LOGAN
Lo más estúpido de todas mis acciones es no pensarlas antes de hacerlas, o más bien, pensar en sus consecuencias, en lo que podría pasar en un futuro a causa de ellas. Un claro ejemplo es haber confesado mis sentimientos a una chica muy observadora que no dejó pasar la marca de color purpura en mi cuello.
—No sé por qué se llaman soluciones en cinco minutos si lo que necesito no lo ando llevando todos los días y en cualquier lugar —comenta Jace, deslizando su dedo por la pantalla de su celular—. ¿Creen que siempre ando llevando... crema para las hemorroides? Ni siquiera tengo hemorroides.
James y yo volteamos a verlo con el ceño fruncido, pues no es un comentario que se escucha todos los días, aunque viniendo de él, lo mejor es siempre esperar lo inesperado. Sigo con el masaje en mi cuello, haciendo fuerza con una moneda para que se reduzca la marca y sí que lo hace, pues en lugar de un color morado este se torna a un color rojo por la fuerza que ejerzo sobre él. Empieza a doler, pero me lo quiero quitar antes de tener otra oportunidad de verla.
—Hermano, si sigues así puedes herirte —observa James con sus ojos pegados a mi cuello mientras sigue sosteniendo el celular enfrente mío. La falta de espejos en el baño de los chicos ha sido un problema siempre—. Empiezo a ver puntitos rojos en la zona.
Me acerco más a la pantalla de mi celular para tener un mejor punto de visión y precisamente, varios puntos de sangre empiezan a salir por mi cuello y el ardor no tarda en aparecer por igual. Dejo la moneda de lado y me acerco a uno de los grifos para mojar mi mano y calmar la zona afectada con algo de agua helada.
—Oye —me llama Jace, acercándose por mi derecha—, ¿qué o quién es tan importante como para que te preocupes en un chupetón?
Giro mi cabeza, dándole una mirada suspicaz y él sonríe, haciendo un juego con sus cejas muy sugestivo, a lo que niego con la cabeza y sigo con lo que hacía antes.
—No es nada —respondo, queriendo evitar decir algo que incluya a su hermana.
James se acerca por mi otro lado, dejándome en medio de los hermanos Connor.
—Te conozco desde hace años, Harris, algo te importa lo suficiente como para querer ocultar que estuviste con una chica anoche.
Mi amigo pone su mano sobre mi hombro y me da una mirada igual de sugestiva que la de Jace hace unos momentos. Me planteo por un momento en decirles mi razón de mi arrebato poco usual, no obstante, apenas me di cuenta que son hermanos y no tengo ni idea de que tan sobreprotectores son sobre ella. A lo mejor, demasiado para no haberla mencionado antes. Así que decido cambiar de tema, sin ir tan lejos en lo que son mis pensamientos.
—Ey, estuve pensando —vacilo, pasando mi mano despacio por la zona roja.
—El niño estuvo pensando —interfiere Jace en un tono de burla y una sonrisa cómplice dirigida a su hermano. Les doy una mirada de pocos amigos a ambos y de paso, le doy un manotazo en el estómago al rubio por haber sido el que empezó la broma.
—Déjense de estupideces —vuelvo a hablar—. Como decía, estuve pensando en que de la nada, resulta que tienen una hermana menor y me recordó que ustedes empezaron a hacer deporte por una ¿tradición? ¿Ella también la sigue?
Ambos cambian su semblante drásticamente, como si subieran unas barreras de defensa sobre sí mismos y el tema en cuestión. Por un lado, James reposa su espalda baja en la orilla de la mesa que sostiene los lavamanos y se cruza de brazos y del otro, Jace se apoya de ambas manos en la misma mesa y se sienta sobre ella, viéndome con un aire de seriedad, algo poco común en él.
—¿Qué? —cuestiono con indiferencia—. No pueden culparme por tener curiosidad por alguien que está presente en su día a día, pero que yo no tenía idea de su existencia.
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El deportista y ¿la nerd? [PI #1] ✔️
Teen Fiction꧁Primera parte de la bilogía "Perfectamente Imperfectos"꧂ Él, el más popular de todos. Ella, indiferente para los demás. Él, en una relación con la más popular. Ella, con un mejor amigo como ella. Él, con el mejor cuerpo sin miedo a demostrarlo...