24|¿Por Qué?

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Me remuevo en mi lugar, sintiéndome adolorida e incómoda; abro los ojos con cierta dificultad, tanto que mi cabeza duele y me hace sentir un poco mareada. Parpadeo un par de veces para acostumbrar mi vista a la resplandeciente luz blanca del techo; observo con atención mi alrededor y me doy cuenta que estoy en una habitación de hospital, y aunque eso me desconcierta lo hace más el hecho de que Logan esté en una silla al lado de mi cama con su cabeza recostada en el colchón al lado de mi mano izquierda, entrelazando su dedo índice con mi meñique.

Gimo de dolor al intentar levantarme, me duele casi todo, pero más que nada, la espalda. Ahogo un grito al sentir un cuello ortopédico alrededor de mi cuello.

—Tranquila —Logan se levanta rápido, hablando en un suspiro cansado y me ayuda a acomodar mi cabeza en la almohada—. Llamaré a un doctor.

Logan sale de la habitación en busca de alguien y cuando regresa viene acompañado de varias personas. Seis para ser más precisa, mis padres, mis tres hermanos y un hombre alto de una edad media con una bata blanca, el doctor.

—Dylan, mi amor —se acerca cuidadosamente mamá, tomando mi mano—. Estábamos tan preocupados por ti, mi vida.

—Estoy bien —mi voz sale un poco ronca, pero nada que no se mejore con agua.

—Enana, nos diste el peor susto de nuestras vidas —habla Jason con una cara de alivio al verme, colocando su mano sobre uno de mis pies envueltos en la sábana de hospital—. Me haces sentir culpable de todo esto.

Intento ladear la cabeza y darle una mirada despreocupante, pero en intento queda, pues por el plástico a mi alrededor no puedo. Una pequeña queja se escapa de mis labios.

—Cariño, sabes que siempre debes decirnos cuando vas a practicar algún deporte extremo, avisarnos donde te encuentras —papá toma mi otra mano y le da un pequeño apretón antes de besar la palma de mi mano con cariño.

Le sonrío en entendimiento. Intento asentir con la cabeza, pero el collarín me lo impide, otra vez.

—No era la gran cosa —hago un intento de encogerme de hombros, pero también me duele. Joder, cualquier mínimo movimiento se convierte en una corriente de dolor.

—Lo mejor es que no hagas tantos movimientos por ahora —habla por fin el doctor, dando pasos en mi dirección, apartando a mamá de mi lado; revisa las maquinas al lado de mi cama y luego se acerca con una lamparita y revisa mis pupilas—. Sufriste de una grave caída y el tirón que dio tu novio de la cuerda hacia tu arnés, lastimó fuertemente tu espalda.

—Él no es mi... —intento defender, pero no me dejan terminar.

—Escucha al doctor, Dylan —me reprocha mamá con el ceño fruncido, tomando el brazo de papá.

—Como decía —retoma sus palabras el médico con una sonrisa ladina—, tu espalda se lastimó. Por suerte no ha habido necesidad de cirugía y no ha pasado a algo más grave según las radiografías. Sin embargo, estarás aquí por unos días para observación y tendrás que descansar lo más que puedas. Si se presenta algún problema, nosotros nos haremos cargo.

—¿Podrá hacer deportes? —el curioso Jace aparece y le agradezco mentalmente por la pregunta. De reojo veo a Logan en una esquina quien escucha con atención—. Me refiero a ¿después?

—Es probable —el doctor no parece estar muy seguro—. Tomará un tiempo antes de que vuelva a ser como lo era antes del accidente, pero más que todo, el tiempo y la recuperación lo dirán.

Todos me miran con una cara de empatía y creo que lástima, a excepción de Logan, él tiene su mirada perdida en el suelo detrás del resto de personas.

El deportista y ¿la nerd? [PI #1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora