regalo - Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora