"- No creo que sea buena idea, sería difícil vivir con una mujer después de tanto tiempo solos nosotros. - mascullo Shisui.
-Gay- tosió Sasuke. Izuna ahogó una risa.
Shisui le lanzó un almohadón al gemelo odioso.
-Yo digo que estas loco. No nece...
¡La habían transformado! No podía creer lo que Madara le decía.
Estaba tan enojada que imagino rocas y empezó a lanzarlas hacía el vampiro que tenía dentro de su cabeza.
"No debieron" gruñó furiosa. " Yo no quería esto".
Madara se limitaba a esquivar los proyectiles de roca. No es como si realmente fueran a golpearlo. Pero por reflejo los evitaba. Ella estaba en la primer etapa. Negación. Le seguiría Resignación. Esa si que iba a ser dura.
Sakura uería paz, morir hubiera sido la salida cobarde, pero sin dudas, la más fácil.
Ahora tenía que enfrentarse a una vida casi inmortal. Con seis jodidos vampiros.
Descubrir que se había enamorado de su medio hermano, quién la había torturado por placer y venganza contra su madre. Una mujer que no llegó a conocer, pero que, gracias a las memorias y recuerdos que los gemelos sacaron de su cabeza, y la de Neji, pudo ver, y aunque fuese un poco, entender sus razones y motivos para abandonarla.
Una mujer que ahora se había ido. Y ella ni siquiera pudo decirle "hola" o "adiós". Empezó a llorar sin poder detenerse. Era tanto para asimilar.
"No puedo, no sé cómo" Repetía mientras se alejaba, se internaba más y más en su mente.
Madara suspiró. Resignación. Y duelo.
"Ven aquí. No puedes escapar de esto. Era lo mejor y lo sabés." Espetó mientras la observaba dentro de su mente. Habían convenido en que fuera él quién le informará sobre el cambio. Además era el mayor y más fuerte. Su sangre sería la mejor para que tuviera la primer toma.
"Cariño, no podíamos dejarte ir. Eres nuestra. No podríamos seguir adelante sin ti" la encontró en lo que supuso era su antigua habitación. Un lugar creado por los recuerdo, dentro de lo profundo de su inconsciente. Tenía una cama pequeña, un librero lleno de novelas de amor y una silla, dónde reposaba prolijamente doblado, el uniforme de la cafetería en la cual solía trabajar, de color amarillo pastel con rayas blancas. La arrastró a sus brazos y la sostuvo mientras ella lloraba sin consuelo. Por la vida que dejó, por las personas que perdió. No solo a causa de su recién descubierto medio hermano. Sino porque ya no era una humana común. Ahora era mitad vampira, mitad ninfa. Nunca podría volver a su antigua vida. El café... sus amigas...
No quedaban restos de su sangre débil y humana. "Predominan las razas superiores" le había explicado él, mientras ella lloraba.
"Hasta que aprendas a controlarte, no volverás a la Ciudad".
Ella quería gritar de frustración. Dejaba una jaula para entrar en otra. Una vida miserable de fugitiva en las calles, por otra de encierro, en un antiguo Castillo. Presa de seis hombres que la reclamaban como suya.
"No lo veas de esa forma. Tendrás todo lo que siempre soñaste. Lo prometo. Es por tu bien que no puedes ir a la Ciudad por un tiempo. Tu ojos se volverán rojos cuando sientas hambre. Nunca hemos convertido a ningún humano, no sabemos que esperar, somos los únicos en el clan que poseen habilidades especiales. Es nuestra sangre, el linaje de nuestros padres. Podrías heredar alguno de nuestros fondos, desarrollarlo con el tiempo. Imagina que estás en el centro comercial y te vuelves humo negro como yo."
Saku se estremeció. Entendía la razón de su encierro. Pero eso no aliviaba su pesar. ¿Volverse humo negro? ¡Joder!
Siguió llorando por lo que a Madara le pareció una eternidad. Cuando finalmente se calmó, él le explicó que debía alimentarse, para poder despertar pronto .
Si. Ella empezó a llorar de nuevo.
Al parecer, la aceptación tardaría en llegar. Era una suerte que no le importará nada más que ella.
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Está escena la eliminé porque se hacía muy largo el capítulo. Pertenece al momento en que los gemelos alimentan a Saku mientras sigue dormida. Es la parte donde Madara le informa que la convirtieron.
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