24- Atrapados.

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Oscuridad, eso era todo. La rodeaba y lamía su piel, sentía las llagas y el ardor, pero no podía hacer nada, su cuerpo no respondía

No escuchaba nada, no veía nada, no sentía nada. Su mente vagaba entre la negrura y el silencio. Entonces... Después de lo que se sintió como una eternidad. Por fin escucho.

"No te rindas. Eres una luchadora."

"Deja de jugar y despierta."

"No me dejes ahora que te encontré."

"Oye, ¿podrías despertar?."

"Vuelve con nosotros."

"Te necesitamos, cariño."

Las voces se filtraban poco a poco, pero algo le impedía llegar a ellas. A su al rededor de levantaba una espesa sombra negra, que la mantenía atrapada, que no la dejaba escapar.

Y luego, el silencio lo ocupó todo una vez más.

Los hermanos hacían guardia, uno a uno se turnaban para estar con Sakura, peinar su cabello, reponer el suero, controlar su temperatura.
Cosas que pudieran hacer para aliviar el trabajo de Shisui, a quien le tocaba lavar su cuerpo, y además le había tenido que poner una intravenosa para mantenerla hidratada, también colocó una sonda para alimentarla, y otra para que eliminé deshechos corporales Estaba pendiente de su respiración en caso de que ella necesitará asistencia en eso. Pero por alguna razón, se mantenía estable, todo funcionaba a la perfección, menos sus respuestas. Era un extraño estado de coma.

-No te rindas eres una luchadora. Tienes que superar todo esto. Cómo superaste muchas otras cosas. Hay demasiado para ti aún.- murmuró miéntras cambiaba la bolsa de drenaje. Sus conocimientos médicos le permitían ocuparse de todo eso sin ayuda.

Itachi entró luego de que él dijera que todo estaba listo.
A pesar de que Sakura sería su mujer, aún respetaban que ella no les había dicho que si. Y en su estado vulnerable, las tareas de lavarla y limpiarla habían sido relegadas mayormente a Madara y él, pero no era el único problema que atravesaban.

Fu se había llevado a Izuna a su Reino. Dónde ni siquiera Sasuke podía contactar con él.
Eso tenía al gemelo odioso, más odioso que nunca.

Mejor no aparecía por ningún lado. Y Madara estaba tan irritado que se encerraba en su oficina en la empresa y ladraba órdenes a diestra y siniestra.
Moegui nunca lo había insultado tanto mentalmente.

-Tenemos que viajar a la Gran Ciudad. Hay que encontrar a ese imbécil y negociar con él. - sugirió Itachi. Tenía la esperanza de que su don le permitiera influenciar en el demonio.

Era inmune a la magia, pero no decía nada sobre dones vampíricos naturales.

-No estoy seguro, es una trampa, nos está esperando y nos va a patear el culo...de nuevo.- gruñó Sasuke.

Las bolsas negras bajo sus ojos empezaban a preocupar a sus hermanos. Nunca había estado separado de Izuna por tanto tiempo y no sabía como manejarlo. Dormir, comer, incluso respirar, era algo que debían recordarle, puesto que se movía en control automático. Como un maldito zombie.
Obito prácticamente lo evitaba. El dolor de Sasuke por no tener a su gemelo y no saber de él, lo abrumada tanto que lo dejaba sin aliento. Era una presión en el pecho, tan grande, que no se explicaba como podía Sasuke siquiera moverse.

-Tendríamos que separarnos. Sería la única forma. Porqué de ninguna manera podemos dejar a Sakura así, y sola. - objetó Shisui.

-Separados somos más débiles. - afirmó Sasuke. El dolor envolvió sus palabras, haciendo a los demás estremecerse.

Novia Regalo - Saku-harén 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora