26|Ahora O Nunca

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Han pasado dos semanas desde ese terrible accidente. Mi estadía en el hospital duró un poco más cuando caí de sentón en el pasillo, causándome una recaída horrorosa, pues sentí la columna como nunca antes. En mi defensa, Jace había tomado mi libro, tratándolo mal, así que tenía que defender a mi bebé. Por lo menos, el Dr. Blake me ha dado de alta esta misma mañana, diciendo que podía continuar con mi vida normal; sin embargo, no podría hacer ningún esfuerzo físico tan duro durante unas semanas. Lo que significa, no deportes. Irónicamente, parte de mí se siente mal por ello, aun cuando ya no los practico como antes; pero debo aceptarlo, estos siguen siendo parte de mi vida.

—¿Estás lista? —pregunta mamá desde el marco de la habitación del hospital.

Asiento en afirmación, tomando de una correa mi mochila con mis cosas, las cuales me son arrebatadas por mi progenitora con desaprobación. Paso por recepción, despidiéndome de las enfermeras y demás con una sonrisa enorme. Soy mala socializando, pero estas personas lo hicieron muy fácil para mí, así que les agradezco.

—Confío en que no romperás tu promesa —me sorprende el Dr. Blake a mi lado, poco antes de llegar a la entrada principal.

Le sonrío, divertida. —Dije que lo intentaría, Doc.

—Más vale que así sea —y me da una mirada dudosa, pero al instante asiente como despedida.

Río un poco antes de salir por completo del hospital y encontrarme con mamá y papá en el auto. Es un día muy soleado y algo cálido para estarnos acercando a los últimos meses del año.

—¿Cómo estuvo la estadía? —pregunta papá mientras abrocho mi cinturón de seguridad.

—Ni que haya sido un hotel cinco estrellas —respondo, irónica.

—Mal humor, eh —musita en respuesta con una ceja enarcada.

—No es mal humor —lo veo a través del retrovisor—, pero me pone mal el hecho de no poder practicar deportes. —Para rematar hago un puchero como una bebé y me cruzo de brazos.

—Ay, mi nena —interfiere mamá alargando la "a" y usando ese tono maternal—. No te preocupes, cuando menos lo esperes, estarás de regreso corriendo y saltando con tus hermanos.

Río un poco por el hecho de que mamá lo hace sonar como si mis hermanos y yo fuéramos unos chicos pequeños. Sin embargo, ella no se equivoca, podremos tener edades de diecisiete a veintiún años, pero seguimos actuando como mocosos cuando nos peleamos. Más que nada ellos que siempre buscan una razón para ello.

El viaje de regreso a casa es tranquilo, papá y mamá hablando de soluciones para que James y Jace suban sus notas y ver que Jason consiga un empleo lo más rápido posible, de manera que se pueda costear un lugar para él y deje de escabullirse en casa. Mis padres siempre están al pendiente de mis hermanos a pesar de que a veces ellos piensan que los sofocan. Puesto que su conversación no me incumbe, tomo mis audífonos y pongo mi música.

Empiezo a pensar en lo largos que se han sentido los últimos días después del accidente. Lo que más me alegra es que no pasé ni uno de ellos sola. Incluso Becca estuvo para mí, aunque fuese por video llamada, haciéndome reír con sus ocurrencias y mostrándome nueva música que un chico le había enseñado. Cuando me dijo que era un chico, empecé a molestarle que tal vez ahora es una paleta de doble sabor. Si saben a qué me refiero, eh. Además, Sebastian también me fue a visitar casi todas las tardes, sin importar que tuviera unas cuantas tareas de la escuela o su club de informática algunos días. Y hasta me llevó copia de sus apuntes para que yo no me atrasase con las clases. Es el mejor amigo que una chica pudiera pedir y una de mis personas favoritas en el mundo.

El deportista y ¿la nerd? [PI #1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora