4- Presentaciones.

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Un intruso en sus tierras, los sensores que bordeaban el bosque empezaron a sonar y las luces del cuarto de control parpadearon. Itachi resopló, los humanos eran tan porfiados, por más que llenarán de vallas y carteles. Siempre alguno se aventuraba en el bosque.

Lo peor de todo es que las advertencias eran para protegerlos, más que para alejarlos.

Quizá mitad y mitad.

Lo cierto es que el bosque estaba lleno de criaturas salvajes, esas que Obito tanto disfrutaba rescatar, alimentar y cuidar. Siendo el depredador más peligroso, los animales le tenían respeto y guardaban distancia. Pero con un humano común y corriente, las cosas se ponían interesantes y pronto entraban en el terreno de lo sangriento.

Shisui se había excedido con la maldita niebla, desde hacía tiempo liberaba más de lo normal. Era una ventaja vivir en una zona fría y húmeda dónde no resultará extraño.

Las cámaras no lograban darle una buena imágen del intruso, es probable que fuera de baja estatura. 

—¡Demonios!— gruñó. Deseaba que no fuera algún niño y sus amigos. Los humanos pequeños solían ser los más curiosos y no tenían nada de respeto por los carteles de advertencia.

—Hay un intruso en el bosque, subió por el camino de la carretera.— Dijo el causante de la niebla que rodeaba toda el área y los mantenía seguros.

—Dime exactamente dónde está, enviaré a los gemelos.— afirmó Itachi.

Shisui cerró los ojos, pero bajo los párpados, se veía claramente el movimiento. Itachi sabía que su hermano estaba rastreando al intruso. La niebla era una extensión de su ser. Él podía manejarla a su antojo incluso podía modificarla. Convirtiéndola en un arma letal.

—Es una mujer— jadeo cuando abrió sus ojos y soltó las palabras.— está herida.— añadió luego.

—¡Mierda!, ¿algún animal la atacó?— exclamó.

Shisui volvió a cerrar sus ojos. Mientras averiguaba un poco más sobre la intrusa.

—No hay animales cerca. Solo un par de Faes, han estado rondando el área, las siento pero están ocultas.— aseguró.

Itachi salió deprisa, atravesando las paredes del Castillo para llegar más rápido y apareció dentro del dormitorio de los gemelos. Ambos estaban de espalda, con auriculares y sentados frente a una enorme pantalla jugando "God of War: Ascension". Absolutamente absortos.

—Las Furias no eran tan malas, ¿o si?— decía Sasuke.

—No lo sé, seguro Hotaru conoce alguna, la mayoría de las razas se esconden.— mascullaba Izuna.— ¡Nooo! Lo pusiste en modo Titán. Nos van a partir el culo.

—R1. ¡volvé!, ¡te faltó un cofre!.

—¡Tenés que trepar! ¡Nooo! ¡Usa las cadenas!

No tenía tiempo para lidiar con ellos. Se acercó a la pared y desenchufo la consola.

—¿¡ITACHI!? ¿ESTÁS LOCO? ¡JODIDO DESQUICIADO!— Sasuke mando sus auriculares a volar. ¡Estaba tan cabreado que salía humo de sus orejas!

Antes de que los pobres auriculares se estrellen contra el suelo, Izuna los levito hasta el escritorio junto a la ventana.

—Será mejor que alguien esté muriendo.— gruñó Izuna.

—Esperemos que no.— sentenció Itachi.— Tengo una extracción, ahora. Shisui les dará las coordenadas. Vayan.— su rostro estaba tan serio que ninguno lo cuestionó. Salieron a una velocidad antinatural que sólo reservaban para situaciones como está.

Novia Regalo - Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora