Heridas

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— Creo que primero deberías detenerte un momento — dijo Katsuki con calma después de que Izuku le exigiera por segunda vez que le dijera lo que sucedía entre él y Shoto.

— Bien — dijo el pecoso y rápidamente se estacionó en el primer espacio que encontró. Apagó el auto y miro a Katsuki fijamente esperando a que comenzara a hablar.

— Ok — suspiro Katsuki y tomo las manos del peliverde entre las suyas con cariño — pero primero respira profundo un par de veces — dijo mirándolo a los ojos. Izuku lo miro con una ceja, levantada pero obedecio — Perfecto — susurro el cenizo y deslizó una mano hacia la palanca del asiento, haciéndolo hacia atrás, dejando más espacio, y sin gran esfuerzo atrajo al Omega entre sus brazos, sentandolo en sus piernas y abrazándolo con fuerza.

Izuku no entendía que quería hacer, hasta que sintio como tomaba sus manos y las masajeaba con suavidad en el dorso. Solo entonces noto que le temblaban. Cerró los ojos con fuerza y trato de relajarse suspirando profundamente. Derrepente sintió una leve vibración y escuchó un suave ronroneo ronco. Abrió los ojos de golpe al darse cuenta de que Katsuki lo arrullaba para calmarlo.

Se sonrojo fuertemente, pero se dió cuenta de que en realidad funcionaba, su cuerpo se soltó un poco y sintió un escozor en los ojos. No pudo evitar derramar algunas lágrimas. En realidad le había afectado más de lo quería aceptar, pero no podía demostrarlo, debia ser fuerte y mantenerse sereno, aún asi sentirse acorralado en verdad lo había asustado.

El sonido y la vibración le ayudaron a tranquilizarse, y sintiendo el cálido toque de las ásperas manos del cenizo, incluso se adormilo un poco.

— Estás a salvó Deku, estás conmigo, no dejaré que nada ni nadie te lastime — susurro Katsuki con la voz más suave que tenía — tranquilo bebé — dijo mientras se restregaba contra su cabello marcandolo con su aroma y lo abrazaba aún más fuerte.

Izuku suspiro está vez más tranquilo, sintiendo el aroma que comenzaba a hacerse una necesidad para él entrar por sus fosas y llenarle los pulmones, sintiendo una extraña sensación al sentir su piel inundarse de ese aroma que parecía acariciarlo.

— Gracias... — susurro Izuku volteando y mirando los ojos rojos que lo observaban con dulzura — estoy bien Kacchan — apenas se escuchó su suave voz.

Estiró un mano y acarició la mejilla de Katsuki que enseguida se restregó contra ella, sintiendola suave y cálida. Ninguno dijo nada, Katsuki se inclino y unió sus labios con suavidad, besandolo lento. Izuku sintió su cuerpo vibrar y la temperatura subir rápidamente, era delicioso sentir esos delgados labios sobre los suyos, y el aroma lo hipnotiza, llamandolo a acercarse aún más.

Katsuki se dejó llevar un momento y se sumergio en esos labios carnosos y suaves con sabor a fresas con crema, tan dulces y deliciosos que no lograba saber cómo es que había logrado llegar a este punto de su vida sin ellos.

Ambos disfrutaban la boca del otro, probando cada centímetro y cada rincón, cuando Izuku sintio algo duro y grande entre sus piernas. Se separó un poco, dándose cuenta de la posición en la que se encontraban. Sin saber cómo Izuku estaba sobre Katsuki que se había recostado en el asiento y tenía ambas rodillas del pecoso a los lados de su cadera, sosteniendo su cintura con firmeza.

Ambos se miraron sin entender en qué momento habían llegado a eso, pero en realidad no les molestó ni un poco. Se sonrieron y continuaron con el beso que rápidamente se hizo más exigente. Izuku soltó un jadeo cuando Katsuki lo sujeto por la cadera, restregando su esponjoso tracero contra la dura erección.

Katsuki soltó un gruñido bajito, y en contra de todos sus instintos y usando hasta la última gota de autocontrol se alejo un poco del pecoso, regresando a la posición que tenían, con Izuku en sus piernas y abrazándolo.

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