35- Nuevos problemas.

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Madara revisaba los papeles que Moegui le había dejado sobre el escritorio.

Tenía tanto trabajo atrasado. Pero valía la pena por las horas extra que había compartido con Saku, en el calor de su cama, y la humedad de sus besos.

Cada noche era algo nuevo por descubrir, algo nuevo para probar, ella tenía una curiosidad que los ponía de cero a cien milisegundos.

La oficina no era el lugar ideal para ponerse duro, pero con la imágen mental de Saku montando a Shisui, Obito jugando con su trasero y ella tragando su pene como una viciosa. Era muy difícil contenerse.

Si Moegui entraba, iba a pescarlo en una situación algo incómoda, sería sin dudas traumático para su secretaria, ver a su jefe caminando por la oficina con una tienda de campaña en los pantalones del traje entallado y a medida que lucía.

Debido a sus problemas personales a principio de mes, qué implicaban luchar contra un demonio para proteger a su mujer.
El alcalde había retrasado la colecta anual, en la cual múltiples empresarios se reunían para hacer donaciones, con el fin de ayudar a construir refugios para las personas con bajos recursos, en dicha fiesta Hashirama le entregaba nuevamente las llaves de la ciudad.
Madara tenía literalmente una colección de llaves si bien era simbólica había acumulado muchas a lo largo de los siglos entregar las llaves de la ciudad era algo que se estilaba desde hacía mucho tiempo eran merecedores de dicho premio aquellos que se comprometían con la ciudad, incluso aquellos a los que se los consideraba héroes. Estos surgían luego de desastres naturales que afectaban considerablemente a la población. Héroes que se levantaban y le ponía en el hombro a la situación. Madara encajaba perfectamente en ese perfil y por esa razón había sido merecedor del premio en múltiples ocasiones.

Moegui iba a encontrarse con Sora. El joven vampiro no dejaba de coquetear con su secretaria cada vez que tenia que llevar información del clan.

Al principio, a Madara no le gustó la idea, su joven secretaria era una humana que lo odiaba la mayor parte del tiempo, pero era eficiente y él no quería perderla.

Sin embargo meterse entre dos jóvenes enamorados no era algo que fuera a hacer.

Sora estaba interesado en Moegui, de la misma forma que ella estaba interezada en él. Serían una pareja fuerte y su clan ganaría otro miembro.

Presionó el botón del intercomunicador, que estaba en la esquina izquierda de su escritorio. Luego de un beep su secretaria contestó.

—Señor... ¿qué se le ofrece? — dijo en un tono cordial y amable, pero sus pensamientos giraban en torno a las posibles peticiones del molesto de su jefe, y el poco tiempo que tenía para regresar a su casa a cambiarse y alistarse para la cena con Sora.

Madara ahogó una carcajada, en realidad a pesar de que Moegui lo insultaba mentalmente cada vez que podía, le agradaba mucho su secretaria.

—Puedes retirarte temprano.— dijo serio.

Ella suspiró y pensó  "¿Qué bicho le pico?. La reunión con su contador es en media hora."

—Pero Señor Uchiha, su contador aún no llega. Y...

—Vete a casa, Moegui. Que tengas una linda velada con Sora.— soltó antes de colgar.

Ella no dudo en recoger sus pertenencias y salir de la oficina.

En el camino de cruzó con Izuna. Este la miró con sorpresa. Ella sonrío y subió al ascensor antes de que su jefe se arrepintiera y le diera una pila de tareas.

—Tú secretaria cree que tienes una novia que te folla a diario por eso estás tan alegre últimamente.— dijo Izuna en cuanto cruzó las puertas de su despacho.

Novia Regalo - Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora